La obra de Miguel de Cervantes tiene multitud de alusiones a Sevilla. Ya, hace algunas semanas, hicimos referencia a algunas localizaciones de obras de este escritor en nuestra ciudad.
Hoy os presento algunas más pero sólo referidas a una de sus obras, la célebre Novela Ejemplar llamada "Rinconete y Cortadillo".
Sevilla era, en esta época cervantina, el principal puerto de España. Los galeones reales llegaban a esta ciudad procedentes de América con cargamentos de oro y otras riquezas. El comercio exterior estaba también centralizado en el puerto sevillano, donde se encontraba la Inspección Central de Impuestos. Allí se hallaban establecidos comerciantes de muchos países.
Debido a todo ello, esta ciudad andaluza era posiblemente en ese momento la más rica de España, de ahí que resultara sumamente apropiada para la picaresca y la delincuencia. Por eso Cervantes situa en Sevilla la acción de Rincón y Cortado, dos pícaros que viven de lo ajeno.
La primera de las placas está situada en la fachada de la Catedral, sobre los célebres escalones donde se reunían pícaros y valientes.
La segunda está en una de las fachadas de la pared que delimita los Jardines de la Buhaira, antes llamada también "Huerta del Rey".
La última está sobre el Postigo de Adb-el-Aziz que se encuentra junto al antiguo Postigo del Alcázar.