En la fachada de la Iglesia de la Magdalena podemos encontrar esta lápida de mármol blanco a la que el paso del tiempo y de sus inclemencias ha dado un color amarillento parduzco.
Es curiosa su leyenda, que dice más o menos así:
"Nuestro Santo Padre Benedicto XIII del Sagrado Orden de Predicadores, por Bula dada en Roma Apud Santam Mariam Maiorem el día veintidós de Septiembre del año MDCCXXIV (1724), primero de su pontificado, concede para siempre a todos los sacerdotes de dicho Orden que diciendo misa en cualquiera de los altares de las iglesias de su sagrada religión saquen del purgatorio el ánima del difunto de quien la aplicaren."
Pues bien, ya sabemos que, aunque seamos malas personas en nuestras vidas (pero sólo un poco para no ir al infierno y sí al purgatorio), sólo con que después de muerto nos apliquen una misa podremos salir del mismo.
Déjenle claro a sus sucesores la manera de proceder para cuando falten de este mundo, no vaya a ser que nos veamos en una situación comprometida en otra vida.
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In the front wall of the Magdalena´s Church we can find this tablet in white marble that the passage of time has given it a yellowish color.
There is a curious legend, which says, more or less, this way:
"Our Holy Father Benedicto XIII of the Preachers' Sacred Order, for Bulla given in Rome Apud Santam Mariam Maiorem on September twenty-two of the year MDCCXXIV (1724), first of his pontificate, grants forever all the priests of the above mentioned Order that saying mass in any of the altars of the churches of his sacred religion extract of the purgatory the soul of the deceased of whom they will apply it. ".
Well then, already we know that, though we are bad men or women in our lifes (but only a little bit bad not to go to the hell and yes to the purgatory), just after we dead, our family must apply a mass to us and we will be able to go out of the same one.
Clarify to our successors the way for proceeding for when we will be absent of this world, for don´t have a compromised situation in another life.