Junto al retablo de la Virgen del Carmen, en el muro de la nave de la Epístola, podemos ver este retablo barroco de mediados del siglo XVII dedicado a Santa Ana y la virgen niña.
Se trata de un retablo de madera tallada y dorada, con una profusa decoración de roleos, rocallas y elementos vegetales, característicos del barroco sevillano de esta época. Presenta un banco, un cuerpo principal con hornacina central y un ático rematado por un relieve escultórico.
En la hornacina central se encuentra la imagen de Santa Ana con la Virgen Niña, donde la madre recoge con el brazo izquierdo a la niña mientras sostiene un pergamino con la mano derecha. La escultura destaca por la elegancia de los ropajes, estofados en oro, con ricas policromías.
En la parte superior del retablo se encuentra una representación de Dios Padre, con la bola del mundo en la mano izquierda y bendiciendo con la derecha, acompañado por ángeles. Se aprecian cabezas de querubines, ángeles y motivos florales tallados en madera y dorados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario