Casa de dos puertas es difícil de guardar, eso dice el refranero español.
Sin embargo en este caso la situación del Hospital de la Caridad, instalado junto a los arenales del Guadalquivir, lo hacía necesario.
Las crecidas periódicas del río y las correspondientes inundaciones de las riberas fluviales obligaba al Hospital a tener accesos y salidas por donde evacuar al personal.
Imagínense la situación en el siglo XVI o XVII donde el agua entraba por la Calle Temprado y los enfermos y necesitados quedaban enclaustrados en un edifico con dos palmos de agua cuanto menos.
Era necesaria una salida y esta se encuentra en la calle de atrás, Calle Tomás de Ibarra.
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