martes, 31 de agosto de 2021

El Palacio de la condesa de Lebrija (3): el zaguán.



A través de la puerta claveteada entramos en un amplio zaguán de la casa-palacio de la condesa de Lebrija. Allí se encuentra la recepción del museo, donde puedes adquirir las entradas  de acceso al recinto (2021, 12 euros, incluye planta alta con guía y planta baja a tu aire).

El zaguán está cerrado por una reja que constituye un anticipo del extraordinario eclecticismo estilístico que impera en el resto de la casa.


Los azulejos del zaguán provienen de una finca de los abuelos de doña Regla, son del siglo XVIII y representan las cuatro estaciones del año y los continentes.

Del taller del trianero García Ramos salieron las imágenes alegóricas de las enjutas del arco de entrada. Están referidas a las artes (poesía, música, escultura pintura) y dos virtudes (la Fe y la Paz). 

También existe una pintura de la Virgen de la Antigua del siglo XVII y un panel cerámico con Santo Tomás del siglo XVIII de estilo barroco.

La solería es un espléndido opus sectile que contiene las variedades más apreciadas en mármoles y piedras duras empleadas en la época romana y cuyas canteras se agotaron el siglo III d.C. 

Son más de ochenta metros cuadrados, en ella está el giallo antico (un mármol amarillo sonrosado), el cipollino verdoso que se asemeja a las capas de la cebolla, el pórfido verde y el rojo, el ágata y varios tipos de granito, serpentina, jaspe y mármoles lisos que combinan cuadrados con círculos centrados rodeados de puntas triangulares, siempre con distintas alternancias de colores.

Esta solería fue hallada en 1902 en Santiponce. A doña Regla le gustó porque se asemejaba a otro que había visto en las ruinas del Palatino de Roma.






lunes, 30 de agosto de 2021

El Palacio de la condesa de Lebrija (2): la fachada.



Según nos indica la propia condesa en sus apuntes, la gran portada de mármol de la casa-palacio es del siglo XVI y no sufrió modificaciones durante el periodo de restauración y modificación del inmueble.

Sin embargo estudios posteriores indican que la fachada es del siglo XVII cuando, por matrimonio con doña Jerónima de Payba, la casa entró en poder del conde de Miraflores de los Ángeles cuyas armas Lasso de la Vega se pueden discernir en el escudo. De esta fecha es también los capiteles de las pilastras y el frontón curvo y roto que aloja el balcón.


Una puerta claveteada de madera permite el acceso al interior del edificio. Debido a la estrechez de la calle Cuna, la fachada tiene que ser contemplada desde la calle Goyeneta para verla en todo su esplendor.



domingo, 29 de agosto de 2021

El Palacio de la Condesa de Lebrija (1): su historia.




En los próximos días vamos a introducirnos de lleno en una de las casa-palacio más importantes de nuestra ciudad: la casa de la Condesa de Lebrija. 

El museo sevillano de la Condesa de Lebrija es mucho menos conocido, incluso entre los mismos sevillanos,  que otras casas-palacios de la ciudad de Sevilla como pueden ser la Casa Pilatos, la Casa Guardiola, la Casa Fabiola o el Palacio de Dueñas. Existe un motivo fundamental para que se diera esta circunstancia, aunque siempre ha estado abierto para los estudiosos, la casa ha permanecido en manos privadas entre los descendientes de doña Regla Manjón y Mergelina, condesa de Lebrija, compartiendo el edificio, de esta manera, una doble función, por un lado como galería pública y, por otro, como residencia privada de la familia.


Doña Regla Manjón y Mergelina, condesa de Lebrija a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, adquirió en 1901 la casa perteneciente al número 8 de la sevillana y céntrica calle Cuna siendo ya viuda de D. Federico Sánchez Bedoya, quien fuera alcalde de nuestra ciudad.


Tras el fallecimiento de su marido en 1898 es cuando doña Regla se embarcó en una empresa museística en la que invirtió todo su entusiasmo y buena parte de su capital. En 1901 adquirió la casa actual de la testamentaría de la condesa de Torrecuéllar. Aunque esté considerado como un sólo inmueble, en realidad se trataba de dos casas, las antiguas número 12 y 18 de la calle Cuna.  

Los orígenes de la casa se remontan a 1632, que es cuando se documenta que la familia Payba, de origen portugués y extremadamente rica, adquiere el inmueble. Posteriormente, por vínculos matrimoniales, la casa pasa a ser propiedad del conde Miraflores de los Arcos. En 1830 la casa es adquirida por Alonso de Santiago para utilizarla como casa de préstamos. Éste la vendió en 1861 a la condesa de Torrecuéllar, de cuya testamentaría pasó a manos de la condesa de Lebrija en 1901.

Desde su adquisición y hasta 1914, doña Regla no dejó de realizar reformas en la casa. Su visión era adaptar las adquisiciones arqueológicas y artísticas a la propia vivienda, aún a costa de tener que realizar obras.


En la casa-palacio-museo de la condesa de Lebrija tiene especial tratamiento las antiedades romanas, muchas de ellas extraídas de la cercana Itálica, sin embargo también vamos a poder ver algunas piezas musulmanas, otras de las civilizaciones precolombinas y algunas más posteriores a la conquista de América. Por último nos encontraremos de algunas piezas procedentes de monumentos andaluces ya desaparecidos, sobre todo en azulejos y cerámica.

El arquitecto elegido para la labor de adaptación y reforma del edificio fue don José Sáez López, cuya misión principal era integrar en dicho edificio todas las adquisiciones de la condesa de Lebrija. Aunque era la condesa quien le indicaba donde debía colocar cada una de ellas, Sáez López también trabajó con una gran dosis de libertad en sus diseños.

Doña Regla tenía la intención de plasmar la versión moderna de una casa sevillana: primero romana, después árabe, finalmente andaluza, de forma que su legado se perpetúe por los siglos. Tal como la describió su propietaria, “la casa es un relicario donde he guardado las venerables memorias de mis abuelos, los sagrados objetos de mis llorados muertos, las lujosas preseas de mi juventud, los fúnebres crespones de mi luto y los artísticos tesoros durante toda mi vida acumulados”.

Esta es la breve historia de la casa-palacio-museo de la condesa de Lebrija de la que vamos a hablar en los futuros post. Gracias a la actual marquesa de Méritos, doña Isabel de León y Borrero, podemos disfrutarlo actualmente como público visitante. 

Como podemos intuir, nos queda mucho por ver y descubrir. 


miércoles, 25 de agosto de 2021

La Casa Hermandad de la Virgen de la Cabeza en Sevilla.

 


Allá por el mes de febrero del año 2014, en el número 9 de la macarena calle de San Luís, se inauguró la sede de la Hermandad filial de la Virgen de la Cabeza en Sevilla, cuya sede está en la cercan iglesia de San Juan de la Palma en el inicio de la calle Feria.

Este proyecto vio la luz debido a la devoción y generosidad de doña Maruja Alcalá que puso todo su empeño y toda su fe en levantar esta Casa Hermandad para su amada Virgen de la Cabeza. La citada inauguración fue presidida por el sacerdote don Jesús Moya Sánchez.

Destaca en esta Casa Hermandad la hermosa fachada de azulejos diseñada y fabricada por Rincón del Arte. En la fachada, sobre la puerta de acceso existe un panel cerámico donde se puede leer en azul sobre blanco "Casa Hermandad Virgen de la Cabeza".

A la izquierda vemos un óvalo con la imagen de la Virgen con marta rojo y debajo una cartela con el paso de la Virgen ante la puerta ojivas de la iglesia de San Juan de la Palma. A la derecha vemos una escena tradicional romería que tiene lugar en el santuario trinitario de la sierra de Andújar.
















viernes, 20 de agosto de 2021

La columna de Hércules y su inscripción.

 


En el día de ayer vimos la inscripción en la peana de la columna de Julio César y hoy vamos a referirnos a la que existe en la peana de Hércules.

La de Hércules está la redactada en castellano. Se trata de una inscripción conmemorativa que da cuenta del reinado, gobernador, actuación e intervinientes en la obra. Dice lo siguiente:


REINANDO EN CASTILLA EL CATOLICO I MVI ALTO I PODEROSO REI DON FELIPE II Y SIENDO ASISTENTE EN ESTA CIVDAD EL IILMO S. CONDE DE BARAIAS MAIOR DOMO DE LA REINA NVESTRA S. LOS IILMOS SS. SEBILLA MANDARON HAZER ESTAS FVENTES I ALAMEDA I TRAER EL AGVA DE LA FVENTE DE EL ARÇOBISPO POR INDVSTRIA, ACVERDO, Y PARECER DEL DICHO S. ASISTENTE, SIENDO OBRERO MAIOR EL MAGNÍFICO S. JVAN DIAS IVRADO. ACABOSE EN EL AÑO DE M D L XXIIII.


Lo cual resulta, modernizando ortografía y puntuación y desarrollando abreviaturas, de la siguiente manera:

"Reinando en Castilla el católico y muy alto y poderoso rey don Felipe II, y siendo asistente en esta ciudad el ilustrísimo señor conde de Barajas, mayordomo de la reina nuestra señora, los ilustrísimos señores, Sevilla, mandaron hacer estas fuentes y alameda, y traer el agua de la fuente del Arzobispo por industria, acuerdo y parecer del dicho señor Asistente, siendo obrero mayor el magnífico señor Juan Díaz, jurado. Acabóse en el año de 1574".

jueves, 19 de agosto de 2021

La columna de Julio César y su inscripción.

 


Como todos conocemos, en la histórica Alameda de Hércules existen un par columnas romanas que sostienen las imágenes esculpidas de dos de los considerados como personajes fundadores de nuestra ciudad: Hércules y Julio César.

Ambas columnas tienen en su peana que le sirve de base sendas placas con unos textos que vamos a conocer a continuación, comenzando por la del dictador romano.

La primera inscripción, en latín, está en el pedestal de Julio César, gran prosista romano cuya pluma sacó a la antigua Híspalis de los rincones de la Prehistoria, pues no se ha conservado ninguna mención de la ciudad, ni siquiera epigráfica, antes de la de Julio César en sus Comentarios de la guerra civil (II 18,1 y 20,4) y no deja de ser relevante el hecho de que fuera el mismo personaje histórico que confiriera a la ciudad su estatus municipal dentro del Imperio Romano. 

Julio César no sólo fue patrón de Híspalis sino también una especie de padrino en la historia y la cultura; pero este reconocimiento, aunque implícito, ha quedado encerrado en los epígrafes capitales de la peana.

A pesar del tiempo transcurrido sólo se han deteriorado las letras colocadas entre corchetes:

D. FRANCISCO ZAPATAE COMITI BARAIEN. HVIVS VRBIS

MODERATORI VIGILANTISS. REGIAE PRAEFECTO DIGNISS.

IVSTITIAE CVLTORI AEQVISS. QVOD HANC COENOSAM

ANTE ET NEGLECTAM PALVDEM A TOTIVS VRBIS COLLVVIE REPVR[G]AVERIT IN AMPLISSIMAM AR[E]

AM FRONDOSO NEMORE CONSITAM FONTIBVSQ.

PERENNIBVS IRRIGVAM CONVERTERIT CIVIBVS COE

LVM SALVBRIVS [AV]RAMQ. [F]RI[GI]DIOREM SVB

AESTVANTE SIR[IO] REDDIDE[RIT] ARCHIEPISCOPALIVM AQVARVM [RIV]VM V[E]TVSTATE ET NEGLI

GENTIA INTERR[VPT]VM A NA[TIVA] SCATVRIGINE

RESTITVTVM [IN V]ARIOS VRBIS VICOS MAGNO SI

TIENTIS POPVLI S[OLATI]O DE[RIVARIT] HERCVLEAS

COLVMNAS HERC[VLEO] PENE [LA]B[OR]E TRANSTVLERIT VRBEM PORTIS MAGNI[FICE] STRVC[TIS] ILLVSTRAVE

RIT EAMQ. HVMANI[SSIME R]EXERIT S. P. Q. H.

AMO[RIS E]T GRATITVDI[NIS] ER[GO] P. P. ANNO 1578.


Para que pueda leerse en latín con facilidad, sigue una edición del texto de la inscripción con resolución de abreviaturas en cursiva y pertinente puntuación.

"Domino Francisco Zapatae comiti Baraiensi, huius urbis moderatori uigilantissimo, regiae praefecto dignissimo, iustitiae cultori aequissimo, quod hanc caenosam ante et neglectam paludem a totius urbis colluuie repurgauerit, in amplissimam aream frondoso nemore consitam fontibusque perennibus irriguam conuerterit, ciuibus coelum salubrius auramque frigidiorem sub aestuante Sirio reddiderit, Archiepiscopalium aquarum riuum, uetustate et negligentia interruptum, a natiua scaturigine restitutum, in uarios urbis uicos magno sitientis populi solatio deriuarit, Herculeas columnas Herculeo paene labore transtulerit, urbem portis magnifice structis illustrauerit eamque humanissime rexerit, senatus populusque Hispalensis amoris et gratitudinis ergo publice posuit anno 1578".

La traducción que podemos ofrecer es la siguiente:

"A don Francisco Zapata, conde de Barajas, diligentísimo Asistente de esta ciudad, meritísimo mayordomo de la Casa Real, integérrimo cumplidor de la justicia, por haber saneado de la inmundicia de toda la ciudad esta que fue antes laguna cenagosa y descuidada, convirtiéndola en una amplísima plaza sembrada de una frondosa alameda y regada por fuentes perpetuas, con lo que devolvió a los ciudadanos un ambiente más saludable y un aire más fresco bajo el ardor de la canícula, por haber encauzado desde su originario manantial el arroyo de Aguas del Arzobispo, cortado por vejez y abandono, para desviar sus aguas a varias parroquias de la ciudad en alivio del pueblo sediento, por haber trasladado con un trabajo casi hercúleo las columnas de Hércules y haber engalanado la ciudad con puertas magníficamente construidas, gobernándola con suma benevolencia, el regimiento y pueblo de Sevilla, en testimonio de amor y gratitud, dispuso este público reconocimiento en el año 1578”.