En la Calle Sierpes nos encontramos con este azulejo dedicado a un innovador de su época, Don Vicente Mamerto Casajús y Espinosa, introductor en Sevilla de las técnicas litográficas que luego darían lugar a la fotografía.
Vicente Mamerto fue un curioso personaje sevillano a quien la historia ha deparado un lugar clave por haber introducido la litografía y el daguerrotipo en la Sevilla del siglo XIX. Sorprendente, coetáneo de los Bécquer, del marqués de Pickman, de Cabral Bejarano, de Monsieur Lorychon, de Jules Beauchy y de un sinfín de artistas, Vicente Mamerto Casajús fue un ejemplo polifacético en sus quehaceres: pintor, grabador, litógrafo, daguerrotipista, secretario del Museo de Bellas Artes, presidente del Círculo Artístico y Literario Hispalense, editor, coleccionista de obras de arte y romántico enamorado de la ciudad.
Bajo el epígrafe fotografía se encuadra una serie de procesos de muy diversa índole, todos ellos con el mismo fin de su invención. La gloria de dar a conocer al mundo el primer proceso para la obtención de imágenes del natural, el daguerrotipo, le cupo a Louis Jacques Mandé Daguerre, el lunes 19 de agosto de 1839, en la sesión de la Académie de Sciences de París.
Casi inmediatamente el daguerrotipo se difunde por todo el mundo. El día 10 de noviembre de 1839 es la fecha oficial de la introducción de la fotografía en nuestro país, hecho acaecido en Barcelona.
Pronto se unen nuevas ciudades y, ya a comienzos de 1840, en Sevilla, es Vicente Mamerto Casajús, introductor de la litografía en 1836 y secretario de la Cas de la Moneda, quien se encuentra efectuando las primeras pruebas en Andalucía.
El reconocimiento oficial le viene en mayo de 1842 cuando fuera galardonado en la exposición anual de la Real Sociedad Económica Sevillana de Amigos del País por la introducción del daguerrotipo en esta ciudad.