miércoles, 19 de septiembre de 2018

La Virgen del Perpetuo Socorro de la Plaza de los Refinadores.



La Plaza de Los Refinadores sevillana es uno de los rincones más reconocibles de nuestra ciudad, principalmente por la estatua que el municipio, a través de Arteconsa dedicó a Don Juan Tenorio en 1974, el célebre personaje de José Zorrilla. La plaza es de traza rectangular y está abierta por una esquina al Paseo Catalina de Ribera.


Sobre la fachada del número 12, casa conocida como la de Don Luís Prieto, casa que se construye entre los años 1915 y 1919 de la mano del arquitecto sevillano Aníbal González, situamos un retablo cerámico con marco y tejaroz de ladrillo. La imagen, pequeña, que se representa en dicho retablo es la de la Virgen del Perpetuo Socorro exactamente igual a otra que existe en la calle Mateos Gago. Si quieren conocer algo más sobre su iconografía, en este enlace que ya publicamos lo pueden hacer.






jueves, 13 de septiembre de 2018

Tres escalones, tres columnas, tres cruces y tres banderas.




La calle de las Cruces desemboca en la malnombrada plaza de las Cruces.

Ambas localizaciones llevan el mismo apelativo, ambas referidas a unos elementos religiosos que destacan en sus espacios.

La primera lleva su nombre gracias a una pareja de cruces de madera pintadas de verde e incrustadas en su pared norte y cuya historia ya hemos contado con anterioridad. La segunda debe su nombre a las tres columnas de mármol blanco que sostienen otras tantas cruces de hierro forjado.

En la foto de arriba podemos ver las perspectiva de las columnas desde la calle estrecha y sombría a la que hacemos referencia y que lleva hasta el final del ensanche cruzándose con la calle Doncellas.


Antiguamente el lugar era conocido como la plaza de los Cuatro Vientos, pero este nombre ha decaído en favor del nombre de plaza de las Cruces aunque éste último no es oficial. El calvario que se representa está construido sobre un pedestal de ladrillo de tres escalones y está rodeado por una verja de hierro.

En el interior nos encontramos con tres columnas, la del centro, más alta, con capitel corintio y las laterales con capiteles dóricos, que sustentan tres cruces.





miércoles, 12 de septiembre de 2018

Un pedacito de la Plaza de la Alianza.




La Plaza de la Alianza posiblemente sea uno de los rincones más bellos del barrio de Santa Cruz y, por ende, de la propia Sevilla.

La Plaza de la Alianza corona, por su parte más alta, a la calle Joaquín Romero Murube, una vía empedrada que acaricia un trozo del mural de la parte norte de las murallas del Alcázar.

A ella también se une, sin solución de escapatoria, el callejón donde estaba situada la casa-estudio de un torero de Filadelfia, John Fulton, el norteamericano que más amó la fiesta de los toros y que, en su entierro, y sobre los hombros de sus amigos, dio una vuelta al ruedo de la Maestranza.

A este lugar también desemboca la calle Rodrigo Caro, que abre dos flancos, uno por cada una de las esquinas de la arista sur de la plaza. Dos chorros de agua y vida desde donde surgen continuamente visitantes que se plantan, junto a la pequeña fuente central, asombrados por la belleza de este rincón que sirve de pórtico al barrio de Santa Cruz.

Pero no podemos irnos de la Plaza de la Alianza sin acercarnos al gran retablo cerámico que adorna la entrada por la calle Romero Murube. Es la imagen del Cristo de las Misericordias, titular de una de las cofradías más señeras del barrio, la Hermandad de la Santa Cruz. El azulejo se colocó allí en 1975 y, cada martes santo, a la sombra de la luna, se unen la imagen real y la pintada en el retablo con sólo unos centímetros de distancia.