El presbiterio de la iglesia de San Andrés es muy rico en pinturas y en elementos escultóricos. Vamos a dividirlos según el el muro del presbiterio en el que nos fijemos. Digna de reseñarse es la bóveda de crucería que los cubre.
Al final de este relato hablaremos también del patronazgo de esta capilla mayor por parte de la Familia Villacís.
En el muro de la epístola nos encontramos con un calvario en una hornacina con algunos rasgos de estética mozárabe y que está situado junto al arco de entrada a la Capilla Sacramental.
También sobre este muro encontramos seis pinturas que representan a la mitad del apostolado que siguió a Jesús durante su vida. Se creen que fueron pintados en el siglo XVII aunque la autoría no ha quedado totalmente clara ya que aún se discute si fueron pintados por el luxemburgués Pablo Legot o por Herrera el Viejo.
Todos los cuadros están realizado en óleo sobre lienzo y miden 133 centímetros de altura por 98 de ancho.
Los lienzos representan a San Pedro, San Andrés, Santiago el Menor, San Juan Evangelista, San Felipe, Santiago el Mayor, San Pablo, Santo Tomás, San Bartolomé, San Judas Tadeo, San Matías y San Mateo.
En el lado de la epístola también hay un lienzo de Jesucristo con las mismas características y autoría que los anteriores.
2.- Presbiterio. Muro del Evangelio.
En el muro del evangelio del presbiterio nos encontramos con la imagen de Santa Rafaela Porras y Ayllón, fundadora de en el siglo XIX de la Congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, que cuentan con una residencia en la cercana calle Cervantes.
En el resto del muro tenemos los lienzos de los seis apóstoles restantes de la colección de doce lienzos salidos de la escuela de Zurbarán. También se ha conservado una pequeña ventana con restos mudéjares.
3.- Patronazgo de la Capilla Mayor de la familia Villacís.
Los Villacís ostentaban el patronato de la capilla mayor de la iglesia parroquial de San Andrés de Sevilla, con asiento privilegiado y derecho de sepultura en ella.
El 1 de julio de 1861, al hacerse las informaciones para el hábito de la Orden de Santiago de sus descendientes los hermanos Halcón y Villacís, el cura de San Andrés manifiesta a los informantes que en el archivo se custodiaba la fundación del patronato de la iglesia en 1483.
En aquel momento, los informantes encuentran el asiento preferente y el sepulcro de mármol adornado con varios relieves, con un escudo dividido en cuatro cuarteles, que uno era igual al del sillón. También refieren la existencia de varios escudos de armas en las cornisas, que por su altura no podían distinguir, pero que el cura expresó que serían de la familia, pues en virtud del derecho de patronato que tenían no podía haber otros.
Al pie del altar mayor se encontraba una losa de mármol con la siguiente inscripción:
D. Francisco de Villacís Conde de Peñaflor Caballero de el Orden de Santiago del Consejo
de S. M. y su Presidente en la Real Casa de la Contratacion de Sevilla y Mayordomo
de S. A mando poner esta losa para mayor adorno de el entierro de los Sres. sus padres
patronos de esta Yglesia y capilla mayor de ella, de que asimismo es patrono
y lo son los sucesores en su casa y maiorazgo.
Al hacerse en 1664 las informaciones para el ingreso en la Orden de Alcántara de don Bartolomé Antonio de Villacís, vecino de Quito, se menciona la existencia de un rótulo alrededor del arco de la capilla mayor, que decía:
Son patronos de esta iglesia y capilla mayor los honrrados cavalleros Pedro de Villacís
y Doña Elena de Menchaca, su mujer, y los sucesores en su mayorazgo.
Renovó su entierro, dotó la iglesia, adornó y doró la capilla Don Francisco de Villacís,
su biznieto, Conde de Peñaflor, Caballero de la Orden de Santiago y Mayordomo de Sus Altezas.
Aunque en el siglo XVII se hiciera público y se dejara constancia de ese patronazgo (o posteriormente en el siglo XIX), todo comenzó con la figura de D. Pedro Villacís, personaje que se trasladó a Sevilla con motivo de haber sido nombrado por los Reyes Católicos para el cargo de Tesorero y Receptor de la Inquisición de España y Canarias, a raíz de la constitución del Tribunal del Santo Oficio. Por esta causa circularon por dicha ciudad unas coplas que decían:
"Judío de larga nariz
paga la farda a Villacís;
judío de nariz larga
paga la farda"
Don Pedro de Villacís recala en la Sevilla del siglo XV, es personaje influyente, se posiciona como tesorero de la Inquisición y desempeña el oficio de receptor de la farda de los judíos, que era algo así como recaudador de sus impuestos.
Fue Caballero Veinticuatro del Ayuntamiento de Sevilla y uno de los caballeros de esta ciudad convocados por los Reyes Católicos en 1494. Compró unas casas principales en la calle de la Plata (en el sitio que en la actualidad se llama Plaza de Villasís), en la collación de San Andrés, a don Antonio Manrique de Lara, Alcalde Mayor de Sevilla, con el cual tuvo algunas diferencias que sustanciaron, en virtud de laudo dictado por Alonso Núñez, por escritura otorgada el 13 de noviembre de 1521 ante el escribano Diego López.
Asimismo, y como antes se dijo, fundó el patronazgo de la capilla mayor de la iglesia parroquial de San Andrés de Sevilla, que a su esposa y a él dio el Cardenal Mendoza el 7 de marzo de 1483 con obligación de reedificarla a su costa. Tomó posesión de la capilla el siguiente día 12 de marzo.
Sin embargo, Pedro de Villacís no llegó a sepultarse allí, pues murió en Olmedo (Valladolid) y fue enterrado en la iglesia de San Francisco de dicha villa el 16 de febrero de 1534, día en que con las solemnidades legales, y a solicitud de su viuda, la justicia mandó abrir el testamento cerrado que ambos habían otorgado mancomunadamente en ese mismo lugar el 21 de noviembre de 1530 ante el notario Pedro de Herrera.
D. Francisco de Villacís, hijo mayor, sucedió en el mayorazgo que sus padres fundaron. Nació en Sevilla. Vivía en 1542, año en que el Ayuntamiento de Sevilla le devuelve la blanca de la carne en reconocimiento de su nobleza, pero estaba muerto ya en la fecha del 6 de noviembre de 1545, fecha en que la justicia concede a su viuda la tutela de sus hijos.
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