A la estructura mudéjar del templo de Santa Catalina se fueron adosando una serie de volúmenes correspondientes a otras capillas, mientras interiormente la iglesia se enriquecía con retablos y pinturas.
Así, a finales del siglo XVI, en el colateral de la Epístola del presbiterio, la familia Carranza fundó la capilla que le servía de enterramiento. Cerrada mediante una reja fechada en 1603, conserva un retablo de pintura presidido por la Asunción de la Virgen, mientras en los laterales aparecen San Pío V, San Gregorio, Santa Catalina y Santa María Magdalena. El retablo es obra del siglo XVII, al igual que los azulejos que decoran sus paredes. Actualmente esta capilla es la sacristía del templo.
Losa sepulcral de Alonso de Carrión, 1573.
“Esta bóveda y la capilla que está junto a ella dentro de la capilla mayor
son de Alonso de Carrión que en ella yace y de Doña Ana de Burgos
su mujer y del jurado Juan de Padilla y de sus herederos y sucesores”
Arquitectónicamente, se trata de una capilla de planta cuadrada, construida en ladrillo enfoscado y encalado, cubierta con una bóveda semiesférica sobre pechinas, siguiendo los preceptos estilísticos clasicistas de finales del siglo XVI y comienzos del XVII.
Las escasas referencias bibliográficas que tenemos sobre este espacio la sitúan como obra arquitectónica de finales del siglo XVI, estando datada normalmente en 1573, basándose en la inscripción de la losa sepulcral y suponiendo una reforma de la capilla en 1603, que es la fecha que aparece en el zócalo de azulejos y del que también dataría la reja.
Destacamos especialmente el hallazgo del contrato del retablo de la capilla que nos permite conocer su ejecución en 1605 por el artista Diego López Bueno, acordada con el racionero Don Álvaro Morán de la Cerda, comitente y patrón de la capilla en esos años.
La capilla es una construcción muy sencilla arquitectónica y ornamentalmente conformada por una planta cuadrada con las esquinas levemente achaflanadas. Su alzado se basa en una serie de pilastras en esquina de los que parten cuatro arcos, el de entrada y los tres arcos tapiados que conforman los restantes muros de la capilla. El capitel liso y la cornisa de las pilastras son corridos y rodean todo el espacio cuadrado. Sobre ello, en los arcos laterales, podemos ver dos óculos, uno abierto y otro simétrico cegado, enmarcados con ornato purista, con leves rehundimientos y relieves de líneas geométricas.
De igual forma podemos definir la configuración decorativa de la bóveda, compartimentada en dieciséis gajos por ocho triángulos de yeso o estuco que sobresalen levemente. La parte inferior del muro de la capilla se encuentra recubierta por un zócalo de azulejería de fábrica trianera, fechado en 1603.
Sobre un plinto de azulejos con motivos de olas, aparecen unos grandes tableros enmarcados por dos guardillas entre verduguillos. Estas guardillas, sobre fondo amarillo, representan una serie de motivos vegetales de roleos, cercano a la pintura de grutesco, entre los cuales se insertan diversos animales como perros y conejos, o seres fantásticos como grifos, y a su vez tondos con la fecha de realización de la obra.
En junio de 1605, el patrón y mecenas encargaría al artista Diego López Bueno las trazas y ejecución de un retablo para esta capilla privada. Se trata de un retablo con banco, un único cuerpo y ático. Los rasgos arquitectónicos responden a unos elementos de fuerte impronta escurialense y purista, dentro de los comienzos del Protobarroco y de su producción temprana. Los soportes en el cuerpo del retablo son unas pilastras tablereadas coronadas por unos biglifos con una pequeña tabla cuadrada en su parte inferior, resultando un elemento muy característico.
En el ático, como elementos reseñables podemos ver pináculos piramidales a ambos lados de impronta herreriana, y la pintura bajo un frontón recto partido con otro en su interior. En las condiciones del retablo queda patente que debe ocupar todo el arco y que no debe incluir repisas para esculturas, puesto que va a ser un retablo pictórico, tal y como vemos actualmente. El cuerpo se articula en tres calles, estando la central presidida por un gran lienzo de la Asunción de la Virgen. En las calles laterales podemos ver dos lienzos superpuestos en cada una con algunos santos, encontrándose en la parte inferior San Gregorio y San Pedro, uno a cada lado, y en la superior Santa Catalina y Santa María Magdalena. El ático lo preside una pequeña obra pictórica de la Santísima Trinidad.
La iconografía de los santos del retablo no es aleatoria, puesto que las santas de la parte superior referencian las dos collaciones donde vivió y tenía casas el racionero, Santa Catalina y Santa María Magdalena, como podemos desgranar de sus propiedades en su carta de testamento. En la parte inferior, dos santos pertenecientes al estamento eclesiástico y al pontificado, en relación con su oficio, pudiendo incluso haber sido retratado en alguno de estos personajes, como era común entre los mecenas en las capillas y retablos de devoción privada.
El 26 de octubre de 1607 es la fecha en la que D. Álvaro Morán de la Cerda funda una capellanía en su capilla, y para ello deja las rentas anuales de 28 ducados y 4 reales que dejaban unas casas que tenía en la collación de Santa María Magdalena, y 8.649 maravedíes sobre las rentas de una pastelería que tenía frente a la puerta de Triana, en la misma collación, sumándose una renta anual para la capellanía de 19.385 maravedíes, para celebrar las misas que correspondieren a dicha tasación. Como capellán perpetuo nombra a Pedro de Fuentes, siendo patrón el mismo racionero hasta su muerte, cuando cedería su puesto a su sobrino Don Luis de Carranza y de la Cerda y a sus sucesores. Por esta línea de descendientes posteriores es por lo que la capilla es conocida como Capilla de los Carranza.
En su testamento, redactado ante el escribano Rodrigo Fernández el 1 de diciembre de 1608, deja bien claro el lugar de su sepultura: “que mi cuerpo sea sepultado en mi capilla y entierro que yo tengo en la yglesia de santa catalina desta ciudad en la capilla mayor della a mano derecha”.
En algunas cláusulas, se refleja el alto estatus social y económico del personaje, puesto que manda celebrar quinientas misas rezadas por su alma y la de sus difuntos en diferentes iglesias y monasterios repartidas por la ciudad, además de decir misa por su ánima en todos los altares privilegiados de Sevilla y diez más en el altar mayor de la iglesia de Santa Catalina.
Además, también ordena varias misas cantadas en la festividad de Santa Catalina y en la de la Asunción de la Virgen, dos festividades importantes relacionadas con la advocación del templo y de la capilla, respectivamente. Otra de las cláusulas interesantes en relación con la capilla es la referida a la orden de trasladar los cadáveres de sus padres, que yacían en el convento de San Francisco, a la nueva cripta de la capilla familiar del racionero.
Tras la muerte de Don Álvaro, se sucederán una serie de patronos, comenzando por su sobrino Don Luis de Carranza y de la Cerda, veinticuatro de Sevilla, durante la primera mitad del siglo XVII.
En los documentos relacionados con la capellanía fundada en la capilla, podemos ver cómo se fueron sucediendo patronos y capellanes al menos hasta finales del siglo XVIII. Por ejemplo, en 1760 Don Gabriel Lasso de la Vega se presenta como patrón y fue el encargado de nombrar capellán, como sucesor de Don Diego Lasso de la Vega y Córdoba y su mujer Catalina de Guzmán y Ribera de la Cerda, quienes aparecen como patrones en documentos de 1715, tras la cesión del patronato a dicha mujer por su abuela Catalina de Guzmán y Carranza en 1708. Como se puede comprobar por los apellidos, se continuaba con la rama familiar y el linaje.
Los últimos enterramientos, como piensa el equipo de arqueólogos que los ha estudiado durante las recientes obras, datarían probablemente del siglo XIX. De hecho, en un inventario de la parroquia de 1884, esta capilla es llamada como la de los Capellanes, quizás porque la capellanía seguía aún activa o por el enterramiento de estos en la cripta del espacio.
Alejandro Román López
Doctorando. Universidad de Sevilla.
Doctorando. Universidad de Sevilla.
ORCID: 0000-0001-8215-6102
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