jueves, 31 de enero de 2013

El Corral de los Artesanos.



El Corral de los Artesanos es una ínsula del arte en el centro de Sevilla en la que el tiempo se ha parado para dar cobijo a artistas de todos los gremios artesanos y para escuchar el flamenco más puro de nuestra ciudad.



La entrada está en el número 52 de la Calle Castellar, a un minuto de la Iglesia de San Marcos. El exterior del edifico, cuyas dependencias son utilizadas por el Colegio Calderón de la Barca, está decentemente cuidado y sólo cuando traspasas la entrada y te introduces en el callejón que te lleva al corral te vas dando cuenta como traspasas las barreras del siglo XXI para retroceder en el tiempo a centurias pretéritas.


Haciendo un resumen muy básico del lugar tengo que decir que el lugar está hecho para lo que está hecho: recoger multitud de pequeños talleres (cuyo alquiler ronda los doscientos euros mensuales) en los que los artesanos tienen su lugar de trabajo y de inspiración. Tapiceros, ebanistas, imagineros, orfebres, carpinteros, tallistas, fotógrafos, diseñadores y academias de baile y flamenco dan vida al corral durante las horas del día.


Por la noche, el ambiente cambia. Los grupos musicales y flamencos que durante el día componen, practican o, simplemente afinan sus instrumentos musicales, a la luz de la luna sacan a relucir su magia y convocan a la luz de las candelas los sones del cante jondo, de las bulerías, alegrías, soleás, fandangos tientos, tarantos, sevillanas, coplas y algún que otra canción de moda más juvenil, mientras los guiris (siempre los guiris) atienden a la música y al baile con caras de sorpresa y emoción.


Este tipo de arquitectura debe luchar contra los continuos ataques de los que tienen intereses inmobiliarios. De hecho, el propietario era constructor aunque se ha encontrado con la protección que la Administración ha dado a lugares históricos como éste.








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