Aunque pueda parecer un auténtico laberinto de paredes, murallas, almenas, ventanas y colores, este lugar no es más que el rincón donde confluyen la fortificación del Alcázar con las blancas casas del Callejón del Agua.
Punto neurálgico del Barrio de Santa Cruz, por encima de las murllas del Alcázar que limitan esta calle discurría el agua que llegaba desde los Caños de Carmona para abastecer al mayor Palacio Real de Europa donde moraban los reyes castellanos y su séquito.
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