miércoles, 15 de marzo de 2023

El Convento de Santa Paula (8): el muro del Evangelio de la iglesia.

Una vez que detallamos el presbiterio y sus particularidades, nos adentramos en la nave para fijarnos en el muro del Evangelio, ese muro que contiene la portada de entrada a la que hemos hecho referencia días atrás.

Además del ángel lamparero que se apoya en el pilar del arco triunfal, en este muro tenemos dos manifestaciones artísticas diferentes, por un lado un retablo dedicado a San Juan Evangelista y, por otro, una gran pintura al fresco de San Cristóbal.

1.- Retablo de San Juan Evangelista.

En el muro izquierdo, en la parte más cercana al presbiterio se sitúa el retablo de San Juan Evangelista, con un excelente diseño protobarroco de Alonso Cano (1635) y talla principal de Martínez Montañés (1637). 

Muestra al Evangelista en la isla de Patmos, con actitud de inspiración para la escritura del Apocalipsis, teniendo el águila como símbolo iconográfico propio a sus pies y una pluma de plata en sus manos. 

El retablo, articulado mediante hornacinas y columnas estriadas, estaba decorado originalmente por pinturas realizadas por Alonso Cano, que, tras ser robadas por el mariscal Soult durante la invasión francesa en 1810, se diseminaron por diversos museos mundiales como veremos más adelante. 

Las pinturas actuales son de origen diverso, lo cual se constata en su variada iconografía, pudiéndose identificar a Santa Inés, Santa Rosa de Viterbo, Santa Catalina, Santa Teresa o San Juan de la Cruz. Algunas parecen provenir del primitivo retablo mayor, con atribución a Alonso Vázquez. 

El retablo se corona con un curioso altorrelieve que muestra el tema de San Juan ad Portam Latinam.






2.- El Gigante, San Cristóbal.


A los pies del testero izquierdo una magna pintura mural representa a San Cristóbal, que algunos atribuyen a Alonso Vázquez y que entra en la tradición de los Cristobalones, representación en tamaño colosal del mítico gigante que aparece en otros lugares de la ciudad como el convento de Santa Clara, la iglesia de Santa Catalina o la misma Catedral. 

Es una iconografía que la Iglesia reconoce como legendaria, la del vanidoso gigante que ayudaba a cruzar a las personas por un río y que un día comprobó que llevaba al mismo Jesús sobres sus hombros. "Tú serás Cristóbal, el que porta a Cristo", fue el mensaje que transmitió el Niño en la legendaria escena.


3.- Ángel lucernario.



Expolio del retablo de San Juan Evangelista.

En las actas capitulares del Convento de Santa Paula se hace referencia a la codicia del mariscal Soult y su apego a la pintura barroca española.  El documento capitular dice lo siguiente: 

«en este día por Orden de N. Rey Don José I y en su nombre el Sr. Mariscal, el Excmo. Sr. Duque de Dalmacia, haviendo apetecido catorse pinturas que adornaban los Altares de Ntra. Iglesia, el de la Virgen que está inmediato al coro, y el de S. Juan Evangelista que está junto a la pileta del agua bendita, las quales pinturas eran de los misterios de la Virgen y de San Juan Evangelista. Estavan valoradas en 80 pesos. Se quitaron por el caballero comicionado y se llevaron oy, 31 de diciembre de 1810» .

Las pinturas expoliadas del retablo de San Juan Evangelista eran obra del celebérrimo Alonso Cano, a quien se le contrató la hechura escultórica y pictórica del retablo (salvo la extraordinaria efigie sedente del discípulo amado y el relieve de su frustrado martirio, que son obra de Juan Martínez Montañés, 1637) en noviembre de 1635. 

Una obra, la del retablo, que tiene más de concepción pictórica que de escultórica. En un principio, Alonso Cano se comprometió a pintar diez cuadros y la puerta del sagrario, pero el proyecto se modificó con la inclusión de la escultura del cénit del retablo (la efigie del Evangelista y el relieve de San Juan ad Portam Latinam) por lo que al final el granadino sólo pintó ocho lienzos con escenas de la vida de San Juan. 

Esas ocho pinturas fueron robadas por Soult y se ha podido seguir el rastro de seis de ellas, hoy perfectamente identificadas: «La comunión de la Virgen» (museo de San Carlos, Ciudad de Méjico), «La visión de San Juan» (colección Wallace de Londres), «La visión del Cordero» y «La visión de Dios» (ambos en el museo John y Mable Ringling de Sarasota, Florida), «San Juan exorciza al demonio» y «Santiago» (Museo del Louvre). 

Estos dos últimos, que originalmente flanqueaban el sagrario, aparecieron en el mercado del arte en 1976. Se desconoce el paradero de las dos pinturas del ático: la Caridad y la Fe. Se perdieron para Sevilla, pero... ¿estarán perdidas para la humanidad o se encontrarán en manos de algún coleccionista privado que no da noticias de ellas? Sólo el tiempo nos lo dirá.

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