miércoles, 25 de enero de 2023

La Iglesia de San Andrés (17): la Capilla Sacramental.

 


En la cabecera de la nave de la Epístola nos encontramos la Capilla Sacramental. La puerta ocupa casi el ancho de la nave y está coronada por un arco de medio punto sobre el que están colocados dos ángeles lampareros y sobre ellos un cuadro de la Anunciación. Justo antes de entrar podemos ver dos lienzos de distinto tamaño y una pequeña pila para el agua bendita de mármol blanco colocados sobre las paredes que dan paso a la capilla. En la capilla está enterrado Valdés Leal.


La Capilla Sacramental posee dos tramos de planta cuadrada cubiertos con bóvedas semiesféricas con linterna, decoradas con pinturas al fresco de Valdés Leal o su hijo , que representan a los Evangelistas, los Padres de la Iglesia, Santa Inés y San Juan Evangelista. A la izquierda de la capilla existe un vano con escalinata de tres peldaños que da acceso al presbiterio del templo.



Entrando a la capilla nos encontramos de frente el retablo de la Virgen del Rosario, de estética barroca  fabricado en madera ensamblada y dorada. Se atribuye su construcción a Bernardo Simón de Pineda y ha sido datado en el último tercio del siglo XVII, aunque se cree que algunas partes fueron realizadas por otro autor del que se desconoce su nombre.



La talla sedente de Nuestra Señora del Rosario sosteniendo al Niño Jesús que porta un rosario ocupa el centro del retablo y, aunque no se conozca a ciencia cierta quién fue su autor, se vincula a Pedro Roldán en el último tercio del siglo XVII. De estética barroca, la talla fue estofada y policromada. Mide un metro y cinco centímetros de altura.

La hornacina central está acompañada por cuatro columnas salomónicas, dos por cada lado, y el el ático del retablo, sobre un medallón ovalado podemos ver una pintura de San Andrés en sus últimos momentos de agonía (martirio).



A los pies de la Virgen se encuentra el Sagrario, que es una destacada pieza de plata de ley en su color, grabada, repujada y cincelada, con forma de templete, que se asienta sobre plinto de base cuadrangular decorado con guirnaldas, con ocho columnas adosadas, entorchadas, cuyo fuste se decora con rocalla: dos enmarcan cada una de las tres caras visibles, y otras dos, mayores, sirven de sustento a todo el conjunto. 

Su frontal presenta un relieve de La Sagrada Cena. Está rematado por la figura de la Fe portado el cáliz y la cruz. Mide un metro y diez centímetros de altura, sesenta y seis centímetro de ancho y cincuenta y tres de profundo.

El Sagrario se realizó en el último tercio del siglo XVIII o principios del XIX, es de estilo barroco y tiene las marcas siguientes: "Carcia 10", "Guzmán", "No&do" y "Giralda". Existen dudas sobre su autoría pero se cree que pudieron ser "José Guzmán" y "García (Díez)", aunque hay ciertos autores que lo atribuyen al joyero Fernando Amat y Garay.

El banco del retablo es obra de Cayetano González en 1930 realizado en plata de ley. El motivo central es el Cordero sobre el Libro de los Siete Sellos, escoltado por los símbolos propios de los cuatro Evangelistas: niño, león, toro y águila.


Una de las partes más valiosas del retablo de Nuestra Señora del Rosario es el intradós de la hornacina central donde nos podemos apreciar quince piezas pictóricas de Valdés Leal que representan los misterios del rosario.

Así podemos ver quince óleos sobre tabla (34 x 50 centímetros), en estilo barroco, en este orden:

- La oración en el huerto.
- La Flagelación.
- La Coronación de espinas.
- Cristo con la cruz a cuestas.
- La Crucifixión.
- La Resurrección.
- La Ascensión.
- La venida del Espíritu Santo.
- La Asunción.
- La Coronación de la Virgen.
- La Anunciación.
- La Visitación.
- El Nacimiento.
- La Presentación en el templo.
- El Niño hallado en el templo.


De Alonso Vázquez son los cuadros de San Sebastián y San Roque (óleos sobre tabla, 32x59 cms), datados hacia 1590. 

También encontraremos junto al retablo de la Virgen del Rosario el óleo sobre lienzo de Santa Catalina de Francisco Pacheco (1,27 x 0,81 m.). 

La representación de Santa Lucía y San Miguel son de la primera mitad del siglo XVI y está atribuida a Cristóbal de Mayorga (óleo sobre tabla, 1,45 x 0,90 m.).

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