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viernes, 14 de marzo de 2014

La Virgen de las Angustias en cerámica de Fajalauza.



La Calle Virgen de la Luz es una vía de las llamada sin salida porque únicamente tiene una única puerta de entrada y salida en la confluencia con la Calle San Esteban. En esta estrecha y poco luminosa calle nos encontramos con un pequeño retablo cerámico que no está en muy buenas condiciones y que representa a Nuestra Señora de las Angustias.

Lo curioso del azulejo es que no tiene su origen en alguna de las manufactureras cerámicas que de nuestra ciudad sino que fue realizada en Granada y es un ejemplo de la famosa cerámica de Fajalauza.
Pero por qué tiene tanta fama esta cerámica del Albaicín granadino?



Desde la primera mitad del siglo XVI se fabrica en Granada, principalmente en el Albaicín, un tipo de loza de corte popular que a lo largo del tiempo ha suscitado un amplio interés, hasta el punto de que cualquiera de sus humildes recipientes de barro vidriado puede ser considerado como una de las señas de identidad cultural de la ciudad. Sus orígenes hay que buscarlos en la evolución que sufren las cerámicas fabricadas junto a la Alhambra después del sometimiento de Granada a las armas castellanas. 

La nueva situación social de la ciudad determina la desaparición de unas formas y el mantenimiento o la creación de otras nuevas. El azul que formando pareja con el reflejo metálico es propio de las lozas nazaríes, salta de los recipientes áulicos a los productos populares; las decoraciones -naturalistas y abigarradas- se mantienen, de manera análoga a las técnicas de fabricación que no han desaparecido hasta los años ochenta del siglo XX.

Esta cerámica, manifestación de un arte popular típicamente granadino, durante siglos no tuvo una denominación específica hasta que comenzó a llamarse de Fajalauza al menos desde 1841, porque en la puerta de Granada de ese nombre estaban los principales alfares.


  
Entre los veinticinco alamines de los distintos gremios que aparecen reflejados en una Real Cédula fechada en 1492, sólo figuran los "olleros" como profesionales que trabajan el barro. En ese siglo y en los siguientes, ollero y alfarero serán términos semejantes, si bien el primero se emplea más, al ser un término castellano, mientras que alfarero es una palabra derivada del árabe. La palabra "ceramista" es de moderna acuñación, que no aparece por primera vez en un padrón municipal de 1923. 

Los alfareros que continuaron trabajando el barro después de 1492 son, naturalmente, moriscos como demuestran los nombres que aparecen de una relación de olleros granadinos del siglo XVI: Alonso Alaconí, Martin de Abdary, Francisco el Guadixí, Juan el Valencí, etc. 

Precisamente en ese inventario aparece un nombre destacable: Hernando Morales, sin duda uno de los miembros más antiguos de la dinastía más ilustre de alfareros y ceramistas granadinos, cuyos actuales representantes siguen afanados en la misma tarea que su lejano antepasado. 

Hasta el año 1975, esta familia ha aportado 67 miembros a la labor ceramista. Otros patronímicos relevantes son los Alonso de Torres, los Barajas, los Puertollano, etc. En el momento actual, todavía se mantienen los alfares de Fajalauza en el Albacín, tanto el de Cecilio Morales Moreno como el de Miguel Morales Moreno, quien firma el retablo cerámico de Nuestra Señora de las Angustias de la Calle Virgen de la Luz.