Hoy en España celebramos el aniversario de nuestra Constitución "Española", documento jurídico de máxima envergadura a la que tantos meneos se le está dando últimamente desde los púlpitos norteños, cuyos políticos quieren poco menos que cambiarla a su antojo.
Pero también es el día de San Nicolás de Bari a quien vemos representado en este magnífico cuadro anónimo del siglo XVII que podemos ver en la Capilla de Montserrat.
El propio santo tiene, en nuestra ciudad, una iglesia a la que da nombre, aunque más de uno y más de dos la llamen y conozcan de otro modo más femenino, Iglesia de la Candelaria (en honor a la Santísima Virgen María que acompaña los martes santos a Nuestro Padre Jesús de la Salud), en donde se le puede venerar y pedir (recuerden, la petición debe hacer durante tres lunes consecutivos).
Pero, ¿quién fue este santo apellidado con el nombre de una ciudad de la costa adriática de Italia?
Su nombre significa "Protector y defensor de pueblos". Este santo fue tan popular en la antigüedad que se le han consagrado en el mundo más de dos mil templos. Era invocado en los peligros, en los naufragios, en los incendios y cuando la situación económica se ponía difícil, la gente conseguía por su intercesión favores admirables.
Por haber sido tan amigo de la niñez, en su fiesta se reparten dulces y regalos a los niños, y prácticamente con esta fecha se empezaban las festividades de diciembre. Como en alemán se llama "Sankt Nikolaus", lo empezaron a llamar Santa Claus.
Nació en Licia (que se localiza en la actual Turquía), de padres muy ricos. Desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres. Decía a sus padres: "sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto".
Se consagró como sacerdote. Al morir sus padres atendiendo a los enfermos en una epidemia, él quedó heredero de una inmensa fortuna. Entonces repartió sus riquezas entre los pobres y se fue de monje a un monasterio. Después de visitar la Tierra Santa volvió a Turquía y llegó a la ciudad de Mira donde los obispos y sacerdotes estaban en el templo discutiendo a quién deberían elegir como nuevo obispo de la ciudad, porque el anterior había muerto. Encomendaron el asunto a Dios y dijeron: "elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo". Sin saber esto, en ese momento entró Nicolás y por aclamación de todos fue elegido obispo.
El emperador Diocleciano decretó una persecución contra los cristianos y Nicolás fue encarcelado y azotado, pero siguió aprovechando toda ocasión para enseñar la religión a cuantos trataban con él.
En oriente lo llaman Nicolás de Mira, por la ciudad donde estuvo de obispo, pero en occidente se le llama Nicolás de Bari, porque cuando los musulmanes invadieron a Turquía, un grupo de católicos sacó de allí en secreto las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia. En esa ciudad se obtuvieron tan admirables milagros al rezarle a este gran santo, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa.
Las antiguas historias de los niños y los regalos dieron lugar en Alemania, Suiza y Holanda a la leyenda del "niño obispo" y sobre todo a la costumbre de que San Nicolás traiga secretamente regalos para los niños el 6 de diciembre, día en que la Iglesia celebra su fiesta.
Dicha costumbre fue popularizada en los Estados Unidos por los protestantes holandeses de la ahora Nueva York, que paganizaron al santo católico convirtiéndolo en un mago nórdico llamándolo “Santa Claus”. La mitra de obispo fue remplazada por el hoy famoso gorro rojo, desapareció su cruz pectoral y lo mudaron de Turquía al Polo Norte, de donde viene por la nieve en un trineo jalado por renos.