Tras la robusta puerta de madera de dos hojas nos encontramos con un pequeño espacio con techo bajo, es la entrada bajo el coro. Allí se puede leer sobre las yeserías el texto "Sin pecado original en el primer instante de su ser". Mismo mensaje que se repite por el otro lado de la nave central. A la izquierda de la entrada podemos ver un lienzo de Nuestra Señora del perpetuo Socorro.
Nos adentramos es una una iglesia columnaria que presenta una planta de forma rectangular con una prolongación de la cabecera y con dos cuerpos, también rectangulares, que se adosan en el muro de la nave de la Epístola, abierto a la calle Archeros. Su interior se organiza según tres naves divididas en seis tramos a través de dos hileras de columnas toscanas de mármol rojo que, a partir de arcos de medio punto, reciben los pesos de sus bóvedas, de cañón con falsos lunetos en la nave central, y de aristas en las laterales. Sobre los dos últimos tramos de la nave central, y ante el presbiterio, se levanta una cúpula sobre pechinas iluminada por dos óculos laterales; y el espacio del presbiterio se cubre mediante una bóveda de cañón con lunetos.
La iglesia presenta toda la superficie de sus bóvedas, cúpula e intradós de los arcos repletas de una profusa y volumétrica decoración de yeserías a base de motivos geométricos, vegetales y figurativos, que, junto con las pinturas murales que siguen la secuencia de las yeserías, dan un particular dinamismo y gran sabor barroco a su interior.
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