martes, 12 de diciembre de 2023

La Iglesia de San Roque (12): el Retablo de la Virgen de la Cinta.

 

Tras el retablo del Sagrado Corazón de Jesús, en el muro de la Epístola se encuentra el retablo dedicado a la Virgen de la Cinta, patrona de la ciudad de Huelva y copia de la de la Virgen del Muro que se encuentra en el santuario de la Cinta de la capital onubense. El retablo, de estilo neoclásico destacan por sus colores azules y rosas combadnos con detalles en oro. El centro del retablo lo ocupa un icono de estilo bizantino que muestra a la Virgen de la Cinta y sobre brazo derecho sostiene al Niño.

En el ático del retablo se encuentra un lienzo de la Anunciación. A ambos lados de la Virgen de la Cinta encontramos dos tallas, San Wenceslao de Kostka a su izquierda y San Nicolás a su derecha.






Según cuenta la tradición religiosa, la advocación de Nuestra Señora de la Cinta procede en origen de unas tiras de talas entregadas por la Virgen María al apóstol Tomás y a Santa Mónica como símbolo de protección y consuelo. 

En España, la leyenda indica la aparición mariana y la donación de la cinta en el siglo XII a un sacerdote de Tortosa, desde donde se extiende su devoción hasta distintas localidades como Barcelona, Madrid, Sevilla, Huelva o Jaén. Supuestas reliquias de la sagrada tira se encuentran en Grecia, Italia y en Tortosa, siendo la de esta ciudad solicitada por diversos reyes españoles con ocasión del nacimiento de sus hijos.

La Virgen de la Cinta es patrona de Huelva, hallándose en su Santuario una bella pintura mural datada a comienzos del siglo XV y una talla procesional de 1760 atribuida al gran imaginero hispalense Benito Hita del Castillo. 

Asimismo, una escultura realizada por Juan Martínez Montañés en su taller sevillano en 1616 preside la catedral onubense, aunque no posee los atributos propios de la advocación. Cristóbal Colón se postró en marzo de 1493 ante Nuestra Señora de la Cinta a la vuelta de su primer viaje al Nuevo Mundo. 

Existen réplicas del mural en Sevilla, como el enmarcado por un retablo azulado en la Iglesia de San Roque del que hablamos en el día de hoy o el retablo cerámico de mediados del siglo XX en la calle Progreso del Barrio del Porvenir.

La Catedral de Sevilla custodia una hermosa Virgen de la Cinta de barro cocido policromado en un altar barroco del siglo XVII situado a la izquierda de la Capilla de San Isidoro, en el muro oeste del trascoro. Modelada en torno a 1470 y atribuida por diversos investigadores al excelente escultor francés Lorenzo Mercadante de Bretaña, fue encargada por el canónigo Antón González de Chaves, quien aparece en una lápida que podemos contemplar en la parte baja del altar. La Madona en pie con manto celeste y túnica rojiza ceñida por una larga cinta porta el Niño en su brazo izquierdo, que sujeta un libro en sus manos.

Posee características propias del maestro bretón como son el material empleado y la particular sonrisa de los rostros, especialmente reflejada en el de Jesús. Pertenece a la tipología de Virgen de Ternura que se consolidó en Europa a partir de finales del siglo XII en contraposición a la sedente y más grave Virgen de Majestad de épocas anteriores.  

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