martes, 24 de enero de 2023

La Iglesia de San Andrés (16): la Capilla de Santa Marta.

 


Sobre el muro de la Epístola, entre la Capilla Sacramental y la estrecha puerta que da acceso al interior de la torre de la iglesia, nos encontramos con una capilla de estilo gótico-mudéjar que lleva el nombre de Santa Marta, la titular de la Hermandad del lunes santo que tiene su sede en este templo de San Andrés. 

Aunque su configuración geométrica es rectangular, también es cierto que está compuesta de dos habitáculos separados por un arco de medio punto que sirve de corte visual entre dos zonas casi cuadradas que dan forma a la Capilla de Santa Marta. Las bóvedas son ochavadas.

 


En el primer habitáculo de la capilla nos encontramos a Santa Marta sobre un altar y acompañada por dos ángeles lampareros. Junto a Santa Marta podemos ver parte de los sillares del coro del desaparecido convento de las Dominicas de Pasión de la calle Sierpes. 

A los pies del altar de Santa Marta está el sepulcro del militar D. Joaquín Ortiz-Repiso y Cabrera, quien en vida era muy devoto de la Virgen de Araceli (de hecho nació en 1871 en Lucena, localidad de la que la Virgen de Araceli es su patrona) que ocupaba el lugar que ahora disfruta Santa Marta.





A continuación de este primer habitáculo y atravesando un vano con arco de medio punto, pasamos a la parte de la capilla donde se encuentran el resto de las figuras del misterio del paso de Santa Marta. La Hermandad de Santa Marta fue la última de las hermandades gremiales creada en 1948 por los Hosteleros sevillanos.

Santa Marta sobre una peana bajo un arco ciego apuntado, es obra de Sebastián Santos Rojas, el resto de la imágenes que representan el misterio son de Ortega Bru y se encuentran presidiendo la siguiente estancia.






La talla de Santa Marta es un trabajo de Sebastián Santos Rojas, quien la realizaría en 1950. 

Poco tiempo después, en 1952, Luis Ortega Brú haría las imágenes del Cristo, de la Virgen, de las Tres Marías, de San Juan, de San Nicodemo y de José de Arimatea. 

En 1956, este mismo autor hace una segunda Dolorosa, que sería sustituida en 1958 por otra, en este caso de Sebastián Santos, mientras que la de Ortega Brú sería adaptada como una de las Marías. Esta última Dolorosa, con la advocación de Nuestra Señora de las Penas, se halla situada en un retablo que hay en uno de los laterales de la capilla.

A los pies de la peana del misterio se encuentra la tumba de Luís Ortega Bru.









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