En las paredes de esta pequeña sala están colgados algunos fragmentos musivarios, especialmente uno representante de la música báquica.
... continua en "El Palacio de la condesa de Lebrija (14)".
¿Acaso mentía el gran Silvio Fernández cuando decía que "Sevilla no tiene que demostrar que es la ciudad más bonita del mundo"? Así es Sevilla, un lugar que enamora por sus rincones únicos, piedras antiguas y cantes hondos que se mezclan entre históricos palacios reales y soleadas alamedas, una ciudad que se mece sobre las plateadas aguas del Guadalquivir y es acunada por un cielo tan luminosamente azul que merece escribirle los versos más bellos del mundo.
En las paredes de esta pequeña sala están colgados algunos fragmentos musivarios, especialmente uno representante de la música báquica.
... continua en "El Palacio de la condesa de Lebrija (14)".
La condesa de Lebrija fue la primera persona que puso en práctica las técnicas modernas de extracción y restauración de mosaicos romanos, pero además fue atrevida con su propia casa pues no dudó en derribar muros y adaptarlos a las formas y medidas de los mosaicos de manera que éstos pudieran conservarse en su estado y forma original.
Una de las piezas más delicadas de toda su colección es el pavimento de esta sala octogonal con fuente central para el que remídelo la habitación que comunica el salón principal con la sala de Dionisos.
El diseño es muy irregular, con cráteras de las que parte un tallo vertical, dos roles laterales y dos tallos inferiores que se enlazan a los de las cráteras contiguas en esbeltas estilizaciones de candelabros.
En el centro, la taza de la fuente está cubierta por un ajedrezado de rombos verdes, negros y blancos. Los temas son de un marcado clasicismo, lo que da a entender que este pavimento puede ser de la época de Adriano. Este mosaico ochavado fue el primero que adquirió la condesa en el año 1901.
... continua en "El Palacio de la condesa de Lebrija (13)".
Sobre una de las paredes del vestíbulo-pasillo que une el cenador de invierno con la sala de Medusa nos encontramos con esta roseta cerámica.
Aunque procedente de un alfar sevillano, esta roseta proviene de una casa de Arcos de la Frontera que perteneció a los abuelos de doña Regla. Este medallón estrellado era el centro del pavimento del patio de la casa señalada. A pesar de formar parte del suelo, la condesa decidió colocarla en una pared.
Su escena centra, bastante desgastada, en la que se ven jinetes a caballo, motivo frecuente en la cerámica barroca del siglo XVIII, indujo a la condesa a datar esta pieza en la época medieval en la que la lucha entre moros y cristianos ocupaban el tiempo de la población de aquella zona limítrofe entre reinos que era Arcos de la Frontera.
Uno de los conjuntos de mayor interés en azulejaría y cerámica es el comedor de verano de la casa. Se encuentra entre el patio de las palmeras y el cenador de cristal.
Las paredes están recubiertas de paneles figurativos de azulejos y guardillas pintados en tonos azules y en el suelo podemos ver pavimentos antiguos también del mismo estilo.
Fueron ejecutados con un estilo muy popular por un pintor anónimo sevillano que trabajó hacia el año 1700. En este caso la escena de mayor interés la forman una "Vista de Sevilla y Triana".
Según quedó escrito por doña Regla, los azulejos, del tipo Delft (Holanda), que representan algunas vistas de Sevilla, revestían antiguamente unos bancos de la misma estancia. al cambiar su ubicación, fueron mezclados con otros azulejos con motivos ornamentales para formar el zócalo y que datan de 1670.
Desde la sala de Ganímedes podemos salir al patio de las palmeras que, aunque sea un único nombre, engloba a dos patios unidos entre sí. El nombre le viene dado, entendemos, por los dos ejemplares de palmeras que existen en el primero de ellos.
Nada más entrar en el patio nos encontramos en el muro izquierdo del mismo un azulejo donde se reflejan unas palabras de doña Isabel de León, marquesa de Méritos, actual copropietaria de la casa-palacio y miembro de la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría en Sevilla.
Son diversos elementos los que nos encontramos en el patio que puedan captar nuestra atención, algunos romanos pero la mayoría procedentes de la tradición andaluza como una colección de azulejos costumbristas, otra colección de elementos decorativos de forja, piezas de cerámica o sendos azulejos de la Virgen y el niño, por un lado, y de la sagrada familia, por otro.
... continua con "El Palacio de la condesa de Lebrija (8)".