domingo, 13 de mayo de 2012

Los Códices Ilustrados (3): Medicina.

Tras ver una relación de los principales libros religiosos de la exposición hoy vamos a detenernos en los que tocan la temática medicina-farmacia.

1. Tacuinum Sanitatis.
Biblioteca Nacional de Francia.
A finales de la Edad Media, príncipes y poderosos aprendían las reglas de salud e higiene de la medicina racional en el Tacuinum Sanitatis, un tratado sobre el bienestar y la salud muy difundido durante los siglos XIV y XV.
El tratado fue escrito en árabe por Ububchasym de Baldach, también conocido como Ibn Butlân, médico cristiano nacido en Bagdad y muerto en 1068. Propone seis elementos necesarios para el mantenimiento cotidiano de la salud y evitar el estrés: la comida y la bebida, el aire y el ambiente, el movimiento y el reposo, el sueño y la vigilia, las secreciones y excreciones de los humores, los movimientos o afectos del ánimo (la alegría, la ira, la vergüenza...). Según Ibn Butlân, las enfermedades surgen de la alteración en el equilibrio de alguno de estos elementos, por lo que aconseja la vida en armonía con la naturaleza para conservar o recuperar la salud.
Las Taqwin al-sihha de Ibn Butlân se tradujeron al latín en Palermo, en la corte de Manfredo, rey de Sicilia de 1258 a 1266, con el título de Tacuinum Sanitatis.


2. Tractatus de Herbis.
The Bristish Library.
Durante la Edad Media, la medicina fue sin duda la disciplina científica más influida por los múltiples componentes culturales que contribuyeron a formar la sociedad. 
Sobre una base griega se mezclaron aportes latinos, bizantinos, árabes, mozárabes y otros procedentes de horizontes más lejanos que fueron transmitidos por las culturas vecinas del mundo occidental. Así, las plantas medicinales fueron designadas por tantos nombres como culturas había que se servían de ellas para fabricar remedios. 
Esta multiplicidad de nombres, que permitía identificar una misma planta en diversas culturas, pudo también generar confusiones. Para evitar este riesgo, aparecieron diccionarios, así como álbumes de botánica donde las representaciones de plantas y otros simples empleados en la práctica cotidiana de la terapéutica se acompañaban de las varias denominaciones que le daban las poblaciones de diversos orígenes que conformaban la sociedad medieval. 
El códice Sloane 4016, actualmente en las colecciones de la British Library, en Londres, es una de estas herramientas que permitió vincular la variedad de nombres de estas plantas con las plantas propiamente dichas. Esto contribuyó a evitar confusiones cuyas consecuencias habrían sido desastrosas en el caso de que a un paciente se le hubiera administrado un simple que no se correspondiera con el prescrito por los médicos.


3. Theriaka y Alexipharmaka de Nicandro.
Biblioteca Nacional de Francia.
Médico, poeta y gramático, Nicandro de Colofón vivió en el siglo II antes de nuestra era, en la corte de Atala III, rey de Pérgamo. 
Su Theriaka versa sobre las mordeduras de los animales salvajes, serpientes e insectos venenosos, y su Alexipharmaka, sobre otros venenos de origen vegetal y mineral, así como las precauciones que hay que tomar y los remedios propios para su curación. 
Sus fórmulas mágicas, que comprenden de 50 a 60 sustancias, fueron aumentadas por Mitrídates, sobre todo con opio y hierbas aromáticas, por Critón, el médico de Trajano, y muy especialmente por Andrómaco, el médico de Nerón.


*Información tomada de http://www.moleiro.com/es/

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