La suerte, aunque se sin querer, a veces juega a tu favor sin quererlo. En una noche fría y cerrada de esta semana me acerqué a la Plaza Virgen de los Reyes a hacerle unas fotos a la fuente de la misma.
Quiso la casualidad, y yo no me di cuenta hasta que vi las fotos en el ordenador, que en una de ellas la efigie del Papa Juan Pablo II se asomara al fondo como si estuviera andando sobre las aguas de la pileta de la fuente.
A lo mejor era una forma de hacernos entender el pasaje evangélico de Jesús sobre las aguas del lago Tiberíades. O no, que fuera sólo un simple guiño que la cámara quiso jugarnos. A saber.
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