El zaguán abre por un ángulo al patio grande, trazado por don José Sáez López, cuyo centro está ocupado por un soberbio mosaico del que hablaremos más adelante. El mosaico resultó tener, curiosamente, las mismas dimensiones que el hueco del patio, por lo que pudo adaptarse perfectamente, siendo la fuente que ocupaba este lugar trasladada al patio trasero.
Junto al mosaico, doña Regla mandó colocar en las galerías perimetrales del patio un mosaico de opus sectile similar al del zaguán.
El patio está rodeado de columnas dieciochescas con énfasis y capiteles toscanos, excepto las dos más cercanas a la puerta del zaguán que ostentan capiteles tallados al estilo del siglo XVI.
Los arcos que unen esta columnas, por su parte, se adornan con labores de yesería mudéjares, inspiradas en otros modelos sevillanos que todos tenemos en mente. La galería superior es cerrada, sólo perforada por ventanas que dan luz a una hermosa galería que sirve de acceso al resto de las habitaciones superiores.
En el patio principal se encuentra el mejor de los mosaicos de Itálica. Es también el último que se colocó en la casa puesto que su hallazgo se produjo en 1914 cuando ya la legislación no permitía que estos descubrimientos pasara a los particulares, pero doña Regla consiguió que se le cediera por una Real Orden a cambio de donar al Estado otros dos que se habían encontrado junto a él y hoy se conservan en el Museo Arqueológico de Sevilla.
Se trata de un mosaico de opus tessellatum, es decir, de pequeños cubos o táselas de mármoles y piedras de diversos colores con los que se dibujan paisajes y escenas mitológicas enmarcados por cables entrecruzados y bordeados por una cenefa de rodeos de hojas de yedra.
El personaje del círculo central es un joven que porta una flauta de tubo de caña, el atributo habitual del dios Pan, pero el óvalo rojizo que se dibuja en su frente permite comprender que se trata del tercer ojo del cíclope Polifemo, representado aquí, no como el temible enemigo de Ulises, sino como el enamorado imposible de la ninfa Galatea a la que dedica sus sones y cantos.
Las ocho escenas que rodean a la escena central, con imágenes amorosas del dios Zeus, deben representar los relatos con los que el pobre gigante quería atraer a la ninfa recordándole uniones tan desiguales como las que él pretendía.
De las ocho escenas figuradas, sólo la personificación del río recostado sobre las rocas (¿el Baetis quizá?) se aparta de la serie de episodios de amores maravillosos que reúnen los casos más famosos de la "Metamorfosis" de Ovidio. Siete son las escenas amorosas.
Siguiendo el texto de dicha obra podemos reconocer aquí a Leda (1) recibiendo Zeus convertido en un sátiro, a Europa (2) dispuesta a ser raptada por Zeus transformado en toro, a Ganímedes (3) sirviendo una copa a Zeus como águila, a Dánae (4) recogiendo en su seno hecho lluvia de oro, a Io (5) convertida en vaca para evitar la persecución de Hera o Calisto (7) transformada en una osa que va a ser cazada por su propio hijo Arcas.
En las esquinas del mosaico se encuentran los bustos de las cuatro estaciones coronados con la vegetación que representa a cada una de ellas: Hiems (A), el invierno, es una matrona con la cabeza velada y cubierta de juncos; Ver (B), la primavera, es una muchacha coronada de flores; Aestas (C), el verano, es otra joven coronada de espigas; y Autumnus (D), el otoño, aparece como un muchacho cubierto por pámpanos.
En torno al patio se disponen algunas vitrinas con multitud de objetos romanos, musulmanes y mejicanos, así como algunas piezas escultóricas como una pequeña estatua de Atenea en movimiento de inspiración pergamena.
Destacan aquí también una serie de tinajas y brocales de pozo medievales de cerámica. Especial interés tiene un fragmento escultórico árabe: un relieve de mármol de un león atacando a una gacela, de época califal. El relieve es muy plano con las siluetas de las figuras recortadas en planos muy lineales.
Por último, a destacar una estatua de Atenea, la Minerva de los romanos, que representa a la diosa con el caso y diciendo sobre el pecho el gorgoneion con la cabeza de Medusa ofrecida por Perseo, además su actitud es de lucha, con el brazo derecho extendido y la pierna derecha adelantada, lo que obliga a representar sus vestiduras con pliegues curvos muy animados.
... continua en "El Palacio de la condesa de Lebrija (5)".
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