jueves, 10 de octubre de 2013

Iglesia de Santa María la Blanca (15): la Capilla Sacramental.




La Capilla Sacramental está situada junto a la nave de la Epístola, por la que tiene acceso y sus muros dan al exterior por la calle Archeros. Es de planta rectangular, dotada de una entrada en forma de arco de medio punto y cancela. Los tres vanos están decorados con molduras en madera doradas y zócalo de azulejos en tonos blanco y azul. El arquitecto de la capilla fue Diego Gómez, que era el maestro mayor del Arzobispado. 

En ella podemos ver dos retablos que vamos a describir a continuación, siendo el primero de ellos el de San José que nos lo encontramos justo frente a la entrada de la capilla.

Este retablo se estrenó el día de la Virgen de las Nieves de 1758. Sin embargo se reutilizaron algunas piezas y tallas del anterior. En una cartela existente en la clave de la hornacina central consta el siguiente texto: “Rezando un credo delante del Ssmo. Cristo de la Salud, que se venera en esta capilla, se gana 40 días de indulgencias concedidas por el Exmo. Sr. Don Luis Salzedo y Azcona, arzobispo de Sevilla. Año de 1722”.


El Cristo al que se alude podría ser el que se conserva a los pies del templo, al que se describe así en el Inventario de 1945: “También de madera tallado y dorado, un crucifijo que se venera con el título de las Misericordias”. 


Como hemos dicho anteriormente, en el primitivo retablo se hallaba sobre la imagen de San José el lienzo de La Cena, realizado por Murillo en 1650. Estuvo emplazado en la cabecera, lado de la Epístola, hasta 1747, cuando fue desplazado por el retablo de San Pedro. El retablo actual de San José, talla­do, ensamblado, pintado y dorado, mide 4,75 metros por 3,28, incluyendo la mesa del altar. 


Para costear su dorado se invirtió en 1758 el producto de la venta de unos serafines y la vara de plata del patriarca. Es un retablo de tres calles, separadas por estípites, con decoración rocalla.


En el banco se halla dentro de un fanal un Nacimiento, de pequeño formato, realizado en terracota, atribuible a Cristóbal de Ramos. Debe datar de la fecha del retablo, de hacia 1758. 

En la calle central preside la talla de San José, tallada, ensamblada, pintada y dorada, que mide 1,23 metros por 49 centímetros. Fue donada en 1677 a la hermandad Sacramental por el capitán don Francisco Blanco, hermano de esa institución. El mismo dio tres doblones para la cera del retablo en la festividad de San José. El nombre del donante, y la fecha, constan asimismo bajo la peana del santo. En las hornacinas laterales flanquean al patriarca las pequeñas tallas de San Joaquín y de Santa Ana. Corona el conjunto una imagen de la Inmaculada Concepción. 


Junto al Retablo de San José nos encontramos con el del Cristo del Mandato y la Virgen del Pópulo pertenecientes a la Cofradía del Sagrado Lavatorio.

Sus imágenes pertenecen a una extinguida Hermandad, que a su vez fue el resultado de la fusión con otras. Los primeros datos documentales de la Cofradía del Sagrado Lavatorio y Virgen del Pópulo datan de fines de la década de 1590. Esta hermandad y cofradía tiene sus orígenes a fines del siglo XVI o comienzos del XVII, uniéndose en 1623 a la de la Quinta Angustia, para separarse con posterioridad. 


La primera, que salía procesionalmente la tarde del Jueves Santo, llevaba tres pasos: el de Jesús lavando los pies a los Apóstoles, el del Cristo del Mandato y el de la Virgen del Pópulo. La Hermandad radicaba en 1598 en la iglesia de San Esteban y en 1610 en Santa María la Blanca.

Consta que la capilla se reconstruyó en este templo en 1659. Esta institución decayó a mediados del siglo XVII, saliendo procesionalmente por última vez en 1662. Por esa razón, diez años después, a instancias de Justino de Neve, a la sazón Presidente de la Hermandad Sacramental de esta parroquia, se fusionaron ambas hermandades. A partir de entonces la nueva hermandad, fusionada, recibió el nombre de “Santísimo Sacramento, Lavatorio y Ntra. Sra. del Pópulo”. Su retablo se halla en la actualidad ubicado en la cabecera de la capilla Sacramental. 


Este recinto se estrenó el día de la Virgen de las Nieves de 1758. Entonces se dotó de dos nuevos retablos: uno el del Cristo del Mandato y el otro el de San José. El año anterior, en Cabildo de 16 de enero de 1757 “se nombraron diputados para la venta del retablo que se ha de quitar del altar del Pópulo, frontaleras y frontal”. Hasta entonces estas imágenes se hallaban en la actual capilla de San Juan Nepomuceno, en la cabecera, lado del Evangelio.

El retablo es de madera dorada. Su cuerpo central consta de un amplio arco, que alberga en el centro la talla del Cristo del Mandato, a su derecha, la Virgen del Pópulo y, a su izquierda, la imagen de San Juan Evangelista. Las enjutas del retablo están talladas con decoración de motivos vegetales. Una caja cruciforme enmarca al crucificado.


Sobre el Cristo del Mandato, Celestino López Martínez documentó que en 20 de noviembre de 1598, Diego García de Santa­na, pintor de imaginería, declaraba que tenía acabada una talla de Cristo, de pasta de madera, con sus potencias y corona de espinas, para “el Pópulo, que es una cofradía nueva, que solía estar en San Esteban, y que su hechura se concertó en 20 ducados".


Debió ser retallada su cabeza en el Barroco, como evidencian sus rasgos. Es posible que ello fuera hacia 1698, año en el que se hizo nueva la talla de San Juan Evangelista. También consta que se restauró en 1727 por el escultor José Montes de Oca. Mide 1,70 metros. y es un Cristo muerto, con la cabeza caída sobre su pecho. Tiene tres clavos, estando los superiores taladrando las palmas de sus manos. El pie derecho monta so­bre el izquierdo, en un escorzo, y el sudario está anudado hacia su lado derecho.

Por otra parte la cruz es arbórea y cilíndrica. Consta que sus andas procesionales fueron realizadas en 1637 por Leonardo de Ribera, y que en 1640 Agustín Franco, maestro dorador y pintor, se obligaba a dorar y pintar la parihuela.


La Virgen del Pópulo es una imagen de vestir. Mide 1,45 metros. Su cabeza es de pasta y las manos de madera, con su correspondiente encarnadura; el resto es de candelero. Aunque data de comienzos del siglo XVII, los ojos de cristal, ligeramente entornados hacia abajo, y la posición de las manos, análogas a las Dolorosas de la Semana Santa sevillana, evidencian que experimentó reformas en los siglos XVIII y XIX. Se atribuye la talla original a Pedro Nieto.


La imagen de San Juan Evangelista que le acompaña es también de candelero, de tamaño menor del natural. Consta que se rehízo totalmente en 1698, desde la cabeza, manos, candelero y vestiduras. Tiene la cabeza elevada, con grandes ojos de cristal, túnica de tela encolada, y las manos en actitud de diálogo, como es tradicional en esta iconografía sevillana, cuando acompaña a la Virgen. El profesor José Roda Peña ya demostró documentalmente en 1.985, que la hermandad pagó en 1698, 113 reales por “la cabeza, manos y vestiduras de San Juan”.

Al entrar, vemos a la derecha, un cuadro-retablo con una pintura al óleo que representa a la Virgen con el Niño.




*Gran aportación documental de las obras del profesor Don Teodoro Falcón, profesor emérito de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla.

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