Como decíamos ayer, el apeadero se conecta con el patio principal en ángulo recto.
Al fondo del apeadero sale una puerta a la derecha con una pequeña escalera que nos introduce en el vestíbulo de acceso a las salas de las dos academias además de ser punto de partida en uno de sus vértices del patio principal del edificio.
En esta pequeña estancia nos encontramos con unos muebles antiguos que nos sirven de expositor de las obras que publican en las academias sevillanas. En el centro hay un gran jarrón oriental.
Sobre las paredes hay un azulejo dedicado a Don Florentín Pérez Embid, quien abonó los gastos de la restauración de este magno edificio.
En otras paredes vemos también algunas lápidas de agradecimiento a los patronos de las academias y a empresa Endesa que realizó gratuitamente la instalación de la iluminación artística del edificio.
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