En el Monasterio de La Cartuja hay un extraño árbol (parece ser que los naturalistas no se ponen de acuerdo si es un árbol, un arbusto o una hierba) que llama la atención por sus gruesas raíces y su amplia y frondosa copa. Es un ombú.
Este árbol, según cuenta la leyenda fue plantado en este lugar por Hernando Colón, hijo de Cristóbal Colón que lo trajo en uno de sus viajes a las Indias.
Es una planta arborescente nativa de la Pampa argentina.
Por su tronco grueso y su gran porte (alcanza una altura de más de 10 m., con una amplia copa y grandes raíces visibles), contiene grandes cantidades de agua, lo que le permite sobrevivir en el entorno de escasas lluvias de la pampa seca.
Crece rápidamente, y es inmune a buena parte de los insectos que depredan las hojas de la flora de la Pampa gracias a su savia tóxica.
Su nombre es una voz guaraní que significa sombra o bulto oscuro.