Mostrando entradas con la etiqueta Iglesia de San Andrés. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Iglesia de San Andrés. Mostrar todas las entradas

lunes, 16 de enero de 2023

La Iglesia de San Andrés (10): retablo de San José.



En la nave del evangelio nos encontramos con el retablo de San José con el Niño, ambas imágenes son de gran calidad aunque su autoría se desconoce. La obra es de madera tallada, estofada y policromado y mide 1,52 metros de altura

El retablo es del siglo XVIII y de estilo barroco tardío con estípites. Está realizado en madera tallada, ensamblada y dorada. Mide 6,60 metros de altura y 2,90 metros de ancho.


A ambos lados se encuentran San Francisco Javier Peregrino y el arcángel San Rafael. Ambas tallas están estofadas y policromadas. Miden 76 centímetros de altura.

Arriba, en el ático del retablo, podemos ver la figura de San Francisco de Asís. Fue tallada en madera estofada y policromado y tiene 55 centímetros de altura.

Sobre la peana que se apoya en el banco del retablo podemos ver un cuadro de la faz de Cristo que tiene la particularidad de que, según desde donde se mire, tiene los ojos cerrados o los ojos abiertos.

Continua en este enlace.

viernes, 13 de enero de 2023

La Iglesia de San Andrés (9): retablo de la Purísima.

 


El retablo de la Purísima se encuentra casi al final del muro de la nave del Evangelio, entre el retablo de San José y los pies de la iglesia, tras la puerta que da a la calle San Andrés.

Respecto a la autoría del retablo parece ser que la teoría más comúnmente aceptada es que D. Cristóbal Rodríguez Calvo, administrador parroquial, y su esposa, Dña. Leonor Nuño de Cabrera, contratan con el artista cordobés Andrés de Castillejo (1587) un retablo con imagen de la Purísima, según modelo aportado por Gaspar Núñez Delgado. 

La imagen de la Virgen parece ser que es discutida y después lo veremos. "El Bautismo de Cristo" y "San Cristóbal" se muestran a ambos lados de la talla virginal, "Dios Padre" sobre ella y "La Coronación de la Virgen" en el ático. El estilo del retablo es manierista y mide 5,95 metros de alto por 4,33 metros de ancho.


Así como tenemos claro quién realizó el retablo, actualmente existen dos posturas divergentes en lo relativo a la autoría de la imagen de la Inmaculada: numerosas fuentes asignan la talla directamente a Gaspar Núñez Delgado mientras que otras la atribuyen a Andrés de Castillejos.

Estas últimas tampoco descartan por completo la vinculación de Nuñez Delgado a la obra, pues en ellas se afirma que realizó un modelo en barro para que Castillejos lo trasladase a la madera, asegurando a su vez que este hecho se debió a que este último tenía a cargo también la fabricación del retablo que iba a presidir la figura de la Inmaculada. 

La imagen se fecha comúnmente en 1587 (año en que el administrador parroquial Cristóbal Rodríguez Calvo y su esposa Leonor Nuño de Cabrera contrataron el retablo con Castillejos), aunque también se la ha datado en 1586 y en 1612, fechas que permitirían seguir atribuyendo la autoría de la pieza a ambos. 

Esta última datación quedaría reforzada frente a las demás debido a la mención de la obra en una disposición testamentaria de 1589, en la que se establecía que la escultura tenía que tomar como referencia a una Inmaculada emplazada en la Casa Profesa de los jesuitas.



La imagen, en madera tallada, policromada y estofada, es de bulto redondo y mide 1,78 metros de alto. 

La Virgen posee un rostro juvenil, aunque no aniñado, como muchas Inmaculadas posteriores. Las facciones poseen cierto grado de angulosidad y en ellas destacan una nariz prominente y unos ojos entrecerrados con la vista dirigida al suelo. El cabello cae sobre los hombros formando pronunciados rizos, los cuales enmarcan tanto el cuello como la cara, girada a la derecha, y dejan a la vista la oreja izquierda. 

Los brazos están flexionados y las manos juntas en actitud orante, con ambas palmas tocándose y los dedos ligeramente doblados. En ambas extremidades se aprecia un desplazamiento hacia el lado opuesto al que gira la cabeza, gesto estrechamente vinculado a la tendencia artística que Martínez Montañés pondría en práctica en la Inmaculada llamada La Cieguecita.


La talla, cuya policromía corresponde a Francisco Pacheco (aunque también se le atribuye a Alonso Vázquez, quien habría policromado la escultura en 1598), viste túnica con motivos florales y manto azul sin apenas adornos (tan solo unos ornamentos en el borde). Este manto, cuyo envés muestra delgadas franjas horizontales de color negro sobre un fondo dorado, presenta una serie de pliegues angulosos desde la doblez de la cintura hasta los pies, donde destaca una peana conformada por una media luna y dos cabezas aladas de serafines en el frente. 

La imagen, descrita como «arrogante y muy original», posee fuertes lazos con el estilo artístico de Montañés, quien como discípulo de Núñez pudo haberse inspirado en ella para la creación de algunas de sus imágenes concepcionistas.


En el conjunto del retablo de la Inmaculada podemos encontrar varias pinturas pintadas todas en óleo sobre tabla por Alonso Vázquez en estilo manierista alrededor de 1587:
 
"El rey David tocando el arpa" (en el banco del retablo), 
"Los Reyes y Patriarcas de Israel" (en el banco del retablo), 
"San Cristóbal"(en la calle lateral derecha), 
"El Bautismo de Cristo" (en la calle lateral izquierda), 
"San Juan Evangelista" (en la calle lateral derecha), 
"San Lucas Evangelista" (en la calle lateral izquierda), 
"El Padre Eterno" (en el ático interior de la hornacina), 
"San José con el niño" (en el intradós del arco, lateral izquierdo), 


Bajo la talla de la Inmaculada tenemos un pedestal con una inscripción en latín que dice lo siguiente:

ANDREAS APOSTOLUS:QOMODO DE
INMACULATA TERRA FACTUS FUERAT
HOMO PRIMUS, NECESSARIOUM FUIT
UT DE INMACULATA VIRGINE NATUS
CHRISTUS VITAM AETERNAM QUAM
OMNES PERDIDENT REPARARET.


En una traducción más o menos libre, el texto viene a decir lo siguiente:

"El Apóstol Andrés:
Del mismo modo que el primer hombre
fue hecho de la tierra inmaculada,
así era necesario que Cristo,
nacido de la Virgen inmaculada,
reparara con la vida eterna
a todos los que la perdieron".



Continua en este enlace.

jueves, 12 de enero de 2023

La Iglesia de San Andrés (8): retablo de la Dolorosa o de la Virgen de las Angustias.

 

El retablo de la Dolorosa se encuentra junto al presbiterio, al inicio de la nave del evangelio. De estilo barroco, fue realizado en madera con las técnicas de tallado, ensamblado y dorado por un autor desconocido. Mide 6,42 metros de alto por 2,85 metros de ancho. Se presume que es del último cuarto del siglo XVIII.

Está documentado que la imagen santa de la Virgen de las Angustias fue realizada por Benito Hita del Castillo en 1670, quien, como ya sabemos, participó en la realización del retablo mayor junto a su tío Felipe Fernández del Castillo. 

Se trata de una imagen que comparte la compleja estética del siglo XVIII, tanto en el afectado gesto de dolor como en las decoraciones florales que adornan sus vestiduras. Aparece arrodillada sobre un cojín, con un enorme corazón traspasado por el puñal de dolor en el pecho. Sus devotos del templo de San Andrés también la conocen como Virgen de los Desamparados. La talla de madera fue realizada mediante las técnicas de estofado, policromado y dorado y su altura alcanza  los 1,25 metros.

En los laterales del retablo de la Dolorosa aparecen representados San Francisco de Borja y San Francisco de Paula y, en el ático, Santo Domingo de Guzmán, obras todas contemporáneas del retablo y ajenas a Benito Hita. 

San Francisco de Paula es talla anónima, estofada, policromada y dorada, de 76 centímetros de altura. San Francisco de Borja está realizado con las mismas técnicas y mide 77 centímetros. Igualmente es talla anónima. Santo Domingo de Guzmán fue elaborado también en madera estofada, policromada y dorada pero en un tamaño inferior, 52 centímetros.

Benito Hita del Castillo,  nació en 1714, y, a pesar de trabajar con su tío, parece ser que la formación de Hita tuvo lugar con Miguel de Perea. Sin embargo, es indudable que su estilo bebe del movimento de formas y del estudiado preciosismo de Duque Cornejo. Y aunque no consigue alcanzar ni los méritos ni la estudiada expresividad de sus creaciones, algunas de sus obras han llegado a ser confundidas con las del nieto de Pedro Roldán. Falleció en el año 1784.

Su obra más conocida la realizó en 1760 y se trata de la talla de San Juan que acompaña a la Virgen de la Amargura todos los Domingos de Ramos. El conjunto que forma con la Dolorosa acierta plenamente a la hora de representar a María deseando encontrarse con su Hijo camino del Monte Calvario, dando la impresión de que la Virgen camina ante las indicaciones del santo.


Continua en este enlace.

miércoles, 11 de enero de 2023

La Iglesia de San Andrés (7): la nave del Evangelio.

 

En la nave del Evangelio nos vamos a encontrar por este orden a los siguientes retablos y capillas: el retablo de la Dolorosa, la Capilla del Sagrado Corazón, el retablo de San José y el Niño, el retablo de la Purísima y el retablo del Cristo de la Buena Muerte. A cada uno de estos elementos le dedicaremos un artículo independiente explicando su contenido de forma más pausada.

Pero además de estos elementos vamos referirnos a algunos más de menor importancia que forman parte de la iglesia de San Andrés. Entre las diversas placas que adornan el muro quizá la más importante es aquella que celebra el cuarto centenario de la fundación de la Hermandad la Santísima Expiración de Nuestro Señor Jesucristo, más comúnmente conocido como la Hermandad del Cristo del Museo.







Continua en este enlace.

martes, 10 de enero de 2023

La Iglesia de San Andrés (6): la Capilla del Sagrado Corazón.



En el muro del Evangelio, entre los retablos de la Dolorosa y San José, podemos visitar la Capilla del Sagrado Corazón de Jesús, una capilla en la que destaca un retablo de estilo neogótico construido en el siglo XIX. 

Esta capilla, en su momento, fue la sede de la Hermandad de San Lucas, que perteneció al gremio de pintores, y en ella hay parte de una sillería de coro de finales del siglo XVIII que proviene del desaparecido convento de monjas dominicas de la Pasión.


La escultura de Jesús fue realizada por Adolfo López Rodríguez en 1894. 

Con su gran amigo, el pintor Virgilio Mattoni de la Fuente, López Rodríguez realizó la restauración de la capilla del Corazón de Jesús de la parroquia de S. Andrés en 1907, en la que él se encarga del exorno de paredes y altares (siendo suya también la imagen de S. Antonio tallada en madera policromada) y Mattoni de las pinturas. 


La imagen del Sagrado Corazón de Jesús de la Parroquia de San Andrés es una bella talla completa realizada en madera tallada y policromada. Los bloques de pino se ensamblan a unión viva conformando el embón de la pieza, mientras que la policromía se resuelve con la aplicación de óleo en la carnaciones y estofados al temple en el caso de las vestiduras. El resultado es un conjunto armonioso, lleno de sencillez y majestuosidad.

El Sagrado Corazón de Jesús se halla entronizado en la parte central del retablo neogótico que preside la estancia, flanqueado por pinturas goticistas de Mattoni que representan a dos ángeles heraldos de impronta medieval, de rostros exquisitos y cuerpos llenos de espiritualidad, portadores de bandas con leyendas de textos bíblicos.



Para los muros de la capilla del Sagrado Corazón de Jesús, Mattoni pintó una representación de Cristo Rey, muy ligada con la anterior, de aires patrióticos por la inclusión de escudos, en la que Jesús aparece junto al vallisoletano Padre Hoyos y Santa Margarita María de Alacoque. En la banda inferior se puede leer el texto:

Reinaré en España y con más veneración que en otras partes”

Al igual que los ángeles del retablo, esta obra tiene un decidido carácter neobizantino o neogoticista, con un Cristo Majestad entronizado y coronado de rostro netamente oriental.


La obra de la talla de Jesús fue realizada por Adolfo López Rodríguez. En la peana aparece inscrita la firma: "Adolfo López, Sevilla-1894". 










Continua en este enlace.

lunes, 9 de enero de 2023

La Iglesia de San Andrés (5): el presbiterio.

El presbiterio de la iglesia de San Andrés es muy rico en pinturas y en elementos escultóricos. Vamos a dividirlos según el el muro  del presbiterio en el que nos fijemos. Digna de reseñarse es la bóveda de crucería que los cubre.

El espacio que lo forma tiene forma poligonal y se distinguen tres tramos, quedando cubierta por una bóveda de nervadura cortada en el centro por un nervio que recibe el nombre de espinazo

Al final de este relato hablaremos también del patronazgo de esta capilla mayor por parte de la Familia Villacís.

1.- Presbiterio. Muro de la Epístola.

En el muro de la epístola nos encontramos con un calvario en una hornacina con algunos rasgos de estética mozárabe y que está situado junto al arco de entrada a la Capilla Sacramental. 

También sobre este muro encontramos seis pinturas que representan a la mitad del apostolado que siguió a Jesús durante su vida. Se creen que fueron pintados en el siglo XVII aunque la autoría no ha quedado totalmente clara ya que aún se discute si fueron pintados por el luxemburgués Pablo Legot o por Herrera el Viejo.

Todos los cuadros están realizado en óleo sobre lienzo y miden 133 centímetros de altura por 98 de ancho.


Los lienzos representan a San Pedro, San Andrés, Santiago el Menor, San Juan Evangelista, San Felipe, Santiago el Mayor, San Pablo, Santo Tomás, San Bartolomé, San Judas Tadeo, San Matías y San Mateo.

En el lado de la epístola también hay un lienzo de Jesucristo con las mismas características y autoría que los anteriores.




2.- Presbiterio. Muro del Evangelio.


En el muro del evangelio del presbiterio nos encontramos con la imagen de Santa Rafaela Porras y Ayllón, fundadora de en el siglo XIX de la Congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, que cuentan con una residencia en la cercana calle Cervantes.

En el resto del muro tenemos los lienzos de los seis apóstoles restantes de la colección de doce lienzos salidos de la escuela de Zurbarán. También se ha conservado una pequeña ventana con restos mudéjares.








3.- Patronazgo de la Capilla Mayor de la familia Villacís.

Los Villacís ostentaban el patronato de la capilla mayor de la iglesia parroquial de San Andrés de Sevilla, con asiento privilegiado y derecho de sepultura en ella. 

El 1 de julio de 1861, al hacerse las informaciones para el hábito de la Orden de Santiago de sus descendientes los hermanos Halcón y Villacís, el cura de San Andrés manifiesta a los informantes que en el archivo se custodiaba la fundación del patronato de la iglesia en 1483

En aquel momento, los informantes encuentran el asiento preferente y el sepulcro de mármol adornado con varios relieves, con un escudo dividido en cuatro cuarteles, que uno era igual al del sillón. También refieren la existencia de varios escudos de armas en las cornisas, que por su altura no podían distinguir, pero que el cura expresó que serían de la familia, pues en virtud del derecho de patronato que tenían no podía haber otros.

Al pie del altar mayor se encontraba una losa de mármol con la siguiente inscripción:

D. Francisco de Villacís Conde de Peñaflor Caballero de el Orden de Santiago del Consejo
de S. M. y su Presidente en la Real Casa de la Contratacion de Sevilla y Mayordomo
de S. A mando poner esta losa para mayor adorno de el entierro de los Sres. sus padres
patronos de esta Yglesia y capilla mayor de ella, de que asimismo es patrono
y lo son los sucesores en su casa y maiorazgo.

Al hacerse en 1664 las informaciones para el ingreso en la Orden de Alcántara de don Bartolomé Antonio de Villacís, vecino de Quito, se menciona la existencia de un rótulo alrededor del arco de la capilla mayor, que decía:

Son patronos de esta iglesia y capilla mayor los honrrados cavalleros Pedro de Villacís
y Doña Elena de Menchaca, su mujer, y los sucesores en su mayorazgo.
Renovó su entierro, dotó la iglesia, adornó y doró la capilla Don Francisco de Villacís,
su biznieto, Conde de Peñaflor, Caballero de la Orden de Santiago y Mayordomo de Sus Altezas.

Aunque en el siglo XVII se hiciera público y se dejara constancia de ese patronazgo (o posteriormente en el siglo XIX), todo comenzó con la figura de D. Pedro Villacís, personaje que se trasladó a Sevilla con motivo de haber sido nombrado por los Reyes Católicos para el cargo de Tesorero y Receptor de la Inquisición de España y Canarias, a raíz de la constitución del Tribunal del Santo Oficio. Por esta causa circularon por dicha ciudad unas coplas que decían:

"Judío de larga nariz
paga la farda a Villacís;
judío de nariz larga
paga la farda"

Don Pedro de Villacís recala en la Sevilla del siglo XV, es personaje influyente, se posiciona como tesorero de la Inquisición y desempeña el oficio de receptor de la farda de los judíos, que era algo así como recaudador de sus impuestos.

Fue Caballero Veinticuatro del Ayuntamiento de Sevilla y uno de los caballeros de esta ciudad convocados por los Reyes Católicos en 1494. Compró unas casas principales en la calle de la Plata (en el sitio que en la actualidad se llama Plaza de Villasís), en la collación de San Andrés, a don Antonio Manrique de Lara, Alcalde Mayor de Sevilla, con el cual tuvo algunas diferencias que sustanciaron, en virtud de laudo dictado por Alonso Núñez, por escritura otorgada el 13 de noviembre de 1521 ante el escribano Diego López.

Asimismo, y como antes se dijo, fundó el patronazgo de la capilla mayor de la iglesia parroquial de San Andrés de Sevilla, que a su esposa y a él dio el Cardenal Mendoza el 7 de marzo de 1483 con obligación de reedificarla a su costa. Tomó posesión de la capilla el siguiente día 12 de marzo.

Sin embargo, Pedro de Villacís no llegó a sepultarse allí, pues murió en Olmedo (Valladolid) y fue enterrado en la iglesia de San Francisco de dicha villa el 16 de febrero de 1534, día en que con las solemnidades legales, y a solicitud de su viuda, la justicia mandó abrir el testamento cerrado que ambos habían otorgado mancomunadamente en ese mismo lugar el 21 de noviembre de 1530 ante el notario Pedro de Herrera.

D. Francisco de Villacís, hijo mayor, sucedió en el mayorazgo que sus padres fundaron. Nació en Sevilla. Vivía en 1542, año en que el Ayuntamiento de Sevilla le devuelve la blanca de la carne en reconocimiento de su nobleza, pero estaba muerto ya en la fecha del 6 de noviembre de 1545, fecha en que la justicia concede a su viuda la tutela de sus hijos.


Continua en este enlace.

viernes, 6 de enero de 2023

La Iglesia de San Andrés (4): el retablo mayor.

 


En la primera década del siglo XVIII la retablística barroca sevillana va a experimentar un cambio de rumbo significativo. Sin abandonar las coordenadas barrocas, se avanza a una nueva modalidad de retablo, caracterizada por la utilización de la pilastra estipite y un nuevo tipo de talla ornamental, que entremezcla elementos de naturaleza vegetal con otros de tipo geométrico. Se sustituye así al retablo salomónico, que había alcanzado gran desarrollo en la segunda mitad del XVII.


Los principales artífices impulsores de la nueva tipología fueron el castellano Jerónimo Balbás que llega a Sevilla en 1705 y Pedro Duque Cornejo. Esta modalidad está vigente hasta los años centrales del siglo.

El núcleo sevillano de escultores contó con una clientela dispuesta a estimular la producción de retablos, permitiendo así la existencia de múltiples talleres como el de Felipe Fernández del Castillo, uno de los principales difusores del retablo de estípites por la provincia de Sevilla.

Pero esto era hablar del futuro de los retablos en las iglesias de Sevilla porque, a pesar de que Felipe Fernández del Castillo evolucionaría hacia las nuevas corrientes barrocas, el retablo de la iglesia de San Andrés fue construida justo en los inicios de esa evolución artística.


Una de las mejores obras de Felipe Fernández del Castillo fue el retablo mayor de la iglesia de San Andrés en Sevilla. Fue llevada a cabo entre 1732 y 1739 junto a su sobrino el escultor Benito Hita y Castillo y de Guzmán (más conocido por Benito Hita del Castillo) quien comenzó esta obra junto a su tío a la joven edad de dieciocho años. 


El retablo mayor de San Andrés está compuesto de un banco, un cuerpo dividido por columnas en tres calles y un remate en forma de ático donde destacan unas pequeñas columnas en forma de estípites que estructuran dicha parcela. Construido en madera, está tallado, ensamblado y dorado y mide 9,86 metros de alto por 6,81 metros de ancho.


A este momento inaugural parecen que pertenecen las tallas de San Pedro y San Pablo, en las calles laterales del cuerpo central, que escoltan a la Virgen Inmaculada. 

San Pedro está realizado en madera con técnicas de tallado, estofado y policromado, mide 1,53 metros de alto y es de estilo barroco. San Pablo, también en madera, fue tallado, ensamblado y dorado, su altura es de 1,53 metros y es de estilo barroco. 


En el centro del retablo podemos ver la imagen de la Inmaculada Concepción que realizó Jerónimo Hernández alrededor de 1570 y que se cree que proviene del antiguo retablo mayor diseñado por Antonio Maeda en 1594. La virgen Inmaculada, en el centro del retablo, fue realizada en madera con las técnicas de tallado, estofado y policromado, mide 1,69 metros y fue realizada en estilo manierista.

También de esta época son las tallas de San Andrés (en el centro del ático) y Santa Bárbara (a la derecha de San Andrés). Posterior es la figura de San Juan Bautista situada a la izquierda de la hornacina de San Andrés.

San Andrés está situado en la calle central, en la transición del cuerpo principal al ático. Está realizado en madera con las técnicas de tallado, estofado y policromado. Mide 1,40 metros de altura. Es de finales del siglo XVIII y su estética es  barroca.

Del mismo estilo fue realizada la talla de Santa Bárbara, con técnicas de tallado, ensamblado y dorado. Mide 1,53 metros de altura y fue realizada en el siglo XVIII por un autor anónimo como todas las tallas anteriormente citadas a excepción de la Inmaculada.

Sobre la imagen de la Inmaculada tenemos a la Eucaristía.


Continua en este enlace.