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martes, 22 de octubre de 2013

El Oratorio de la Escuela de Cristo (4): el muro de la Epístola.



En el muro de la Epístola del oratorio nos encontramos con una hornacina con la imagen de la la Virgen de los Reyes. Durante los años 40 y 50 del siglo XX la devoción por la Virgen de los reyes, patrona de la Archidiócesis, vivió un gran auge gracias al Cardenal Pedro Segura y Sáez. Esto fue motivo de la realización de nuevas reproducciones de la talla de la Virgen original del siglo XIII.

En 1947 se funda el Instituto Obviam Christi para la formación de las vocaciones sacerdotales tardías, teniendo éste su sede durante unos años en el actual Oratorio de la Escuela de Cristo.

Este Instituto encarga al imaginero onubense Manuel Domínguez Rodríguez una réplica de la imagen de la Virgen que, cuando estuvo acabada, se dispuso en la sala de cabildos en un retablo de madera en su color.


Al cabo de los pocos años, el Instituto se marcha  su nueva sede sita en la Calle Madre de Dios pero manifestaron su deseo de que se continuase la veneración de la Virgen en el Oratorio por lo que encargan una imagen de la misma al también artista onubense Sebastián Santos Rojas que es la que actualmente podemos ver en el oratorio pero ya no en la sala de cabildos sino en el segundo tramo del  muro de la Epístola.

Sebastián Santos se ciñó de forma rigurosa al modelo original de Nuestra Señora de los Reyes aunque en un formato más pequeño, respetando hasta las manchas de la encarnadura de la imagen.


Junto al altar, el muro de la Epístola muestra una serie de cuadros con escenas bíblicas y retratos de santos.

lunes, 21 de octubre de 2013

El Oratorio de la Escuela de Cristo (3): el muro del Evangelio.



El muro del Evangelio está descubierto a excepción del tramo más cercano al retablo mayor donde se exponen seis cuadros de santos y otro de mayor dimensión con el descendimiento del cuerpo de Cristo de la Cruz tras su muerte.





domingo, 20 de octubre de 2013

El Oratorio de la Escuela de Cristo (2): el Retablo Mayor.



A finales del siglo XVIII, se produjo en España una merma en la realización de retablos de madera dorada y policromada, así como un cambio de estética impuesta por nuevos Ilustrados que deseaban acabar con la corriente barroca a la que consideraban poco apropiada para la piedad católica al estar basada en el sentimentalismo y la fe, contrarias a la razón defendida por éstos.

Esta circunstancia se acentúa en el reinado de Carlos III cuando, en el año 1777, dicho rey envía una circular a los obispos de E spaña, en la que se dice que, de ese momento en adelante los nuevos retablos tenían que enviarse a la Academia de las Bellas artes de Sanfernando para su aprobación por los profesores, que los despojarían, si los hubiese, de adornos barrocos, o bien sustituían el proyecto por otro más de estética clásica.

Se prohibieron además la realización de retablos de madera, por considerarlos altamente combustibles, y en su lugar se habrían de hacer de mármol o piedra, materiales harto costosos.

Por ello, en 1785, el Canónigo de la Catedral de Ciudad Rodrigo, Ramón Pascual Diez, dicta un manual para la construcción de retablos en estuco jaspeado, que tendrían el mismo efecto que el mármol, pero serían mas barato para su ejecución.


Uno de los escasos ejemplos que han quedado en Sevilla de un retablo realizado en estuco policromado, es el retablo mayor de la Escuela de Cristo de la Natividad. Fue proyectado a finales del siglo XVIII por el arquitecto Fernando Rosales autor del proyecto entero del oratorio, y se ciñó a los parámetros del Neoclásico en los que primaba la austeridad, la sencillez y la pureza de líneas, cosa que encajaba perfectamente con el espíritu de la Escuela de Cristo, institución dedicada exclusivamente al culto interno basado en la meditación del Evangelio.


El retablo se dispone en el centro del presbiterio, y consta de banco y un sólo cuerpo que se articula con dos columnas dóricas jaspeadas en tonos grisáceos, las cuales sustentan un entablamento con triglifos dorados y metopas decoradas con a tributos de la Pasión: la columna y los flagelos, a la izquierda, la corona de espinas y los clavos, al centro y a la derecha, la caña con el hisopo y a lanza.

En el centro, entre las columnas, se dispone la escena del Calvario que tiene que presidir todas las Esc:uelas de Cristo. De rodillas y a los pies del Cristo de la Providencia, obra de Juan de Astorga que representa a Cristo muerto en la cruz, encontramos a la Virgen de la Misericordia.

Dicho conjunto se asienta sobre una peana ante la cual se dispone que, dentro de su austeridad aún conserva notas de barroquismo.

Tiene planta alabeada, jugando con las formas cóncavas y convexas. En las esquinas se situan dos columnas jónicas con el fuste verde y la basa y el capitel dorado que sostienen una una cornisa sobre la que se levanta la cúpula ; sobre ésta caen, a su vez, dos hojas de acanto dorado que sirven de candeleros. El sagrario se corona con las virtudes teologales: la Fe, sobre la cúpula, de pie, victorisa, con los ojos vendados, mostrando la cruz y el sacramento de la Eucarístía; la Esperanza a la derecha del contemplador, sentada sobre la esquina de un frontón mostrando el ancla; y la Caridad a la izquierda, también sentada sobre otra esquina del frontón, sosteniendo un niño pequeño con su brazo izquierdo, mientras el derecho está en actitud de otro pequeño que, en la actualidad está en paradero desconocido.

Todo el conjunto está realizado en madera policromada y estofada en oro con gran virtuosismo del anónimo autor.


Los estatutos de la Escuela dejan claro que los ejercicios que se realizan en la capilla deben estar siempre presididos por la escena del Calvario compuesto por el Crucificado y la virgen Dolorosa. Para tal fin, el hermano Cristóbal Ramos realiza la imagen de la Virgen, pero para el Crucificado se tomó otra ya existente: el Cristo del Calvario, de la Parroquia de San Ildefonso, cuya hermandad, compuesta por mulatos, en ese momento se encontraba disuelta.

Su última estación de penitencia fue en 1731 y a partir de ahí cesó su actividad y a mediados del siglo XVIII los pocos hermanos que quedan ceden sus imágenes a la Parroquia de San Ildefonso, es decir, el Crucificado del Calvario, una Dolorosa y una imagen del Ecce Homo. Los hermanos de la Santa Escuela llegan a un acuerdo con San Ildefonso por el cual se les cede la escultura del Crucificado para su veneración y, de este modo, lo instalan en el retablo mayor junto a la Virgen de la Misericordia.

Así permanece hasta el año 1818 cuando el párroco del citado templo, Don Matías de Espinosa, reclama su imagen para que se le dé culto en su antiguo emplazamiento, iniciándose un pleito que se zanja del siguiente modo: la Escuela debe devolver el Crucificado a San Ildefonso pero a cambio la parroquia queda obligada a un pago de 4000 reales para el encargo de una nueva imagen que sustituya a la anterior.

Recibida la compensación, Francisco Nicolás de la Barrera, en nombre de la Escuela, encarga a Juan de
Astorga un nuevo Cristo en la Cruz, dándosele un año para que lo realice y se le indica que "salga lo más dulce y sensible que sea dable, con la circunstancia de que el rostro goce bien desde el pavimento". Una vez esculpido fue encarnado por Juan de Ojeda y entregado en 1820.

Realmente la pieza es de suma belleza y serenidad acorde con el espíritu neoclásico.


La Virgen de la Misericordia se trata de una Virgen Dolorosa que preside, junto con el Crucificado de la Providencia, la Santa Escuela de Cristo, formando ambos la escena del Stabat Mater.

Se encuentra postrada de hinojos, juntando las manos en actitud de oración y a la vez súplica, alzando su rostro al cielo. Cubre su cabeza con un manto blanco; sobre el mismo, un manto azul con el filo estofado en oro. Se viste con túnica roja, también decorada siguiendo esta misma técnica. Tanto la cabeza como las manos están realizadas en terracota policromada, mentras que las vestiduras son telas encoladas.

La imagen, que mide 144 cm de altura, es del escultor sevillano Cristóbal Ramos. Fue la última obra del autor pues éste murió en 1799 y la imagen se estrenó un año después.


El retablo se corona con una reproducción del Nacimiento de Cristo, famosa pintura del sevillano Bartolomé Esteban Murillo, pasaje titular de esta Santa Escuela, con un marco dorado que, en su parte central superior, tiene una jarra de flores sobre la que cae hacia los lados una guirnalda. A izquierda y derecha del cuadro se disponen dos ángeles ceriferarios de gran tamaño, cada uno de ellos sosteniendo un candelabro.


A los lados del retablo se encuentran dos copias de los retratos de San Isidoro y San Leandro que Murillo realizó para la Sacristía Mayor de la Catedral de Sevilla, de los cuales sólo están los rostros mitrados de los Santos Arzobispos de la ciudad. Por último, en las esquinas se sitúan dos ángeles lampareros, realizados también en madera policromada y estofada en oro. Son la nota barroca a tan sobrio conjunto, puesto que aparecen volando, levantando la pierna izquierda con las alas desplegadas y los cabellos y ropas movidos por el viento. Indudablemente son del mismo taller pero no de la misma mano puesto que las facciones del izquierdo son mucho más delicadas y armoniosas que las del derecho.

*Información recogida de la web http://www.lahornacina.com/seleccionesescueladecristo.htm. Mi agradecimiento a su autor por informarnos con generosidad acerca de las joyas de este recinto tan poco conocido en Sevilla. Poco he modificado de su información original, no por pereza, sino por desconocimiento propio de esta información y mi temor a equivocar al lector con algún desliz que le llevara a la confusión. Para mayor información, les aconsejo que entren en esta magnífica web y se adentren en los pasillos de la historia del Oratorio de la Escuela de Cristo de la Natividad.

sábado, 19 de octubre de 2013

El Oratorio de la Escuela de Cristo (1): la entrada.



En el año 1791 se fundó la Santa Escuela de Cristo de la Natividad en el Convento Casa Grande de San Francisco de Sevilla. Los hermanos solían reunirse en la Sacristía de la Capilla de San Antonio de los Portugueses para meditar sobre los evangelios.

Este espacio pronto se hizo pequeño así que decidieron comprar un solar tras la Iglesia de los Menores, más conocida actualmente por Iglesia de la Santa Cruz con el fin de construir un oratorio.


El encargo recayó en Fernando Rosales, Maestro Mayor del Arzobispado de Sevilla desde 1795. Rosales presentó a la Escuela de Cristo dos proyectos distintos. Una vez realizada la elección se procedió rápidamente a las obras que duran desde 1796 a 1801 aunque desde 1798 hay oficios en el interior del recinto.


El oratorio responde a los cánones neoclasicistas atenuados por algún elemento de estilo barroco. Se trata de un edifico de planta rectangular con bóveda de cañón que se divide en tres tramos por pilastras adosadas que sostienen arcos de medio punto. Sobre las mismas cabalga un entablamento con triglifos y metopas lisas.

a los pies se eleva el coro, en el que podemos ver una copia de la Virgen de las Misericordias que está situada en el retablo mayor.


Al lado izquierdo del oratorio encontramos las diversas estancias auxiliares: sacristía junto al altar mayor, patio, sala capitular y sobre las mismas se sitúa la vivienda del capiller.





lunes, 8 de julio de 2013

La Plaza de la Escuela de Cristo (8): el azulejo de "la Adoración de los pastores".




Sobre una de las paredes de la plaza hay una pila de agua rodeada de macetas.

En dicha pared y en un espacio superior a dicha pila podemos ver este azulejo dedicado a "la Adoración de los pastores" que supone un homenaje al Obispo Don Juan de Palafox y Mendoza . El azulejo fue pintado en 1977 por A. Morilla y fabricado en cerámicas Santa Ana.

La imagen es una copia de un lienzo similar que se realizó en el siglo XVII y está depositado en la Catedral mejicana de Puebla ( catedral de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción), una ciudad del centro-este del país y cuyo nombre oficial es Puebla de los Ángeles.


En la última foto de esta entrada podemos ver el cuadro original de la Catedral de Puebla. En dicha foto vemos el llamado Altar de los Reyes de dicha catedral. A él nos vamos a referir como origen de este azulejo.

El primer cuerpo de este altar se compone por pilastras cuadradas y capitel jónico y en cada intercolumnio están las esculturas de Luis IX de Francia y Santa Isabel de Hungría. En la parte media de este cuerpo se halla el Sagrario con cuatro columnas salomónicas, en el nicho de cristal está la imagen de Nuestra Señora de la Defensa sobre una peana y columna de plata.

En los lados colaterales de este sagrario nos apararecen dos óleos: el nacimiento del Niño Jesús, óleo donde está representado el propio Obispo de Puebla, Don Juan de Palafox y Mendoza (óleo visto de frente, a la derecha) y la adoración de los Santos Reyes (a la izquierda). Todas las pinturas de este altar fueron realizadas por el arquitecto y pintor español Pedro García Ferrer cercano familiar del Obispo Palafox.

Pues este óleo de la izquierda es el representado en el azulejo de la Plaza de la Escuela de Cristo.



Pero ¿quién fue Juan de Palafox y Mendoza? Esta es su historia.

Juan de Palafox y Mendoza (Fitero, 24 de junio de 1600 – Osma, 1 de octubre de 1659), obispo español, ejerció su obispado en Puebla de los Ángeles (México) y más tarde en Osma. Desempeñó asimismo el cargo de consejero del Consejo Real de Indias entre 1633 y 1653.

Era hijo de Don Jaime Palafox, Marqués de Ariza. Nació en Fitero (Navarra). Estudió en Alcalá de Henares y en Salamanca. En 1626 era diputado de nobleza en las cortes de Monzón y, poco después, fiscal de los Consejos de Guerra e Indias. 

Fue ordenado sacerdote y se lo asignó capellán de María Ana de Austria, hermana de Felipe IV, a quien acompañó en varios viajes por Europa.

En 1639 fue presentado por el Rey como Obispo de Tlaxcala (cuya sede era la ciudad de Puebla de los Ángeles), en Madrid. Siendo confirmado por el Papa Urbano VIII, el 27 de octubre de ese mismo año. Se distinguió por sus esfuerzos en la protección de la población indígena de los colonizadores españoles, prohibiendo emplear cualquier método de conversión que no fuera el de la persuasión.

Fue nombrado también visitador y comisionado para someter a juicio al Virrey Don Diego López de Pacheco Cabrera y Bobadilla, Duque de Escalona y Marqués de Villena, de cuya fidelidad al Rey se dudaba en la Corte. Palafox llegó en secreto a la Ciudad de México y la noche del 9 de julio de 1642 mandó arrestarlo, confinándolo en el Convento de Churubusco. Confiscó y remató sus bienes y lo remitió a España.

Durante este periodo, Juan de Palafox ocupó temporalmente el cargo de Virrey de Nueva España, en funciones desde el 10 de junio al 23 de noviembre de 1642. En este lapso formó las ordenanzas para la Universidad, la Audiencia y los abogados, y levantó 12 milicias para la defensa, pues temía que pudieran propagarse por la Colonia las revoluciones de Portugal y Cataluña.

En Puebla fundó el convento de religiosas dominicas de Santa Inés; redactó constituciones para el seminario de San Juan y erigió los colegios de San Pedro (para gramática, retórica y canto llano) y el de San Pablo (para grados académicos) al que dotó de una excelente biblioteca, hoy llamada Palafoxiana. Creó el colegio de niñas dedicado a la Purísima Concepción y dedicó sus mejores esfuerzos a terminar la Catedral, que consagró el 18 de abril de 1649.


Vacante la sede Metropolitana por la muerte de Monseñor Don Feliciano de Vega y Padilla (1641) mientras viajaba desde Acapulco, el Cabildo eclesiástico lo eligió Arzobispo de México el 12 de noviembre de 1643.

Su defensa de la Jurisdicción episcopal es un capítulo que sólo puede entenderse teniendo presente la responsabilidad del Obispo como ejecutor de las disposiciones del Concilio Tridentino. El gesto de la designación de Conservadores (mayo de 1647), que llegaron a declarar Sede Vacante con el Obispo presente en el territorio, haciendo caso omiso de tres provisores designados legítimamente para suplirle en caso de ausencia, revestía una gravedad tal, que, según diagnosticaba Palafox, amenazaba la estructura misma de la Iglesia. Sobre el tema escribió Palafox mucho y muy claro, obligado a contrarrestar la propaganda de sus adversarios. Sin embargo, en la historiografía eclesiástica, su versión ha tenido menos eco que la contraria.

A causa de no ser aceptado por los regulares a sujetarse a visita y examen, conforme lo disponían varias cédulas reales, Palafox nombró 36 curas regulares y erigió otras tantas parroquias.
Debido a su papel en el contencioso mencionado, encontró la hostilidad de los jesuitas (1645), lo que motivó su gran animadversión hacia ellos. En dos ocasiones (1647 y 1649) manifestó mediante quejas formales ante el papado de Roma sus desavenencias. Inocencio X, sin embargo, rechazó estimar sus censuras, y todo lo que pudo obtener fue un informe de 14 de mayo de 1648 que instaba a los jesuitas a respetar la jurisdicción episcopal.

En 1653 los jesuitas consiguieron su traslado a España.

En España fue nombrado obispo de Osma, donde murió a los pocos años. Está enterrado en su Catedral, en una capilla cuyo nombre es Capilla del Venerable Palafox.

domingo, 7 de julio de 2013

La Plaza de la Escuela de Cristo (7): recuerdo a Paco Ferrand.



En la Plaza de la Escuela de Cristo hay un azulejo en recuerdo de quien fuera Hermano Mayor de la Hermandad de la Santa Cruz entre 1986 y 1994, Don Francisco Ferrand Sierra tras su fallecimiento en noviembre de 1996.

La placa se colocó unos meses después, en Martes Santo de la siguiente Semana Santa.

sábado, 6 de julio de 2013

La Plaza de la Escuela de Cristo (6): la pila.



Bajo el azulejo de la Adoración de los pastores nos encontramos esta pila de piedra granitíca que sirvió de fuente para los visitantes de la plaza.

viernes, 5 de julio de 2013

La Plaza de la Escuela de Cristo (5): la Cruz.



En uno de los rincones de la plaza y bajo el techo de una ventana saliente en la planta superior nos encontramos esta cruz de hierro forjado pintada de verde anclada a una columna baja y fina de mármol blanco que está sujeta a la pared para evitar su caída.

Es una cruz que se instaló en el siglo XIX pero desconozco su historia.


jueves, 4 de julio de 2013

La Plaza de la Escuela de Cristo (4): el Oratorio de la Escuela de Cristo.



Justo entrando en la plaza, nos encontramos a la izquierda la fachada del Oratorio de la Escuela de Cristo de la Natividad, una fachada de claro estilo manierista.

Esta portada está pintada a tres colores, blanco, albero y granate y consta de un alto hueco acabado en arco de medio punto que aparece enmarcado entre pilastras que soportan un sobrio entablamento. Sobre él se crea un frontón recto y roto en el centro para presentar el símbolo de la cruz, cobijado a su vez por un frontón triangular completo que corona la composición. 

Ésta se complementa con dos sencillos pináculos a eje con las pilastras, asentados sobre recrecidos de pilastra y acabados con pequeñas esferas.


En Sevilla, llegaron a existir hasta tres Escuelas de Cristo. En 1925, y promovido por Francisco Sánchez Castañer, se inicia un movimiento de restauración de la institución creando así la Asociación Venerable y Santa Escuela de Cristo de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, que perdura aún en el Oratorio del Barrio de Santa Cruz de Sevilla. 

La Hermandad había sido fundada originariamente en 1791 en el compás del convento de San Francisco. En 1794 pasa al claustro de los Menores (Orden de Clérigos Regulares Menores), en donde residió mientras se edificaba una capilla propia sobre unas casas compradas el 10 de julio de 1796 contiguas al Convento de los Menores, del que formaba parte la actual Iglesia de Santa Cruz. Las obras corrieron a cargo del maestro alarife Fernando de Rosales.

De los hitos más importantes de su historia se encarga de recordárnoslo una placa y un azulejo que podemos ver junto a la puerta de entrada del oratorio y que podemos leer más abajo.








miércoles, 3 de julio de 2013

La Plaza de la Escuela de Cristo (3): el retablo del Cristo de las Misericordias.



Justo en la pared que da a las dependencias de la Iglesia de la Santa Cruz, nos encontramos con un retablo cerámico con la imagen del Cristo de las Misericordias, titular de la Hermandad de la Santa Cruz.


Esta imagen fue pintada y fabricada en 1922 por el pintor José Tova Villaba. Según nos explica el portal retabloceramico.net:

"En 1922, poco antes de morir, José Tova pinta y firma el azulejo del Santísimo Cristo de las Misericordias por encargo del hermano mayor de esta Cofradía, don Ricardo Morales Montoya, que se instala en el compás de la iglesia de Santa Cruz, actualmente rotulado con el nombre de Patio de la Escuela de Cristo. La imagen se recorta sobre un retablo cruciforme y está coloreado con los típicos pigmentos de la fábrica Tova Villalba: el ocre amarillo y los toques verdosos. Es obra muy hermosa de gran calidad, que en 1945 se intenta reformar su fisonomía, al acordar la junta de gobierno ponerle un tejadillo, una baranda de hierro para colocar macetas y el consabido limosnero. Pero el párroco de la iglesia, don Emiliano Rodríguez se opone a este proyecto, no viéndose cumplida tal aspiración hasta el 19 de enero de 1947.

El Cristo, que aparece coronado de espinas, tiene de fondo unas tinieblas en azul oscuro, sonde aparece una diminuta y anecdótica luna a la que parece mirar el crucificado. La imagen está enmarcada dentro de un retablo cruciforme, decorado con cardos, entre ángeles."

martes, 2 de julio de 2013

La Plaza de la Escuela de Cristo (2): San Cayetano.



Al final del callejón, ya a punto de entrar en la plaza y estando bajo el techo de las viviendas que rodean el lugar en sus plantas superiores, nos encontramos a la derecha con una pequeña hornacina con cristal de seguridad en el que está la figura de San Cayetano.


San Cayetano de Thiene, según indica un azulejo adjunto, fue fundador de los Teatinos (un inciso, los teatinos o clérigos regulares son los miembros de una orden religiosa masculina de la Iglesia Católica, formada por clérigos que profesan los votos de la vida religiosa. La Orden fue fundada en Roma en 1524 por el santo al que podemos ver dentro de la hornacina).

A esta hornacina se acercan algunos creyentes a pedirle favores rezando una plegaria que también podemos ver en el azulejo.


lunes, 1 de julio de 2013

La Plaza de la Escuela de Cristo (1): la plaza.



La Plaza de la Escuela de Cristo es uno de los recónditos rincones más desconocidos del Barrio de Santa Cruz. Realmente no se sabe muy bien si es una plaza o es, simplemente, un patio, pues está situado en el interior de una de las manzanas del citado barrio teniendo por única vía de escape pública un callejón al que se le ha dado el nombre de barreduela Carlos Alonso. Este estrecho callejón muere en la calle Ximénez de Enciso.


La plaza es rectangular y tiene en piso empedrado con cantos rodados en el centro y bloques de piedra en los lados que circunvalan la plaza. cuatro árboles (naranjos y limoneros) dan sombra al lugar y lo mantienen fresco en verano.

Son varios los elementos importantes de la plaza, a cada uno de ellos les vamos a dedicar una entrada específica.