En la Plaza del Triunfo, en la base del monumento dedicado a la Inmaculada Concepción, podemos ver cuatro figuras que por su labor en diferentes terrenos de las humanidades defendieron las virtudes conceptistas de la Virgen.
Uno de ellos fue el teólogo Juan Pérez de Pineda (Conocido por Juan de Pineda), quien a pesar de que su labor se centró principalmente en Ginebra, a donde huyó para inmiscuirse de lleno en las reformas que quería implantar Lutero y que tuvieron cierto eco en Sevilla.
Sus seguidores sevillanos fueron quemados en un primer auto de fe. En un segundo auto inquisistorial, fue quemado "en efigie" junto con algunos seguidores más encarcelados.
De la importancia de su obra teológica quedó que de ella bebió Quevedo en su libro sobre el Santo Job.