El Monasterio de SantaPaula de Sevilla cuenta con dos entradas desde la propia calle Santa Paula. La primera de ellas ya fue descrita con anterioridad y es la que da acceso a la propia iglesia y a uno de sus jardines interiores. La segunda de ellas, abierta a través del compás de los locutorios, permite llegar a la puerta reglar, las dependencias de las hermanas porteras, el museo conventual del que hablaremos profusamente en los próximos días, la tienda donde venden sus famosas mermeladas, la clavería y la capilla del Sagrado Corazón.
Junto a la puerta principal del convento existe una accesoria sobre la que podemos ver el azulejo de arriba con el escudo de la orden jerónima de Santa Paula. A través de esa puerta se accede a la Capilla del Sagrado Corazón de Jesús.
En relación al león rampante del escudo jerónimo cuenta la tradición oral que estando san Jerónimo retirado en el desierto de Palestina, curó la pata, herida por una espina, de un fiero león. El animal, agradecido, no se separó de él. La muerte del santo, el treinta de septiembre del año 420, llevó al león a tumbarse sobre su tumba hasta dejarse morir de hambre. El capelo cardenalicio hace alusión a su vinculación con la sede de Roma, toda vez que llegó a ser secretario del Papa san Dámaso.
La zona de clausura cuenta con dos claustros, uno principal realizado por Diego López Bueno en el siglo XVII, cuando se amplía el convento a consecuencia del auge de la comunidad, haciendo de éste el claustro principal a costa del otro más pequeño, conocido como "patio viejo". Ambos quedan comunicados entre sí mediante una arquería de cuatro vanos sobre columnas pareadas y arcos de medio punto.
El perímetro del monasterio se destina para espacios auxiliares de menor entidad arquitectónica, tales como almacenes, lavaderos, ropería, algunas celdas dispersas, sin olvidar el antiguo noviciado, con estructura diferenciada de casa.
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