¿Acaso mentía el gran Silvio Fernández cuando decía que "Sevilla no tiene que demostrar que es la ciudad más bonita del mundo"? Así es Sevilla, un lugar que enamora por sus rincones únicos, piedras antiguas y cantes hondos que se mezclan entre históricos palacios reales y soleadas alamedas, una ciudad que se mece sobre las plateadas aguas del Guadalquivir y es acunada por un cielo tan luminosamente azul que merece escribirle los versos más bellos del mundo.
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viernes, 30 de agosto de 2019
La entrada de Santa María la Blanca.
La Iglesia de Santa María la Blanca es una de las iglesias más impresionantes de Sevilla. Su larga historia, siendo sede de tres religiones, su artesanada bóveda de cañón o su magnífico retablo mayor de por sí justifican una visita pausada, pero el visitante se va a encontrar mucho más.
La restauración a conciencia del templo ha sacado a la luz lo mejor de su cúpula, de sus capillas laterales y de sus lienzos, incluidos dos de Bartolomé Esteban Murillo.
jueves, 10 de octubre de 2013
Iglesia de Santa María la Blanca (15): la Capilla Sacramental.
La Capilla Sacramental está situada junto a la nave de la Epístola, por la que tiene acceso y sus muros dan al exterior por la calle Archeros. Es de planta rectangular, dotada de una entrada en forma de arco de medio punto y cancela. Los tres vanos están decorados con molduras en madera doradas y zócalo de azulejos en tonos blanco y azul. El arquitecto de la capilla fue Diego Gómez, que era el maestro mayor del Arzobispado.
En ella podemos ver dos retablos que vamos a describir a continuación, siendo el primero de ellos el de San José que nos lo encontramos justo frente a la entrada de la capilla.
Este retablo se estrenó el día de la Virgen de las Nieves de 1758. Sin embargo se reutilizaron algunas piezas y tallas del anterior. En una cartela existente en la clave de la hornacina central consta el siguiente texto: “Rezando un credo delante del Ssmo. Cristo de la Salud, que se venera en esta capilla, se gana 40 días de indulgencias concedidas por el Exmo. Sr. Don Luis Salzedo y Azcona, arzobispo de Sevilla. Año de 1722”.
Como hemos dicho anteriormente, en el primitivo retablo se hallaba sobre la imagen de San José el lienzo de La Cena, realizado por Murillo en 1650. Estuvo emplazado en la cabecera, lado de la Epístola, hasta 1747, cuando fue desplazado por el retablo de San Pedro. El retablo actual de San José, tallado, ensamblado, pintado y dorado, mide 4,75 metros por 3,28, incluyendo la mesa del altar.
Para costear su dorado se invirtió en 1758 el producto de la venta de unos serafines y la vara de plata del patriarca. Es un retablo de tres calles, separadas por estípites, con decoración rocalla.
En el banco se halla dentro de un fanal un Nacimiento, de pequeño formato, realizado en terracota, atribuible a Cristóbal de Ramos. Debe datar de la fecha del retablo, de hacia 1758.
En la calle central preside la talla de San José, tallada, ensamblada, pintada y dorada, que mide 1,23 metros por 49 centímetros. Fue donada en 1677 a la hermandad Sacramental por el capitán don Francisco Blanco, hermano de esa institución. El mismo dio tres doblones para la cera del retablo en la festividad de San José. El nombre del donante, y la fecha, constan asimismo bajo la peana del santo. En las hornacinas laterales flanquean al patriarca las pequeñas tallas de San Joaquín y de Santa Ana. Corona el conjunto una imagen de la Inmaculada Concepción.
Junto al Retablo de San José nos encontramos con el del Cristo del Mandato y la Virgen del Pópulo pertenecientes a la Cofradía del Sagrado Lavatorio.
Sus imágenes pertenecen a una extinguida Hermandad, que a su vez fue el resultado de la fusión con otras. Los primeros datos documentales de la Cofradía del Sagrado Lavatorio y Virgen del Pópulo datan de fines de la década de 1590. Esta hermandad y cofradía tiene sus orígenes a fines del siglo XVI o comienzos del XVII, uniéndose en 1623 a la de la Quinta Angustia, para separarse con posterioridad.
La primera, que salía procesionalmente la tarde del Jueves Santo, llevaba tres pasos: el de Jesús lavando los pies a los Apóstoles, el del Cristo del Mandato y el de la Virgen del Pópulo. La Hermandad radicaba en 1598 en la iglesia de San Esteban y en 1610 en Santa María la Blanca.
Consta que la capilla se reconstruyó en este templo en 1659. Esta institución decayó a mediados del siglo XVII, saliendo procesionalmente por última vez en 1662. Por esa razón, diez años después, a instancias de Justino de Neve, a la sazón Presidente de la Hermandad Sacramental de esta parroquia, se fusionaron ambas hermandades. A partir de entonces la nueva hermandad, fusionada, recibió el nombre de “Santísimo Sacramento, Lavatorio y Ntra. Sra. del Pópulo”. Su retablo se halla en la actualidad ubicado en la cabecera de la capilla Sacramental.
Este recinto se estrenó el día de la Virgen de las Nieves de 1758. Entonces se dotó de dos nuevos retablos: uno el del Cristo del Mandato y el otro el de San José. El año anterior, en Cabildo de 16 de enero de 1757 “se nombraron diputados para la venta del retablo que se ha de quitar del altar del Pópulo, frontaleras y frontal”. Hasta entonces estas imágenes se hallaban en la actual capilla de San Juan Nepomuceno, en la cabecera, lado del Evangelio.
El retablo es de madera dorada. Su cuerpo central consta de un amplio arco, que alberga en el centro la talla del Cristo del Mandato, a su derecha, la Virgen del Pópulo y, a su izquierda, la imagen de San Juan Evangelista. Las enjutas del retablo están talladas con decoración de motivos vegetales. Una caja cruciforme enmarca al crucificado.
Sobre el Cristo del Mandato, Celestino López Martínez documentó que en 20 de noviembre de 1598, Diego García de Santana, pintor de imaginería, declaraba que tenía acabada una talla de Cristo, de pasta de madera, con sus potencias y corona de espinas, para “el Pópulo, que es una cofradía nueva, que solía estar en San Esteban, y que su hechura se concertó en 20 ducados".
Debió ser retallada su cabeza en el Barroco, como evidencian sus rasgos. Es posible que ello fuera hacia 1698, año en el que se hizo nueva la talla de San Juan Evangelista. También consta que se restauró en 1727 por el escultor José Montes de Oca. Mide 1,70 metros. y es un Cristo muerto, con la cabeza caída sobre su pecho. Tiene tres clavos, estando los superiores taladrando las palmas de sus manos. El pie derecho monta sobre el izquierdo, en un escorzo, y el sudario está anudado hacia su lado derecho.
Por otra parte la cruz es arbórea y cilíndrica. Consta que sus andas procesionales fueron realizadas en 1637 por Leonardo de Ribera, y que en 1640 Agustín Franco, maestro dorador y pintor, se obligaba a dorar y pintar la parihuela.
La Virgen del Pópulo es una imagen de vestir. Mide 1,45 metros. Su cabeza es de pasta y las manos de madera, con su correspondiente encarnadura; el resto es de candelero. Aunque data de comienzos del siglo XVII, los ojos de cristal, ligeramente entornados hacia abajo, y la posición de las manos, análogas a las Dolorosas de la Semana Santa sevillana, evidencian que experimentó reformas en los siglos XVIII y XIX. Se atribuye la talla original a Pedro Nieto.
La imagen de San Juan Evangelista que le acompaña es también de candelero, de tamaño menor del natural. Consta que se rehízo totalmente en 1698, desde la cabeza, manos, candelero y vestiduras. Tiene la cabeza elevada, con grandes ojos de cristal, túnica de tela encolada, y las manos en actitud de diálogo, como es tradicional en esta iconografía sevillana, cuando acompaña a la Virgen. El profesor José Roda Peña ya demostró documentalmente en 1.985, que la hermandad pagó en 1698, 113 reales por “la cabeza, manos y vestiduras de San Juan”.
Al entrar, vemos a la derecha, un cuadro-retablo con una pintura al óleo que representa a la Virgen con el Niño.
miércoles, 9 de octubre de 2013
Iglesia de Santa María la Blanca (14): el Retablo de San Pedro en cátedra.
El retablo de la nave del Evangelio más cercano al presbiterio es el dedicado a San Pedro en Cátedra. Es de madera policromada y de pequeñas proporciones, mide: 5,75 metros por 3,45 m., incluyendo la mesa de altar. Consta de un banco y un cuerpo, flanqueado por estípites, con una hornacina central que alberga la imagen titular. Su cornisa se enrosca formando dos grandes volutas, que recogen el ático, donde hay un pequeño óleo sobre lienzo con el tema de la Adoración de los Reyes Magos.
n las entrecalles hay medallones en relieve con escenas alusivas a la Pesca milagrosa y al Arrepentimiento de San Pedro. El conjunto se remata con un pabellón de telas encoladas, que sostienen ángeles, más un querubín. También hay otros cuatro querubines en el arco que corona la figura sedente.
No está documentada la autoría del retablo. Podría ser obra de Manuel García de Santiago. Sus características son comunes a su obra documentada: único cuerpo en los de pequeño tamaño, con calle central destacada con hornacina, soportes de estípites y frontón mixtilíneo con volutas. De ser cierta esta hipótesis, sería su primera obra conocida.
La imagen de San Pedro, en su cátedra, mide: 83 centímetros de altura por 57 de ancho. Es de madera dorada y estofada, con tiara y llaves de plata. Es de autor anónimo y debe datar de la segunda mitad del siglo XVII. Salía procesionalmente el día del Corpus, con la Sacramental.
Para resumir su historia antes es obligado hablar previamente del lienzo de La Última Cena. Sabíamos que había sido pintado por Murillo en 1650 para la hermandad Sacramental de este templo, en cuyo altar fue colocado el 30 de noviembre de ese año. El cuadro se colocó en un retablo de la capilla Sacramental, ubicada en el templo primitivo en la cabecera, lado del Evangelio, donde en la actualidad se halla la capilla de San Juan Nepomuceno.
Esta capilla la compartían también las hermandades del Lavatorio y del Pópulo. Tras el estreno del nuevo templo en 1665, este retablo, junto con su Sagrario, se trasladó a la cabecera, lado de la Epístola, al lugar donde ahora se halla el retablo de San Pedro. En la antigua capilla Sacramental permanecieron las imágenes titulares de las otras cofradías.
El lienzo de Murillo se puso entonces coronando la talla del patriarca. Aquí permaneció este retablo hasta la década de 1740. En 1734 se había solicitado sustituirlo por otro, dedicado a San Pedro, cuya imagen titular no tenía retablo, por lo que la talla se ponía indistintamente en el altar mayor o en el de la Piedad. Al año siguiente se le pusieron nuevas la tiara motivo del estreno de la iglesia del Sagrario. Sin embargo la propuesta de cambio no se aceptó hasta 1743, y el nuevo retablo se estrenó en 1747.
En Cabildo de 8 de marzo de 1747 de la Hermandad de Sacerdotes de la cátedra de San Pedro, sita en este templo, se informa que el retablo estaba acabado, a falta de dorado, estrenándose el 11 de septiembre de ese año.
martes, 8 de octubre de 2013
Iglesia de Santa María la Blanca (13): La Capilla Bautismal.
A los pies de la iglesia nos encontramos con una pequeña capilla cerrada con reja de hierro a dos hojas en cuyo centro se halla una pila bautismal de piedra de mármol blanco y rojizo.
De sus paredes se desprende la luz exterior a través de una vidriera donde se representa la escena del Bautismo de Cristo por el propio Juan el Bautista.
a su derecha sale una puerta que nos lleva directamente al coro de la iglesia y a la torre de la fachada.
lunes, 7 de octubre de 2013
Iglesia de Santa María la Blanca (12): el Retablo de la Santísima Trinidad.
Se encuentra situado en la nave de la Epístola, entre la Sacristía y la portada lateral. Se trata de una pieza fuera de escala, por su monumentalidad, y fuera de sitio, ya que desdice este retablo neoclásico en un templo barroco del siglo XVII.
Está realizado en madera, con pilastras de orden corintio. De la parte frontal cuelgan capiteles péndola. El grupo escultórico que alberga, con la Trinidad, es obra atribuida con fundamento a Blas Molner (1737-1812), un escultor valenciano afincado en Sevilla desde 1766, en donde llegó a ser Director de la Academia de las Tres Nobles Artes, y uno de los principales representantes de la escultura neoclásica en esta ciudad.
Como es tradicional en esta iconografía aparece Dios Padre teniendo a su derecha a su Hijo, ambos sedentes sobre la bola del mundo y nubes a los pies. Corona el grupo el Espíritu Santo en forma de paloma. A los pies de Jesucristo un ángel porta la cruz. En el banco del retablo figura un interesante grupo de la Piedad, de barro cocido.
El retablo procede del Beaterio de la Trinidad, institución que aunque tiene su origen en 1717, su templo no se abrió al culto hasta 1790, siendo bendecido por su bienhechor, don Bartolomé Cabello Barroso, racionero de la catedral y párroco de Santa María la Blanca. A instancias suya se trasladó este retablo a Santa María. La fecha debió ser en torno a 1793.
Como es tradicional en esta iconografía aparece Dios Padre teniendo a su derecha a su Hijo, ambos sedentes sobre la bola del mundo y nubes a los pies. Corona el grupo el Espíritu Santo en forma de paloma. A los pies de Jesucristo un ángel porta la cruz. En el banco del retablo figura un interesante grupo de la Piedad, de barro cocido.
El retablo procede del Beaterio de la Trinidad, institución que aunque tiene su origen en 1717, su templo no se abrió al culto hasta 1790, siendo bendecido por su bienhechor, don Bartolomé Cabello Barroso, racionero de la catedral y párroco de Santa María la Blanca. A instancias suya se trasladó este retablo a Santa María. La fecha debió ser en torno a 1793.
domingo, 6 de octubre de 2013
Iglesia de Santa María la Blanca (11): la nave de la Epístola.
A la derecha de la iglesia nos encontramos con la nave de la Epístola que comienza, a los pies del templo, con la capilla Bautismal y finaliza con el Retablo de San pedro en cátedra. De los muros de esta nave nace una puerta que nos lleva a la Capilla Sacramental que limita con el muro exterior de la Calle Archeros.
La bóveda de la nave de la Epístola es de arista.
Además de los anteriormente citados podemos ver allí el Retablo de la Santísima Trinidad con una pequeña hornacina donde se representa, en barro, la escena de la piedad.
sábado, 5 de octubre de 2013
Iglesia de Santa María la Blanca (10): Retablo de la Piedad.
El lienzo que podemos ver en la imagen fue realizado en el siglo XVIII por Domingo Martínez y lleva por título "la Anunciación de la Virgen". está colocado en este retablo por la sencilla razón de que el retablo original está depositado, de momento, en el Museo de bellas artes de la ciudad y se está procediendo a su restauración. Por tanto, aunque visualmente no podamos verlo representado, vamos a proceder a describir este Retablo de la Piedad tal cual es según lo hizo el Profesor Don Teodoro Falcón.
el Retablo de la piedad se halla en la nave del Evangelio, y fue realizado por Luis de Vargas en 1564.
Está ejecutado en madera pintada, estofada y policromada. Mide 4,76 metros de altura por 3,40 de anchura. Se hizo por encargo de Francisco Ortiz Alemán y su esposa Melchora de Maldonado, según consta en la base del retablo, en el marco, con la fecha de realización y de restauración en 1774.
Se trata de un tríptico, de arcosolio, con tablas al óleo separadas por cuatro columnas abalaustradas.
Preside el tema de la Piedad con rasgos manieristas. En el centro-derecha de la composición figura la Virgen, con su Hijo muerto, depositado sobre una sábana. Le ayudan San Juan Evangelista y las Marías. Besa los pies del crucificado la Magdalena arrodillada, teniendo en primer plano un plato hondo con la esponja ensangrentada, y dos recipientes para ungirlo, con tipologías características de la época. Arriba, al fondo, el monte Calvario y, a la izquierda, un grupo rodea el Santo Sepulcro. En la gama de colores predominan los tonos pardos. La Virgen, con túnica rojiza, manto marrón y velo blanco. La firma del autor se halla en el ángulo inferior derecho: Luisius de Vargas faciebat.
En el tímpano preside un relieve con el Padre Eterno y en las enjutas la Fe y la Caridad. Según Ponz (1780) figuraban también los retratos de los donantes. En las calles laterales se hallan las tablas de San Juan, a la izquierda, y de San Francisco, a la derecha. San Juan Bautista (1,43 x 0,51) se halla representado de pie, delante de un árbol, con un libro en la mano izquierda y con la derecha señala al Cordero de Dios. La Estigmatización de San Francisco de Asís, representa al santo arrodillado, en presencia de un ángel. En este retablo figuraba la imagen de San Pedro en 1730. Consta que el retablo ha sido restaurado en varias ocasiones: en 1774, lo que se aprecia en la decoración rocalla, y en 1880, por Manuel Lucena.
Al cerrarse el templo de Santa María la Blanca en 2010, el tríptico se depositó en el Museo de Bellas Artes, hasta su reapertura. Allí está siendo restaurado de nuevo.
Preside el tema de la Piedad con rasgos manieristas. En el centro-derecha de la composición figura la Virgen, con su Hijo muerto, depositado sobre una sábana. Le ayudan San Juan Evangelista y las Marías. Besa los pies del crucificado la Magdalena arrodillada, teniendo en primer plano un plato hondo con la esponja ensangrentada, y dos recipientes para ungirlo, con tipologías características de la época. Arriba, al fondo, el monte Calvario y, a la izquierda, un grupo rodea el Santo Sepulcro. En la gama de colores predominan los tonos pardos. La Virgen, con túnica rojiza, manto marrón y velo blanco. La firma del autor se halla en el ángulo inferior derecho: Luisius de Vargas faciebat.
En el tímpano preside un relieve con el Padre Eterno y en las enjutas la Fe y la Caridad. Según Ponz (1780) figuraban también los retratos de los donantes. En las calles laterales se hallan las tablas de San Juan, a la izquierda, y de San Francisco, a la derecha. San Juan Bautista (1,43 x 0,51) se halla representado de pie, delante de un árbol, con un libro en la mano izquierda y con la derecha señala al Cordero de Dios. La Estigmatización de San Francisco de Asís, representa al santo arrodillado, en presencia de un ángel. En este retablo figuraba la imagen de San Pedro en 1730. Consta que el retablo ha sido restaurado en varias ocasiones: en 1774, lo que se aprecia en la decoración rocalla, y en 1880, por Manuel Lucena.
Al cerrarse el templo de Santa María la Blanca en 2010, el tríptico se depositó en el Museo de Bellas Artes, hasta su reapertura. Allí está siendo restaurado de nuevo.
viernes, 4 de octubre de 2013
Iglesia de Santa María la Blanca (9): Retablo del Sagrado Corazón de Jesús.
Junto a la capilla de San juan Nepomuceno nos encontramos este retablo dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, cuya imagen lo preside y es acompañada de otras cuatro más pequeñas, dos a ambos lados del retablo.
jueves, 3 de octubre de 2013
Iglesia de Santa María la Blanca (8): la Capilla de San Juan Nepomuceno.
Al fondo de la nave del Evangelio nos encontramos con esta capilla a la que se accede tras sortear una verja de hierro de doble hoja cuyo candado está, por lo general, casi siempre cerrado. Es la Capilla de San Juan Nepomuceno y, sobre ella, D. Teodoro Falcón, Profesor Emérito de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla nos refiere lo siguiente:
"Ya hemos indicado que en el templo anterior, en la cabecera de la nave del Evangelio, estuvo la capilla Sacramental, para cuyo retablo se colocó el 30 de septiembre de 1650 el lienzo de “La Última Cena” de Murillo. Al reestrenarse el templo en 1665, el cuadro pasó a ocupar el lugar donde en la actualidad se halla el retablo de San Pedro, sirviendo su altar de Comulgatorio. En aquella capilla quedaron las titulares de las Hermandades, fusionadas en 1672, con las imágenes del Cristo del Mandato y la Virgen del Pópulo. Los orígenes del cambio de advocación de la capilla, y la realización de un nuevo retablo, se inició el 31 de diciembre de 1750, cuando don Martín de Villarreal, Hermano Fiscal de las Cofradías, donó una talla de San Juan Nepomuceno, en torno a la cual surgió una nueva Hermandad con ese nombre. En Cabildo de 18 de enero de 1756 las Cofradías “concedieron a la Hermandad del Sr. San Juan Nepomuceno el uso del altar y lámpara de plata de Ntra. Sra. del Pópulo, para que en él puedan colocar la efigie del Sr. San Juan Nepomuceno, quedando esta Hermandad con el dominio del altar”. Juan de Nepomuk (h.1340-1393) es el santo patrón de Bohemia (actual República de Chequia). Había sido confesor de la reina Sofía de Baviera, siendo mandado martirizar por su esposo, el rey Wenceslao IV, al no revelar el secreto de confesión. Fue beatificado el 31 de mayo de 1721 y canonizado el 19 de marzo de 1729. Desde 1758 es patrón del cuerpo de Infantería de Marina de España.
Su iconografía lo suele representar con bonete, palma de martirio y con un crucifijo. ... La realización del nuevo retablo, y la decoración del arco de ingreso a la capilla, sobre la reja, ambos de estilo rococó, se hicieron por tanto a partir de 1756. ... El retablo, que fue catalogado por los autores de la Guía artística de Sevilla, de fines del siglo XVII, se ejecutó entre 1756-1757. Es de planta ochavada. Consta de banco, cuerpo de tres calles enmarcadas por pilastras-estípites, y ático. Preside la talla de la imagen titular, de hacia 1750, cuando fue donada. En el Inventario parroquial de 1945 se describe así: “Tiene retablo de madera dorada, con la imagen del santo en el centro, de buena factura, con dos ángeles a los pies. Tiene también un Corazón de Jesús, con un grupo de ángeles al pie, rodeado de esplendores. En la parte superior del retablo un cuadro representando el martirio del santo y a los lados las imágenes de San Martín (de Tours), San Vicente Ferrer y San Francisco de Paula, todas buenas esculturas”. Todavía figura el “Sagrado Corazón de Jesús”, imagen de serie de Olot, presidiendo el retablo en ilustraciones del año 2000.
En la actualidad esta imagen se halla en otro altar próximo, en la misma nave. Con relación a la iconografía del retablo, Recio Mir añade que figuran Santo Domingo de Guzmán y la Fe, además del relieve del Padre Eterno, atribuyendo las tallas principales a Benito de Hita y Castillo.
En su interior podemos ver un retablo de estilo barroco del siglo XVIII con una hornacina central con una imagen del siglo XVII y cuatro pequeñas estatuas, dos a cada lado, que representan a San Martín de Tours (izquierda arriba), Santo Tomás de Aquino (izquierda abajo), la Alegoría de la Fe (derecha arriba) y a San Francisco de Paula (derrcha abajo).Bajo esta imágenes tenemos al Ecce Homo pintado sobre tabla. Por debajo existe un pequeño altar. Coronando el retablo hay una imagen de Dios Padre bendiciendo.
miércoles, 2 de octubre de 2013
Iglesia de Santa María la Blanca (7): la nave del Evangelio.
A la izquierda de la iglesia nos encontramos con la nave del Evangelio, una nave con varios retablos en la pared lateral y una sóla capilla cerrada con una verja de hierro situada al fondo de la misma, junto al prebisterio.
Esta nave está separada de la nave central por cinco columnas de mármol rojo que soportan seis arcos de medio punto. el techo de la nave es una bóveda de aristas. Tanto de los retablos como de la capilla hablaremos en los siguientes posts.
martes, 1 de octubre de 2013
Iglesia de Santa María la Blanca (6): el Retablo Mayor.
El Retablo Mayor de la Iglesia de Santa María la Blanca es de estilo barroco, realizado en la segunda mitad del siglo XVII (sobre 1660). Ocupa por completo la pared del presbiterio y en su centro podemos admirar la imagen de Nuestra Señora de las Nieves, en 1832.
Aunque hay dudas, tradicionalmente se viene atribuyendo la actual imagen, de candelero, con ojos de cristal y pelo natural, a Juan de Astorga (1777-1849). En la fecha de restauración de 1791, el imaginero tenía 14 años. Lo cierto es que la talla fue sustituida por otra en 5 de agosto de 1864, debido a su deterioro. Hacía quince años que había fallecido Astorga.
Santa María la Blanca es uno de los primeros en los que se emplearon las columnas salomónicas en esta ciudad. Sus orígenes se remontan a 1657.
El 23 de julio de ese año, el canónigo Justino de Neve, en calidad de Visitador de capillas, notificó al Cabildo catedral que había recaudado limosnas para su realización. A partir de entonces se inició su ejecución, paralelamente a la construcción de la capilla mayor, que trazó sin duda Pedro Sánchez Falconete. El 31 de agosto se contrató al maestro entallador y arquitecto Martín Moreno, el mismo artífice que había realizado el coro de esta iglesia el año anterior.
El contrato del retablo lo suscribió, junto con el ensamblador, Justino de Neve. La obra, en madera de borne y cedro, debía estar acabada a fines de julio de 1658, por la que percibiría 14.000 reales de plata.
El resultado fue un espléndido retablo barroco, que consta, de abajo arriba, de banco, en el que se ubica el sagrario de plata, flanqueado por las tallas de San Pedro y San Pablo. Luego tiene un cuerpo, decorado por dos columnas salomónicas de cinco espiras, que apean sobre querubines. Sus capiteles son de orden compuesto. Tiene un camarín, que alberga la imagen titular, la Virgen de las Nieves. Ese espacio se cubre con cúpula gallonada de media naranja, apoyada sobre pechinas.
En el ático, sobre el frontón roto, hay una hornacina, prevista inicialmente para el manifestador del Santísimo en los días festivos, como consta en el contrato. En la actualidad alberga una pequeña imagen de candelero de San Emigdio (s. IV), obispo y mártir, natural de Ascoli Piceno (Italia), abogado de la peste y protector de los terremotos. Complementa la decoración escultórica de este retablo, en los laterales, las tallas estofadas y policromadas de la Fe y de la Esperanza sobre repisas.
En cuanto a a imagen de la Virgen de las Nieves que preside el retablo mayor no es la primitiva. La iconografía más antigua que se conoce de ella data de 1665. Figura en un grabado, realizado por Matías de Arteaga, que se halla en la primera página del libro de Fernando de la Torre Farfán. La Virgen luce un ampuloso traje, al parecer con miriñaque o guardainfante. A sus pies hay diez querubines y dos ángeles-niños que hacen de atlantes. Entre ellos se aprecia el perfil cónico del monte nevado. En esta iconografía el Niño mira a su Madre. La imagen era entonces de talla completa. Debía datar, al menos, del siglo XVI, y conservaba dos pares de manos, a causa de reformas experimentadas, tal vez, con ocasión del reestreno del templo.
El resultado fue un espléndido retablo barroco, que consta, de abajo arriba, de banco, en el que se ubica el sagrario de plata, flanqueado por las tallas de San Pedro y San Pablo. Luego tiene un cuerpo, decorado por dos columnas salomónicas de cinco espiras, que apean sobre querubines. Sus capiteles son de orden compuesto. Tiene un camarín, que alberga la imagen titular, la Virgen de las Nieves. Ese espacio se cubre con cúpula gallonada de media naranja, apoyada sobre pechinas.
En el ático, sobre el frontón roto, hay una hornacina, prevista inicialmente para el manifestador del Santísimo en los días festivos, como consta en el contrato. En la actualidad alberga una pequeña imagen de candelero de San Emigdio (s. IV), obispo y mártir, natural de Ascoli Piceno (Italia), abogado de la peste y protector de los terremotos. Complementa la decoración escultórica de este retablo, en los laterales, las tallas estofadas y policromadas de la Fe y de la Esperanza sobre repisas.
En cuanto a a imagen de la Virgen de las Nieves que preside el retablo mayor no es la primitiva. La iconografía más antigua que se conoce de ella data de 1665. Figura en un grabado, realizado por Matías de Arteaga, que se halla en la primera página del libro de Fernando de la Torre Farfán. La Virgen luce un ampuloso traje, al parecer con miriñaque o guardainfante. A sus pies hay diez querubines y dos ángeles-niños que hacen de atlantes. Entre ellos se aprecia el perfil cónico del monte nevado. En esta iconografía el Niño mira a su Madre. La imagen era entonces de talla completa. Debía datar, al menos, del siglo XVI, y conservaba dos pares de manos, a causa de reformas experimentadas, tal vez, con ocasión del reestreno del templo.
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