La talla de la Virgen Milagrosa es una talla moderna proveniente de las fábricas gerundenses de Olot.
¿Acaso mentía el gran Silvio Fernández cuando decía que "Sevilla no tiene que demostrar que es la ciudad más bonita del mundo"? Así es Sevilla, un lugar que enamora por sus rincones únicos, piedras antiguas y cantes hondos que se mezclan entre históricos palacios reales y soleadas alamedas, una ciudad que se mece sobre las plateadas aguas del Guadalquivir y es acunada por un cielo tan luminosamente azul que merece escribirle los versos más bellos del mundo.
La talla de la Virgen Milagrosa es una talla moderna proveniente de las fábricas gerundenses de Olot.
El último retablo del muro de la Epístola (que no el último de la nave de la Epístola) es el hermoso retablo barroco dedicado a la Piedad. Este retablo del siglo XVII tiene como motivo central un hermoso lienzo inspirado, que no copia, de una obra ("La lamentación") del pintor Anthony van Dick que se encuentra en el Museo del Prado y fue pintada hacia 1629.
Un retablo neobarroco es el que recoge a la figura de San José y el Niño. A su derecha está la talla de San Francisco Javier. A la izquierda se encuentra la de Santa Lucía. Las tallas son modernas aunque, como se puede ver, se han realizado siguiendo los cánones del barroco.
Tras el retablo del Sagrado Corazón de Jesús, en el muro de la Epístola se encuentra el retablo dedicado a la Virgen de la Cinta, patrona de la ciudad de Huelva y copia de la de la Virgen del Muro que se encuentra en el santuario de la Cinta de la capital onubense. El retablo, de estilo neoclásico destacan por sus colores azules y rosas combadnos con detalles en oro. El centro del retablo lo ocupa un icono de estilo bizantino que muestra a la Virgen de la Cinta y sobre brazo derecho sostiene al Niño.
En el ático del retablo se encuentra un lienzo de la Anunciación. A ambos lados de la Virgen de la Cinta encontramos dos tallas, San Wenceslao de Kostka a su izquierda y San Nicolás a su derecha.
El primero de los retablos que podemos ver en el muro de la Epístola se encuentra dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. De la importancia del mismo podemos decir que se encuentra en la cabecera de la nave siendo su posición similar al del retablo de la Capilla Sacramental de la nave del evangelio donde se encuentran las imágenes titulares de la Hermandad de San Roque. El autor del retablo fue Francisco Ruíz Rodríguez quien lo realizó en 1945 quien fue, también, quien levantó el retablo antes mencionado de la Capilla Sacramental.
El retablo, de estética neobarroca está rematado por una corona real bajo la cual, en el ático, podemos ver un lienzo de la Anunciación.
Acompañando al retablo podemos ver dos ángeles lampararios y un cuadro de San Vicente de Paul.
La entrada principal del templo se encuentra a los pies del mismo. Tras la puerta exterior nos encontramos un pequeño vestíbulo y una cancela de madera que permite el paso al interior de la iglesia a través de unas pequeñas puertas auxiliares y dos portones centrales enormes que normalmente están cerrados.
A continuación nos encontramos en el coro y allí podemos ver las tallas de San Antonio y el Niño Jesús del Remedio.
A ambos lados del retablo podemos ver al Niño Jesús de Praga y al Arcángel San Rafael. En la foto de arriba podemos ver a la Virgen en el altar de la iglesia de San Roque para presidir los cultos que se realizan en su nombre a finales de octubre.