Tras las obras del Edificio Metropol Parasol, la Fuente de la Encarnación ha quedado encajonada entre veladores de los bares y torres de cemento.
Gracias a Dios, los angelitos que la coronan no muestran disgusto por ello, aún si cabe, ríen de gozo mientras lucen sus orondas barriguitas al tenue sol de la mañana.
En este enlace la pueden ver antes de la finalización de las obras y del cambio de lugar de emplazamiento.
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