Sobre una de las paredes de la plaza hay una pila de agua rodeada de macetas.
En dicha pared y en un espacio superior a dicha pila podemos ver este azulejo dedicado a "la Adoración de los pastores" que supone un homenaje al Obispo Don Juan de Palafox y Mendoza . El azulejo fue pintado en 1977 por A. Morilla y fabricado en cerámicas Santa Ana.
La imagen es una copia de un lienzo similar que se realizó en el siglo XVII y está depositado en la Catedral mejicana de Puebla ( catedral de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción), una ciudad del centro-este del país y cuyo nombre oficial es Puebla de los Ángeles.
En la última foto de esta entrada podemos ver el cuadro original de la Catedral de Puebla. En dicha foto vemos el llamado Altar de los Reyes de dicha catedral. A él nos vamos a referir como origen de este azulejo.
El primer cuerpo de este altar se compone por pilastras cuadradas y capitel jónico y en cada intercolumnio están las esculturas de Luis IX de Francia y Santa Isabel de Hungría. En la parte media de este cuerpo se halla el Sagrario con cuatro columnas salomónicas, en el nicho de cristal está la imagen de Nuestra Señora de la Defensa sobre una peana y columna de plata.
En los lados colaterales de este sagrario nos apararecen dos óleos: el nacimiento del Niño Jesús, óleo donde está representado el propio Obispo de Puebla, Don Juan de Palafox y Mendoza (óleo visto de frente, a la derecha) y la adoración de los Santos Reyes (a la izquierda). Todas las pinturas de este altar fueron realizadas por el arquitecto y pintor español Pedro García Ferrer cercano familiar del Obispo Palafox.
Pues este óleo de la izquierda es el representado en el azulejo de la Plaza de la Escuela de Cristo.
Pero ¿quién fue Juan de Palafox y Mendoza? Esta es su historia.
Juan de Palafox y Mendoza (Fitero, 24 de junio de 1600 – Osma, 1 de octubre de 1659), obispo español, ejerció su obispado en Puebla de los Ángeles (México) y más tarde en Osma. Desempeñó asimismo el cargo de consejero del Consejo Real de Indias entre 1633 y 1653.
Era hijo de Don Jaime Palafox, Marqués de Ariza. Nació en Fitero (Navarra). Estudió en Alcalá de Henares y en Salamanca. En 1626 era diputado de nobleza en las cortes de Monzón y, poco después, fiscal de los Consejos de Guerra e Indias.
Fue ordenado sacerdote y se lo asignó capellán de María Ana de Austria, hermana de Felipe IV, a quien acompañó en varios viajes por Europa.
En 1639 fue presentado por el Rey como Obispo de Tlaxcala (cuya sede era la ciudad de Puebla de los Ángeles), en Madrid. Siendo confirmado por el Papa Urbano VIII, el 27 de octubre de ese mismo año. Se distinguió por sus esfuerzos en la protección de la población indígena de los colonizadores españoles, prohibiendo emplear cualquier método de conversión que no fuera el de la persuasión.
Fue nombrado también visitador y comisionado para someter a juicio al Virrey Don Diego López de Pacheco Cabrera y Bobadilla, Duque de Escalona y Marqués de Villena, de cuya fidelidad al Rey se dudaba en la Corte. Palafox llegó en secreto a la Ciudad de México y la noche del 9 de julio de 1642 mandó arrestarlo, confinándolo en el Convento de Churubusco. Confiscó y remató sus bienes y lo remitió a España.
Durante este periodo, Juan de Palafox ocupó temporalmente el cargo de Virrey de Nueva España, en funciones desde el 10 de junio al 23 de noviembre de 1642. En este lapso formó las ordenanzas para la Universidad, la Audiencia y los abogados, y levantó 12 milicias para la defensa, pues temía que pudieran propagarse por la Colonia las revoluciones de Portugal y Cataluña.
En Puebla fundó el convento de religiosas dominicas de Santa Inés; redactó constituciones para el seminario de San Juan y erigió los colegios de San Pedro (para gramática, retórica y canto llano) y el de San Pablo (para grados académicos) al que dotó de una excelente biblioteca, hoy llamada Palafoxiana. Creó el colegio de niñas dedicado a la Purísima Concepción y dedicó sus mejores esfuerzos a terminar la Catedral, que consagró el 18 de abril de 1649.
Vacante la sede Metropolitana por la muerte de Monseñor Don Feliciano de Vega y Padilla (1641) mientras viajaba desde Acapulco, el Cabildo eclesiástico lo eligió Arzobispo de México el 12 de noviembre de 1643.
Su defensa de la Jurisdicción episcopal es un capítulo que sólo puede entenderse teniendo presente la responsabilidad del Obispo como ejecutor de las disposiciones del Concilio Tridentino. El gesto de la designación de Conservadores (mayo de 1647), que llegaron a declarar Sede Vacante con el Obispo presente en el territorio, haciendo caso omiso de tres provisores designados legítimamente para suplirle en caso de ausencia, revestía una gravedad tal, que, según diagnosticaba Palafox, amenazaba la estructura misma de la Iglesia. Sobre el tema escribió Palafox mucho y muy claro, obligado a contrarrestar la propaganda de sus adversarios. Sin embargo, en la historiografía eclesiástica, su versión ha tenido menos eco que la contraria.
A causa de no ser aceptado por los regulares a sujetarse a visita y examen, conforme lo disponían varias cédulas reales, Palafox nombró 36 curas regulares y erigió otras tantas parroquias.
Debido a su papel en el contencioso mencionado, encontró la hostilidad de los jesuitas (1645), lo que motivó su gran animadversión hacia ellos. En dos ocasiones (1647 y 1649) manifestó mediante quejas formales ante el papado de Roma sus desavenencias. Inocencio X, sin embargo, rechazó estimar sus censuras, y todo lo que pudo obtener fue un informe de 14 de mayo de 1648 que instaba a los jesuitas a respetar la jurisdicción episcopal.
En 1653 los jesuitas consiguieron su traslado a España.
En España fue nombrado obispo de Osma, donde murió a los pocos años. Está enterrado en su Catedral, en una capilla cuyo nombre es Capilla del Venerable Palafox.
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