¿Acaso mentía el gran Silvio Fernández cuando decía que "Sevilla no tiene que demostrar que es la ciudad más bonita del mundo"? Así es Sevilla, un lugar que enamora por sus rincones únicos, piedras antiguas y cantes hondos que se mezclan entre históricos palacios reales y soleadas alamedas, una ciudad que se mece sobre las plateadas aguas del Guadalquivir y es acunada por un cielo tan luminosamente azul que merece escribirle los versos más bellos del mundo.
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sábado, 28 de febrero de 2015
La casa de las naos.
Realmente no sé si este tipo de cerámica tiene la suficiente envergadura artística o histórica como para ponerla de relieve en este blog, pero es que cuando pasé por delante del número 41 de la calle Boteros me llamó mucho la atención que los motivos centrales de los zócalos laterales de este zaguán fueran, en concreto, estas dos naos que podéis ver en las fotos. Era algo que no había visto antes en domicilios particulares.
Ésta y no otra es la razón por la que me atrevo a enseñároslas.
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