¿Acaso mentía el gran Silvio Fernández cuando decía que "Sevilla no tiene que demostrar que es la ciudad más bonita del mundo"? Así es Sevilla, un lugar que enamora por sus rincones únicos, piedras antiguas y cantes hondos que se mezclan entre históricos palacios reales y soleadas alamedas, una ciudad que se mece sobre las plateadas aguas del Guadalquivir y es acunada por un cielo tan luminosamente azul que merece escribirle los versos más bellos del mundo.
viernes, 30 de agosto de 2019
La entrada de Santa María la Blanca.
La Iglesia de Santa María la Blanca es una de las iglesias más impresionantes de Sevilla. Su larga historia, siendo sede de tres religiones, su artesanada bóveda de cañón o su magnífico retablo mayor de por sí justifican una visita pausada, pero el visitante se va a encontrar mucho más.
La restauración a conciencia del templo ha sacado a la luz lo mejor de su cúpula, de sus capillas laterales y de sus lienzos, incluidos dos de Bartolomé Esteban Murillo.
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