Junto al retablo de Santa Lucía y próximo a la puerta del muro de la Epístola, podemos ver este lienzo propiedad de la Hermandad y cuyo título es "Exaltación de la Eucaristía". Este óleo sobre lienzo es anónimo y está datado en el siglo XVIII.
La pintura está dividida en dos planos. En el inferior se reúnen en actitud de dialogo los cuatro Padres de la Iglesia perfectamente distinguidos por sus atributos iconográficos. En la parte superior, sostenido por querubines, se aparece un lujoso ostensorio barroco con la Sagrada Forma. A ambos lados, un coro de ángeles músicos canta en su honor.
El decreto sobre el Santísimo Sacramento de la Eucaristía firmado por los padres conciliares en 1551 indicaba en su capítulo VI la necesidad caritativa de tener como hábito el llevar "honoríficamente" la Eucaristía a los hogares para ser administrada a los enfermos, que no podían trasladarse al templo.
Ello dio lugar a las llamadas "procesiones de impedidos" organizadas por la Hermandad Sacramental en tiempos de la Pascua de Resurrección como una misión de caridad y como un testimonio público de fe, por lo que así eran valoradas como vértice de la labor evangelizadora de la Iglesia.
La procesión se iniciaba desde la misma Capilla Sacramental y exteriormente quedaba circunscrita a los límites de la collación. La puesta en escena se caracterizaba por un protocolo que precisaba el cortejo desde el muñidor con el campanil hasta el palio, definiendo las insignias, la presidencia con varas y el orden de los hermanos que portaban las "candelas"
Las indicaciones tridentinas subrayaban la exigencia de que la manipulación y exposición de la Sagrada Eucaristía se hicieran "cuidadosamente". Esta premisa motivó la fabricación de lujosos portaviáticos o altares portátiles, donde el Santísimo se alojaba durante la procesión y se exponía ante los aquejados en el interior de sus domicilios.
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