Como todos los años, el ayuntamiento de la ciudad decide montar un belén en su edificio. Aquí podemos ver a San José y la Virgen recibiendo la adoración delo Reyes. Desgraciadamente no podemos ver a Jesús porque una columna nos lo impide.
¿Acaso mentía el gran Silvio Fernández cuando decía que "Sevilla no tiene que demostrar que es la ciudad más bonita del mundo"? Así es Sevilla, un lugar que enamora por sus rincones únicos, piedras antiguas y cantes hondos que se mezclan entre históricos palacios reales y soleadas alamedas, una ciudad que se mece sobre las plateadas aguas del Guadalquivir y es acunada por un cielo tan luminosamente azul que merece escribirle los versos más bellos del mundo.
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