Como el pasado año, el Mapping 3D de Sevilla ha vuelto este año con renovados bríos y espectaculares imágenes. La expectación ha sido máxima entre los sevillanos, aunque las críticas han sido poco benévolas con la proyección, por la utilización de impresiones del año anterior y, claro está, porque este año ya no existía el elemento novedad.
El coste económico del evento es de 170.000 euros y, según fuentes municipales, ha sido creado por la Delegación de Urbanismo en colaboración el ICAS (Instituto de la Cultura y las Artes del Ayuntamiento de Sevilla) y financiado por Movistar.
La innovación y los avances científicos en el pasado, el presente y el futuro son los protagonistas de este mapping que aglutina campos como la astronomía, la cartografía, la navegación transoceánica, la botánica o la medicina.
Así, la exhibición comienza con la presentación de una de las figuras más importantes de Sevilla, San Isidoro (foto de arriba), erudito que creó una enciclopedia de 20 tomos que condensó el saber de la época y que sirvió de referencia en la Edad Media.
De los logros del también arzobispo de Sevilla se pasa al brillo de la estrella Polar y a la formación de constelaciones que juegan visualmente con el espectador. Es en este punto donde un galeón irrumpe en escena haciendo desaparecer el edificio a su paso.
Posteriormente nos muestran el puerto de Sevilla y su actividad económica y náutica. De una biblioteca virtual van a ir saliendo libros que representan obras de científicos de nuestra ciudad.
Las imágenes se suceden y el reconocimiento al talento se hace carne en sevillanos como el médico y botánico Nicolás de Monardes; el matemático, cosmógrafo y astrólogo Jerónimo de Chaves; o Antonio de Ulloa, naturalista descubridor del platino. Todos sevillanos.
Después nos adentramos en los inventos más modernos: teléfono, luz eléctrica, coches, aviones o el descubrimiento del espacio exterior.
Finalmente, la proyección nos lleva a la Navidad con las campanadas realizadas desde un gran reloj, momento que es aprovechado para lanzar desde el techo del edificio espuma simulando la nieve.
El momento final es el que más gusta a los niños, llegan los Reyes Magos y con ellos, miles de caramelos y regalos.
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