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lunes, 9 de julio de 2012

El Colegio de Niñas Nobles.



El Colegio de “Niñas Nobles del Espíritu Santo” de Sevilla, estuvo, desde sus orígenes, vinculado estrechamente al Convento del Espíritu Santo, Monasterio perteneciente a la Orden del mismo nombre que se fundó en nuestra ciudad entre los años 1538 y 1540.

Su proyecto, realización y mantenimiento fue obre del Exmo. Sr. Cardenal D Manuel de Arias y Porres, que rigió esta Sede desde el año 1702 al 1717, como podemos ver en este mármol colocado sobre la puerta principal.


Desprendido y generoso con los necesitados, este cardenal dejó fama de limosnero. Para conmemorar las victorias de Felipe V en Italia, repartió sus rentas entre hospitales y pobres de la ciudad. A su muerte se dijo: “desapareció el tesorero general de todos los necesitados”.

Ya en Sevilla, concibió la idea de fundar un Colegio para las hijas de familias nobles que hubieran venido a menos en sus bienes materiales y así lo realizó.

Para llevar a cabo la dirección de tan importante empresa fijó sus ojos en el Monasterio del Espíritu Santo, teniendo en cuenta, por una parte, los principios de la Orden a que pertenecía y, por otra, que en dicho Monasterio se practicaba, desde hacía siglos “la vida común”.


La Comunidad aceptó muy gustosa la proposición que se le hacía y se llevó a cabo el proyecto. Fue todo un éxito. Empleando siempre los bienes de su patrimonio particular, compró unas casas contiguas al Monasterio elegido y creó un recinto único en su especie y destino. 

Le dio Estatutos propios, creando así un Seminario de Niñas Nobles que se denominó “del Espíritu Santo”, regido siempre por la comunidad elegida.

Según las disposiciones del Arzobispo, las colegialas habían de ser doce, tener cumplido los siete años y no exceder de diez, ser de conocida nobleza y pobres: estarían en el Colegio hasta los diecisiete años en cuyo tiempo, si deseasen ser religiosas en convento de vida común se les proporcionaría la dote.

La inauguración de dicho Colegio, recogido en las crónicas del tiempo, fue con toda fastuosidad el día 5 de Agosto de 1711.

Entre las disposiciones del Prelado, para cuya obra dejó como herencia todos su bienes, nombró como Patrono de la Obra Pía al Arzobispo que por tiempo fuera de esta Archidiócesis.


Este Colegio se mantuvo durante más de dos siglos, hasta que la merma de los bienes heredados hizo impracticable su continuidad, tal como lo concibiera su fundador.

Entre las alumnas insignes que pasaron por él hemos de contar bastantes niñas que se consagraron a Dios en la vida religiosa y, entre ellas, cabe destacar a la fundadora de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, hoy Beata Nazaria Ignacia March y Mesa.

Este colegio está situado en el numero 1 de la Calle Dueñas, entre la Iglesia de San Juan de la Palma y el Palacio que lleva el nombre de la calle.