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lunes, 3 de junio de 2024

El Niño Milagroso, cada primer domingo de mes.

 

Ayer fue el primer domingo de mes, en este caso del mes de junio. Y como es tradición, las Hermanas del Convento del Espíritu Santo muestran al Niño Milagroso, la figura religiosa de mayor devoción de todas las que se conservan en el convento y en la iglesia  y a la que se encomiendan los parroquianos y muchos otros sevillanos.


Una leyenda habla que fue llevada por un desconocido, quien un día arribó al trono monacal y pidió el favor a una monja que le guardase un paquete que llevaba consigo, que reclamaría luego. La hermana lo guardó sin cuestionar.

Los días pasaron, hasta completar un año, y el dueño del misterioso paquete nunca regresó. Las superioras del convento tomaron la decisión de no esperar más y descubrir que había en el interior de la caja.

Dentro se hallaba una hermosa imagen del Niño Jesús que llevaba en su mano izquierda una Cruz y en la derecha un silbato en forma de pez. Las monjas de inmediato lo acogieron en la comunidad, y le dieron por nombre «El Niño Esposo». Incluso le confeccionaron varias ropas, entre ellas una de fraile.


Pese a que la imagen permanecía en el convento, comenzó a ser conocida por los fieles, quienes empezaron a recibir múltiples gracias del Divino Niño. Tales eran sus milagros, que dejó de llamarse "Esposo", pasando a ser el "Niño Jesús Milagroso".

De Él recibió revelaciones la Madre Juana de la Cruz Lozano y Soria, quien era religiosa del Monasterio y mística. De acuerdo con las crónicas del convento, el Niño Jesús le pidió que se le colocase en su mano izquierda una campanita como símbolo de las llamadas interiores que Él hacía a las almas.

Llama la atención que el joyero, sin que las monjas le indicaran, grabó en la campana una rosa y una Cruz, tal como el Divino Infante lo había solicitado; y varios devotos han admitido haber escuchado el toque de la campana una vez se realizaba un milagro.

viernes, 21 de julio de 2023

La iglesia del Convento del Espíritu Santo (10): el muro del Coro Bajo.

 

A los pies del templo se abre un gran ventanal con celosía de hierro que separa la iglesia del Coro Bajo del Convento del Espíritu Santo. Allí rezan las monjas del convento.


Sobre el ventanal hay un gran lienzo de Francisco Miguel Ximénez de Alanís. En 1790 firma el cuadro que muestra a Paulo III concediendo la Bula de fundación a las religiosas del Espíritu Santo, en el que Ximénez más parece haberse interesado en el marco arquitectónico que en la representación de los personajes, por lo que trastoca el equilibrio compositivo y hace de lo accesorio un elemento principal. 

Ello responde, sin duda, a la creciente importancia que había adquirido entre los integrantes de la escuela de Domingo Martínez el conocimiento de la arquitectura, haciendo gala en muchos de gran destreza en la interpretación del proyecto. Posiblemente este espíritu creativo tiene que ver con el maestro Domingo Martínez, que llegó a ser pintor y arquitecto de la Catedral.






A la izquierda del muro está la cratícula, una obra de estilo barroco del siglo XVIII. La cratícula es una ventana pequeña o reja pequeña que sirve para que el sacerdote pueda dar la comunión a las monjas sin invadir su espacio monacal. Cratícula literalmente significa rejilla y como cratícula se identifica también a la parrilla del martirio de San Lorenzo:

In craticula te Deum non negavi, et ad ignem applicatus te Dominum Jesum Christum confessus sum.





jueves, 20 de julio de 2023

La iglesia del Convento del Espíritu Santo (9): la Capilla Sacramental.

 


En el muro del Evangelio, entre el retablo del Sagrado Corazón y el retablo de la Adoración de los pastores se abre la Capilla Sacramental, con planta cuadrada y cubierta con bóveda semiesférica y decoración de óculos. 

Está presidido por un retablo neoclásico que alberga diferentes pinturas del siglo XIX que representan a San José, San Marcos, San Pedro y San Antonio de Padua. En el a´tico hay un cuadro de la Inmaculada. Algo anterior parece la pintura que se sitúa en el sagrario, con una interesante iconografía del Niño Jesús con la cruz a cuestas. 


En esta capilla estuvo cobijada durante algunos años la primitiva titular de la hermandad de la Resurrección, la Virgen de la Aurora, obra de Jesús Santos que se conserva actualmente en la iglesia de Santa Marina con la nueva advocación del Amor.







miércoles, 19 de julio de 2023

La iglesia del Convento del Espíritu Santo (8): el Retablo de la Adoración de los pastores.



Sobre el muro del Evangelio, a los pies de la nave y junto al Coro Bajo del Convento nos encontramos con este retablo que lleva el nombre de Retablo de la Adoración de los pastores en honor al cuadro que se encuentra en el centro del mismo y que es una copia del que realizó Bartolomé Esteban Murillo para la iglesia del Convento de los Capuchinos de Sevilla y que se encuentra actualmente en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.

El retablo es de estilo neoclásico. En el ático existe un cuadro de la Anunciación y en el interior de las paredes laterales se han añadido otras cuatro tablas donde se representan a San José, San Antonio de Padua o el Sagrado Corazón.












1668-1669. Óleo sobre lienzo. Bartolomé Esteban Murillo.
Museo de Bellas Artes de Sevilla. Procede de la Iglesia de los Capuchinos, nave de la Epístola.

En esta pintura, Murillo describe la escena en la que los pastores adoran al Niño Jesús. 
A la izquierda se puede observar a los pastores en los que se puede seguir las diferentes etapas de la vida, de la infancia a la vejez: el niño que ofrece la gallina, la joven con su cesto de huevos, un pastor que lleva un cordero y un anciano que mira al recién nacido. 
En el centro la Virgen María, San José y el Niño, sobre los que incide la luz directamente. 
Tras ellos, figura el buey. En la parte superior un rompimiento de gloria con angelotes entre nubes.

martes, 18 de julio de 2023

La iglesia del Convento del Espíritu Santo (7): el Retablo de la visión de Santa Teresa.

 


El último retablo del muro de la Epístola es el de la Visión de santa teresa. Se encuentra situado entre la puerta de entrada y la cratícula del muro del Coro Bajo. el retablo es obra del siglo XVII. 

Presenta una interesante muestra pictórica de Juan del Castillo, fechable hacia 1620, con el tema de la Aparición de Cristo a Santa Teresa de Jesús, una de las visiones de la santa de Ávila en las que veía a Cristo atado a la columna en el momento de ser azotado y en una correcta composición de cuidado estudio anatómico en la figura de Cristo. 

El resto de las pinturas que enmarcan a la principal son obra muy posterior, ya que están firmadas por J. Oliva en 1889 y representan a diversos santos como San Fernando, San Francisco de Asís o San Francisco de Paula. Delante del retablo se sitúa la imagen de la Virgen del Valle, imagen de candelero que porta al Niño Jesús en sus brazos.








lunes, 17 de julio de 2023

La iglesia del Convento del Espíritu Santo (6): el Retablo de San Agustín.

 


En el muro de la Epístola de la Iglesia del Convento de San Leandro, podemos contemplar un excelente retablo dedicado a San Agustín contratado con Felipe de Ribas en 1650 y que sigue las formas arquitectónicas de Montañés, con leves añadidos más barroquizantes, como las guirnaldas de flores o las estrías de los fustes. 


Preside el retablo la talla de San Agustín con la maqueta de un templo, una simbología alusiva a su categoría de Padre de la Iglesia. Como curiosidad, la iglesia representada en la maqueta sigue modelos típicamente italianos, en su cubrimiento y en el campanil de la iglesia, lo que se puede explicar en el empleo de libros de grabados como Los Siete Libros de Arquitectura, que Ribas tenía en su biblioteca.


San Agustín está flanqueado por Santo Tomás de Villanueva y San Nicolás de Tolentino; en la zona superior se sitúan Santa Clara de Montefalco y Santa Rita de Casia, además de dos relieves, uno representando a la Virgen con el Niño y otro con la escena de San Agustín y Santa Mónica en el puerto de Ostia. Las alegorías de la ciega Fe y la Esperanza (identificable por el ancla), completan un conjunto que se debe entender como un programa iconográfico de glorificación de la Orden Agustina.





viernes, 14 de julio de 2023

La iglesia del Convento del Espíritu Santo (5): el Retablo del Sagrado Corazón de Jesús.

 


Uno de los retablos más antiguos dedicados al Corazón de Cristo está en la Iglesia del Monasterio del Espíritu Santo de Sevilla. Siguiendo la manera primitiva de presentar al Corazón de Jesús, mostrándolo solo y aislado de la figura humana, con la llaga, la llama y una radiación luminosa, aparece en este retablo sevillano uno de los primeros signos de la iconografía del Corazón de Jesús.


Este retablo es una obra del siglo XVIII, en que aparece el Corazón de Jesús aislado y en medio de una gran ráfaga, bajo el Espíritu Santo y el Padre Eterno. 

Sobre un original fondo de nubes, a su alrededor están las figuras de los Santos que más difundieron la devoción al Corazón de Jesús: a ambos lados del Corazón están la Virgen y San José, y debajo de ellos están San Juan Evangelista, San Bernardo, San Juan Eudes, San Francisco de Sales, Santa Brígida y San Claudio de la Colombière (jesuita, entonces todavía Beato, y que recibió el encargo de propagar la devoción al Corazón de Cristo).


Pronto dio la Iglesia normas para no reproducir la imagen del Corazón de Jesús aislado de su figura humana, para evitar mal entendidos: así está en un Decreto de la Sagrada Congregación de Ritos del 5 de abril de 1879, en que se aconseja no presentar al culto el Corazón solo sin la figura humana.

Este retablo del siglo XVIII presenta en Sevilla una de las primeras manifestaciones de la devoción al Corazón de Cristo en todo el mundo. Es de un estilo barroco tardío, de un abigarrado alarde de motivos decorativos, que tiene en el centro un manifestador para exponer la custodia con el Santísimo. Así todo el retablo está pensado como una exaltación de la Eucaristía, mostrando en el centro al Corazón Eucarístico de Jesús.

En este monasterio sevillano existe, desde hace más de dos siglos, una de las primeras manifestaciones de la iconografía del Corazón de Jesús, cuando todavía no existía en muchas partes del mundo.


El retablo del Sagrado Corazón destaca por su especial barroquismo y dinamismo y debió ser originalmente una original estructura de retablo-manifestador. Hoy está presidido por una imagen de Santa Orosia, patrona de Jaca, que debió ser añadida con motivo de las restauraciones de 1790.







jueves, 13 de julio de 2023

La iglesia del Convento del Espíritu Santo (4): el Niño Jesús Milagroso.



En el Convento del Espíritu Santo de Sevilla se venera, desde hace siglos, una bella imagen del “NIÑO JESÚS MILAGROSO”. Acerca de la figura del Niño Jesús corre una leyenda que vamos a contar a continuación. Una leyenda, un misterio y una alegría para las hermanas del convento.

Es todo un misterio, como decíamos, conocer la procedencia de la figura infantil y su llegada  al Convento. Cuenta la tradición que “un desconocido llegó al torno monacal y pidió por favor a la monja tornera, le guardarse el paquete o cajón que traía, hasta que vinieran a recogerlo”. La buena voluntad de la hermana tornera quiso que le ofreciera su ayuda al viajero y guardara el objeto.

Pasaron días, meses y, ¡hasta un año!, y nadie reclamaba el paquete confiado. Las monjas expusieron el caso a los Superiores mayores y estos decidieron abrirlo. Fue enorme la sorpresa al descubrir que se trataba de una bella imagen de un Niño Jesús: Con gran alegría lo recibieron en la Comunidad y como no sabían cuál era su nombre lo denominaron “El Niño Esposo”. Por aquellos tiempos, aún existía la rama masculina de la Orden y las monjas lo vistieron como a uno de los frailes de la misma.

En las crónicas del Monasterio del último tercio del siglo XVII se le conoce con este nombre y se relatan las revelaciones que hizo a la Madre Juana de la Cruz Lozano y Soriana, monja del Monasterio y mística por excelencia, que vivió en estos años.

Esta divina imagen, aunque dentro del recinto claustral, empezó a ser conocida por los fieles y a realizar innumerables favores y milagros entre ellos. No es pues de extrañar que su primitivo nombre quedara obscurecido para dar paso a este otro: “NIÑO MILAGROSO”, que ponía de manifiesto la actuación milagrosa a favor de sus devotos.

La imagen lleva en su mano izquierda una Cruz y en la derecha un pequeño silbato en forma de pez y una campanita. En una de sus revelaciones a la Madre Juana pidió le pusieran ésta última, como símbolo de las llamadas que interiormente hacía a las almas. Sin previo aviso, el joyero que la realizó grabó en ella lo mismo que el Niño había pedido: una rosa y una Cruz. Algunas felices personas, dicen haber oído el toque de la campanita al verificarse un gran favor o milagro.

La imagen, contemplada objetivamente, seduce. Tiene un “no sé que”, que arrebata y emociona. Se diría que está viva. Parece que cambia de color algunas veces, que sonríe, que está a punto de hablar, que está más o menos triste o alegre. ¿ ilusiones?. Es algo comprobable...

No se ha podido averiguar, qué escultor la hizo, ni a qué escuela pudiera pertenecer. Sí tenemos, un dato interesante. En un libro sobre obras de arte, realizado en Sevilla, se omitió su imagen al no poder dar referencia sobre la misma.

Un alma muy santa y conocida en esta ciudad, exclamó al contemplarla “Esta imagen tiene rasgos de divinidad”. Y el Niño Jesús en una de sus revelaciones a la Madre Juana le dijo, refiriéndose a la imagen: “ESTE ES MI VERDADERO RETRATO”.

Su festividad se celebra el 3 de Enero, día del Dulce Nombre de Jesús. Tanto en este día, como en el de Pentecostés y los primeros domingos de cada mes, la Divina Imagen se expone en la Iglesia del Monasterio.

miércoles, 12 de julio de 2023

La iglesia del Convento del Espíritu Santo (3): el Retablo Mayor.

 


El retablo mayor es obra de los últimos años del siglo XVIII. La Inmaculada que lo preside es obra anónima anterior, del siglo XVII aunque posiblemente repolicromada. Tallada en madera y policromada en oro, muestra notas de un barroco final en el empleo de estípites y elementos de rocalla, con ciertas tendencias neoclásicas en el progresivo abandono de la ornamentación. Fechable hacia 1760, se estructura en banco, un cuerpo con tres calles y un destacado ático, estando articulado el cuerpo central mediante cuatro grandes estípites, teniendo en la parte central un manifestador neoclásico que indica una posible intervención en el siglo XIX.



En las calles laterales aparecen San Juan Bautista y encima un relieve con el tema de San José con el Niño; en el lateral derecho se sitúa una tabla de San Juan Bautista coronada por un relieve de San Joaquín. Como iconografía propia de la orden, el tema de la venida del Espíritu Santo corona el ático del retablo junto a la representación habitual de la Trinidad. Se encuentra flanqueado el ático por dos tallas de San Agustín y de Santa Tecla.