Como decíamos en el post anterior, la iglesia de San Ildefonso tienen un marcado estilo neolásico, aunque los estudiosos descubren ciertos elementos barrocos por influencia de la afamada familia Figueroa, maestros de arquitectos que dejaron una gran impronta en la ciudad.
La fachada principal está enmarcada por dos altas torres y su cuerpo principal lo encontramos tras una verja de hierro y un atrio con acceso para minusválidos.
Esta fachada está dividida en dos cuerpos. El primero de ellos tienen en el centro una gran puerta de madera que permite el acceso al interior. A ambos lados encontramos con sendas parejas de columnas de mármol y de estilo dórico (las volutas son muy sencillas como indica este estilo clásico). Las columnas están soportadas por pedestales pétreos.
Las columnas soportan un dintel sobre el que se asienta el siguiente cuerpo de la fachada. Sobre la hornacina tenemos un dintel curvo en el que se enmarca un escudo con las insignias del santo.
En el centro del segundo cuerpo nos encontramos con una estatua de San Ildefonso, a quien está consagrada la iglesia. La hornacina que le sirve de refugio está enmarcada por dos conjuntos de tres columnas dóricas como las del espacio inferior y por dos parejas de jarrones de piedra.
San Ildefonso, santo a quien está dedicada esta iglesia fue uno de los llamados padres de la Iglesia. Nacido en el 607, durante el reinado de Witerico en Toledo, de estirpe germánica, era miembro de una de las distintas familias regias visigodas. Fue sobrino del obispo de Toledo San Eugenio III, quien comenzó su educación.
Por el estilo de sus escritos y por los juicios emitidos en su De viris illustribus sobre los personajes que menciona, se deduce que recibió una brillante formación literaria. Según su propio testimonio fue ordenado de diácono (ca. 632-633) por Eladio, obispo de Toledo. En un pasaje interpolado del Elogium, se dice que siendo aún muy niño, ingresó en el Monasterio de Agali o agaliense, en los arrabales de Toledo, contra la voluntad de sus padres. Más adelanté se afirma que «se deleitaba con la vida de los monjes», en el sentido de que desde niño se inclinó al estado religioso.
Ildefonso estuvo muy vinculado a este monasterio. Estando ya en el monasterio, funda un convento de religiosas dotándolo con los bienes que hereda, y en fecha desconocida (650?), es elegido abad.
Firma entre los abades en los Concilios VIII y IX de Toledo, no encontrándose su firma, en cambio, en el X (656). Muerto el obispo Eugenio III es elegido obispo de Toledo el año 657, y según el Elogium obligado a ocupar su sede por el rey Recesvinto.
En la correspondencia mantenida con Quirico, obispo de Barcelona, se lamenta de las dificultades de su época. A ellas atribuye el Elogium que dejase incompletos algunos escritos. Muere el 667, siendo sepultado en la iglesia de Santa Leocadia de Toledo, y posteriormente trasladado a Zamora.
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