jueves, 21 de octubre de 2021

La Iglesia de San Román (1): Breve historia.

 


En el número 3 de la Plaza de San Román, en pleno barrio de Santa Catalina, nos encontramos a una de las iglesias más antiguas de la ciudad, siendo una de las veinticuatro parroquias en las que quedó dividida la ciudad de Sevilla en 1248 tras la conquista por el Rey Fernando III el Santo: la Iglesia de San Román y Santa Catalina.

Aunque su historia se remonta a años atrás, el actual edificio surgió en 1356 cuando el arzobispo Nuño mandó que se reedificase la iglesia existente de San Román, probablemente debido a los daños causados por el terremoto de ese año que causó graves daños en la ciudad.


La iglesia está encuadrada dentro del conjunto de iglesia gótico-mudéjares que nos ofrece la ciudad. Aunque efectivamente contiene muchos de los elementos característicos de este tipo de iglesias medievales, su conjunto fue modificado durante el siglo XVII y también en el siglo XVIII.

En 1936, en plena Guerra Civi, la iglesia sufrió los disturbios propios de la guerra y del vandalismo de la turba. Tras la misma, en 1948 se hace una primera gran restauración, pero no sería hasta 1991 cuando fue sometida a una primera revisión (la principal actuación fue el desmontado de las tejas y mortero de las cubiertas de la nave central y del presbiterio, para impedir nuevas caídas a la calle, y su sustitución provisional por una cubierta de uralita, en espera de la siguiente obra.),  y una definitiva en 1994 (actuaciones de estructuras y cubiertas: desmontado de cubiertas y estructuras de cubiertas para la ejecución de las nuevas o restauración de las que permanecen, atado y consolidación de muros, artesonado sobre la nave central, restauración de los tirantes de lacería, forjados de madera de las naves laterales, refuerzo de bóvedas, cerchas sobre el presbiterio, cubiertas, algunas actuaciones de albañilería y otras actuaciones de menor entidad. Se colocó teja en todas las cubiertas, incluidas las naves laterales y la capilla sacramental, como hubo antiguamente), siendo abierta de nuevo al culto en el año 2004 tras una rehabilitación integral que ha llevado incluso a dejar al descubierto su portada lateral a la calle Enladrillada.

Tras el incendio provocado en 1936 desapareció su antiguo retablo mayor en el cual se veneraba la imagen de San Román, así como la escultura de la "Virgen de la Granada", obra de Roque Balduque de la segunda mitad del siglo XVI que se encontraba ubicada en la Capilla Sacramental, que quedó destruida.


Es una iglesia de tipo parroquial sevillano, formada por tres naves, la nave central de mayor anchura y altura que las otras. La estructura sobre la nave central es un artesonado formado por armadura de pares y nudillos, con siete tirantes con lacería. Las naves laterales se cubren con forjados de madera.

La apreciable diferencia de altura entre la nave central y las laterales permite la existencia de unas ventanas ojivales en los laterales de la nave central. Este tipo de ventanas existe en muy pocas iglesias similares, pero en ninguna con superficie acristalada tan grande. La restauración de estas ventanas y el empleo de estucos blancos en el interior proporcionan un espacio interior muy luminoso.


El titular de la parroquia es San Román, un monje galo del siglo V que fundó varios monasterios en los territorios cercanos al monte Jura. Su vida se mueve en aquellos años tan difíciles cuando el Imperio Romano de Occidente se desmorona y cuando los pueblos bárbaros venidos del norte de Europa amenazan avasallarlo todo. De hecho reina la barbarie y la desolación. El cristianismo que hace poco ha conocido los aires de la libertad, al poder celebrar sus actos fuera de las catacumbas, encuentra ahora este enemigo al que tan sólo le interesa el materialismo y la barbarie.

Es ordenado sacerdote en Besancón por el ilustre Hilario de Arlés en tiempos tan difíciles para la Iglesia. No por cobardía, sino por necesidad interior, renuncia a todas las prebendas que podía ofrecerle su Ordenación sacerdotal y se retira a la soledad para vivir la vida eremítica.

Pronto se enteran algunos hombres, igual que él hambrientos de vida de mayor entrega al Señor, y le piden los acepte en su compañía... Así van echándose los cimientos de aquel género de vida que llamará la atención por aquellos alrededores y que será foco de virtudes cristianas. Román conocía bien la vida y escritos de los Padres del Desierto de Egipto, la Tebaida, etc... y pensó que, sin abandonar su Patria, en la misma Galia, podía él y los suyos organizar el mismo género de vida que aquellos Padres... De aquí surgió su célebre convento de Condat que será después la semilla de otros muchos Monasterios.

Román también supo ser duro e intransigente con los príncipes y nobles cuando veía que los derechos humanos y de la Iglesia eran pisoteados por ellos. Condat se había convertido en una de las escuelas más famosas de su tiempo y de allí salían fervorosos misioneros y trabajadores para todo los campos en la viña del Señor. Famosos se hicieron aquellos cenobios por su sabiduría, copia de códices, enseñanza de idiomas antiguos, composición de preciosos tratados de vida espiritual y obradores de muchos prodigios. Lleno de méritos expiraba el año 460.

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