La muestra, Henry Moore, reúne en la plaza del Triunfo, en el espacio en el que confluyen los tres monumentos sevillanos declarados Patrimonio Mundial por la Unesco: Catedral, Alcázar y Archivo de Indias, siete bronces realizados en la cúspide de su carrera, entre 1960 y 1982.
Las esculturas, que juntas pesan casi 11 toneladas, forman parte del gran legado que Moore dejó a su fundación para acercar el arte contemporáneo al público. La fundación tiene un millar de esculturas, con piezas de todos los tamaños y entre las que se encuentran 50 esculturas monumentales como las siete que pueden verse aquí.
Óvalo con puntos (1968-1970), una armónica figura abstracta de 2.700 kilogramos de peso, y Pieza de bloqueo, una obra de casi tres metros de altura y 3.000 kilos, son las más imponentes y las que usan un lenguaje más abstracto de cuantas pueden verse en Sevilla. Junto a ellas se muestran sus famosas figuras reclinadas, y una de sus conocidas maternidades: Madre e hijo reclinados (1975-1976), un buen ejemplo de cómo el bronce puede congelar los sentimientos.
La exposición, organizada por la Obra Social La Caixa, la Fundación Cajasol y el Ayuntamiento de Sevilla, es la primera vez que puede verse en la península.
Henry Moore (1898-1986) es uno de los grandes maestros de la escultura moderna y, en las décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, alcanzó fama mundial por los bronces monumentales expuestos en espacios exteriores.
La muestra que pasará por Sevilla pretende aproximar el arte a las personas fuera del marco habitual de museos y salas de exposiciones. Para ello, reúne siete esculturas seleccionadas por Anita Feldman, jefa de Colecciones y exposiciones de la Fundación Henry Moore, la entidad que vela por la conservación y la divulgación del legado del artista.
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