¿Acaso mentía el gran Silvio Fernández cuando decía que "Sevilla no tiene que demostrar que es la ciudad más bonita del mundo"? Así es Sevilla, un lugar que enamora por sus rincones únicos, piedras antiguas y cantes hondos que se mezclan entre históricos palacios reales y soleadas alamedas, una ciudad que se mece sobre las plateadas aguas del Guadalquivir y es acunada por un cielo tan luminosamente azul que merece escribirle los versos más bellos del mundo.
miércoles, 20 de mayo de 2009
Acariciando al agua.
Allí donde la tierra acaba y el río comienza existe un árbol que juquetea con los animales de la ribera.
Cuando la marea baja, la frondosidad de esta planta emerge en todo su esplendor y belleza. Cuando la marea sube, sus ramas coquetean con los pececillos que se acercan a acariciar sus hojas sumergidas en el Guadalquivir.
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Where the land finishes and the river begins exists a tree that plays with the animals of the bank. When the tide goes down, this plant emerges in all her brilliance and beauty. When the tide rises, his branches flirt with the small fish that approach to caress his sheets immersed in the Guadalquivir River.
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That is fascinating. It looks like its bending down for a drink of water!
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