En la Plaza del Triunfo, a los pies del monumento a la Inmaculada Concepción podemos ver la estatua de cuatro personajes históricos sevillanos que, cada uno en su esfera, defendieron, promocionaron o glosaron la inmaculada concepción de la Virgen María.
Allí están el teólogo jesuíta Juan de Pineda, el insigne pintor Bartolomé Esteban Murillo, el escultor no menos insigne Juan Martínez Montañés y el menos conocido de todos, un poeta de nombre Miguel Cid.
Pero Miguel Cid no sólo tiene retrato y monumento en Sevilla, también tiene calle junto a la Iglesia de San Vicente, donde empieza y termina en la Calle Marqués de la Mina.
Sobre la fachada eclesial podemos ver este azulejo inmaculista bajo el nombre del poeta y sobre otro azulejo donde se lee una de sus famosas coplas a la Inmaculada Concepción:
Todo el mundo en general
a voces reina escogida
diga que sois concebida
sin pecado original.
Sobre la autoría de estos versos por parte del poeta hay discrepancias ya que fue su hijo quien publicó la obra dispersa de Miguel Cid y en ella incluyó estas coplas sin conocer exactamente su procedencia. Pero esto da para otro texto y en otra ocasión.