Hace unos días los sevillanos tuvimos una primera oportunidad de ver y disfrutar, visualmente hablando, de la restauración del interior del Bar Giralda (calle Mateos Gago, 1) y de lo que estas salas escondían: un hamman almohade, unos baños públicos datados en el siglo XII y que, según reza en una inscripción colocada en el suelo de la sala de agua templada, fue edificado durante el califato de Abu Yacub entre los años 1163-1184, pocos años antes de que el mismo califa mandara levantar también el nuevo alminar de la mezquita, una torre que hoy conocemos como Giralda.
Diversos historiadores habían documentado la existencia de este chaman desde el siglo XII, aunque ha sido ahora cuando se han recuperado todas las estructuras.
La importancia de este descubrimiento radica en que estos baños, que sería uno de los muchos que habría en la Sevilla islámica, conservan casi el 90% de su decoración. Se trata de un hecho insólito en toda la Península Ibérica.
El salón principal del Bar Giralda era la sala templada del hamman, la más amplia y lujosa, aunque tanto la cúpula como los arcos, que originariamente serían de herradura, fueron alterados en intervenciones realizadas en el siglo XVII.No existe mucha historiografía al respecto de los baños aunque algunas fuentes sí revelan su existencia. La remodelación del local en 1928 por el arquitecto Vicente Traver, para convertirlo en hotel había permitido la buena conservación de la inicial construcción.
El testimonio más antiguo, es del poeta e historiador Rodrigo Caro (1573-1647) donde en 1634, describe que perseveran allí “señales de que fue un baño, y algunos quieren decir que es parte de él la bóveda que se ve al entrar por la Borceguinería, pero no parecen aquellos edificios de baños sino reliquias de algún circo o anfiteatro”.
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