La condesa de Lebrija fue la primera persona que puso en práctica las técnicas modernas de extracción y restauración de mosaicos romanos, pero además fue atrevida con su propia casa pues no dudó en derribar muros y adaptarlos a las formas y medidas de los mosaicos de manera que éstos pudieran conservarse en su estado y forma original.
Una de las piezas más delicadas de toda su colección es el pavimento de esta sala octogonal con fuente central para el que remídelo la habitación que comunica el salón principal con la sala de Dionisos.
El diseño es muy irregular, con cráteras de las que parte un tallo vertical, dos roles laterales y dos tallos inferiores que se enlazan a los de las cráteras contiguas en esbeltas estilizaciones de candelabros.
En el centro, la taza de la fuente está cubierta por un ajedrezado de rombos verdes, negros y blancos. Los temas son de un marcado clasicismo, lo que da a entender que este pavimento puede ser de la época de Adriano. Este mosaico ochavado fue el primero que adquirió la condesa en el año 1901.
... continua en "El Palacio de la condesa de Lebrija (13)".
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