Es una sala cuadrada, de no muy amplias dimensiones, sólo sesenta y cuatro metros cuadrados, que comunica la Sala de Descanso de los Jueces y el Patio central con el Jardín Grande que, en su tiempo, fue el antiguo huerto del palacio. Se supone que esta sala tuvo que ser la sala de ceremonias del palacio, razón por la que está profúsamente decorada con azulejos de cuenca que alcanzan gran altura.
Situada en la planta baja del Torreón, esta estancia, conocida como Gabinete de Pilatos, se corresponde con una de las cámaras laterales del esquema tripartito tradicional de la arquitectura mudéjar, es decir, una sala de planta rectangular de proporción bastante alargada, el Salón Antecapilla, flanqueada en ambos extremos por cámaras cuadradas.
Sus mayores dimensiones y su rica decoración permiten afirmar que hereda algunas de las características del salón principal de ceremonias, aula regia o kuba de la arquitectura hispanomusulmana, lo que nos invita a pensar que debió tener un papel singular en el ceremonial de este palacio.
La kuba de la arquitectura islámica en los territorios de la corona de Castilla se adoptó como uno de los tipos preferidos para la construcción de salas de recepción regia y nobiliarias es una estancia de planta cuadrada que forma un volumen cúbico que simboliza la tierra cubierta por un techo no plano, que puede tener forma de cúpula, bóveda o artesa y que sería de evocación de la bóveda celeste.
Un artesonado en madera entrelazada que tiene con centros de los lazos a diez estrellas y que da un ejemplo de la laborisidad y riqueza de esta sala y del recinto en su conjunto. El techo es un artesonado adintelado de lacería "a calle y cuerda" compuesto por ruedas de diez lazos que tienen como centro de la composición a estrellas de diez puntas. Fue diseñado y compuesto antes del fallecimiento de Catalina de Ribera en 1505 y se asemeja mucho a la utilizada en las cúpulas mudéjares, por lo que es posible que se le quisiera conceder la misma función de representación simbólica de la bóveda celeste.
Lo más sobresaliente de este palacio medieval, y lo que supone una extraordinaria singularidad en la Sevilla de la época, es que se organizara con la misma disposición y tuviera abriendo al patio salones de idéntica escala y suntuosidad, tanto en la planta baja como en la alta.
Así, este Gabinete de Pilatos tiene una correspondencia exacta en la planta alta, con una estancia que debía tener en el palacio de invierno la misma función ceremonial, y que por no tener otro piso encima, se cubre esta vez sí, con una bella armadura en forma de artesa octagonal. Estos grandes salones eran las habitaciones de representación del palacio, y a su espalda dan acceso a una parte más doméstica casi enteramente desaparecida con las reformas de los siglos XIX y XX constituida por estancias menores dispuestas entorno a pequeños patios irregulares, que debemos imaginar habitadas no solamente por la familia y los parientes, sino por una extensa nómina de criados y esclavos.
Lo que primero te llama la atención de la sala es su techo, de inspiración mozárabe, un arrocabe decorado con las armas de los Enríquez y los Sotomayor. Cincuenta y cuatro son las estrellas doradas que se cuentan en el cielo del Gabinete de Pilatos, ocho de ellas de gran tamaño, en piña de mocárabes, y cuarenta y seis en bajorrelieve.
La sala tiene una puerta de entrada desde el patio principal y otra puerta de salida hacia el Jardín Grande. Además posee otra puerta, de muy pequeñas dimensiones que comunica con la sala adjunta al Gabinete de Pilatos.
En el centro de la sala vemos una pequeña fuente de bronce que, en su tiempo, manaba su agua hacia una pequeña pila octogonal de azulejos azules.
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