Ayer hablábamos del lugar en el que se reunían los comerciantes para hacer sus tratos y negocios durante los siglos XVI y XVII, el Patio de los Naranjos de la Catedral de Sevilla.
Sin embargo, en aquellos tiempos un papel firmado tenía menos valor que un apretón de manos. Como la religión lo alcanzaba todo, este apretón de manos entre comerciantes, si se hacía delante de la cruz, tenía el valor de un juramento o de un deber casi supraterrenal.
Los comerciantes, tras alcanzar los acuerdos económicos correspondientes, caminaban unos metros y, rodeando el templo catedralicio, se daban la mano ante esta insigne y magnánima cruz de sílex rosa.
A esta cruz, que actualmente está entre la Catedral y el edificio del Archivo General de Indias (antigua Lonja de Mercaderes) se le llama la Cruz del Juramento.
Esta cruz se realizó a principios del siglo XVII y ocupó un lugar cercano al actual. Tras la realización del edificio del Archivo, se instaló en el lugar donde hoy podemos verla.
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