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viernes, 17 de agosto de 2012

Venus y Eros (Afrodita y Dioniso).



Una de las glorietas del Jardín de las Delicias nos representa una imagen muy maternal, a la diosa Venus con su hijo Eros. Desgraciadamente no podemos verle la cabeza a la diosa porque algún que otro desaprensivo se la rompió.

En la mitología romana, Venus era la diosa del amor. Afrodita para los griegos, hija de Júpiter y de Dione. Nacida de la espuma del mar de Chipre fecundado por los genitales de Urano, arrojado allí por su hijo Cronos (Saturno) después de haberlo castrado.

Como diosa del amor, el placer sexual y la belleza, tenía la perfección de su figura y la pureza de sus características, ella añadía un ademán inocente. En su dulce cara siempre tenía una sonrisa. 
Solía tener distintos amantes y era codiciada por muchos otros. Fue la madre de Eros (Dioniso) y de otros héroes y deidades romanas.

viernes, 10 de agosto de 2012

La estatua de Urania.



Urania es, en la mitología griega, la musa de la Astrología y de la Astronomía. Su nombre le viene por ser hija de Urano, aunque otros dicen que fue engendrada por Zeus, dios del Olimpo y por Mnemósina, diosa de la memoria, madre de ocho musas, dio a luz a la novena y última musa a quien llamaron Urania, también conocida como “la celestial”.

Apenas nacida, sus padres determinaron que representaría en sí misma todo lo relacionado con la Astronomía y la Astrología. Por lo que su vida se fundamentaría entre las ciencias exactas y el misterio de lo esotérico.

Fue así que creció iluminada por los astros del universo, jugando descalza entre ellos, interpretando y transmitiendo sus simbolismos, multifacética, enigmática, incursionó desde el álgebra y las matemáticas, hasta la interpretación de los sueños.

Ataviada con una túnica azul, color que representaba la bóveda celeste y un manto repleto de estrellas, llevaba siempre cerca de sí un globo terráqueo, en el cual medía posiciones con un compás que sostenía en una de sus delicadas manos.

Llegada a la adolescencia se enamoró perdidamente de Apolo y, de ese romance nació su único hijo, al que llamaron Lino.

En el Jardín de las Delicias podemos ver su estatua sobre un pedestal de piedra rodeada por un verde arbusto con flores.


sábado, 4 de agosto de 2012

El Salón Alto del Jardín de las Delicias.



Junto a la Avenida del Líbano, dentro de los Jardines de las Delicias, nos encontramos con un promontorio perfectamente construido para servir de salón de baile o de graderío para actuaciones culturales.
Desgraciadamente, cuando se construyó tenía unas figuras que le hacían más reconocible. Allí donde vemos esos cuatro jarrones que culminan los pedestales de las esquinas existían cuatro estatuas clásicas: los dioses Apolo, Juno, Marte y Mercurio, estatuas todas ellas que provenían del palacio Arzobispal de la localidad sevillana de Umbrete.
Estos pedestales fueron elaborados con piedra sipia extraída de las canteras de Morón de la Frontera y constituyen una singular muestra de la escultura pétrea de la segunda mitad del siglo XVIII, tanto por la calidad de la talla como sobre todo por la originalidad de sus diseños.
Los cuatro pedestales situados en el Salón Alto miden 1,5 m y constan de una base que se estrecha con la altura, y en la parte inferior los roleos forman una especie de sol que puede relacionarse con el escudo del cardenal Solís que fue que encargó toda esta magna obra escultórica para el palacio Arzobispal de Umbrete.


Close to the Avenue of the Lebanon, inside the Delicias Gardens, we meet a promontory perfectly constructed to use as ballroom or of high place for cultural actions.
Unfortunately, when it was constructed it had some statues that aren´t now.
There where we see these four vases that reach the pedestals of the corners, four classic statues were: the gods Apolo, Juno, Mars and Mercury, statues all of them that were coming from the Archepiscopal palace of Umbrete, a Sevillian village.

viernes, 3 de agosto de 2012

El dios Pan.



En los poco conocidos Jardines de las Delicias (en realidad su nombre es Jardines de las delicias de Arjona) nos encontramos con una serie de estatuas que vamos a comentar en esto días, casi todas ellas de corte clásico. Hoy podemos ver este pedestal sobre el que emerge el que fue para los griegos el dios Pan y para los romanos Fauno.

Según una de las tradiciones, cuando Hermes pastoreaba los rebaños de Driops, tuvo una relación amorosa con una de las hijas de ésta, de la que nació el dios Pan. Según esta teoría, cuando nació, presentaba sus miembros inferiores en forma de macho cabrío y el resto del cuerpo con apariencia de hombre. En la cabeza tenía dos cuernos y su cara era arrugada, con una barbilla prominente, con todo el cuerpo cubierto por una espesa capa de pelo. Se dice que, apenas nacido, escapó a las montañas, donde Hermes tuvo que buscarlo para llevarlo al Olimpo envuelto en una piel de liebre. Una vez allí, lo llamaron Pan, puesto que era la diversión de todos. 

Pan era el semidiós de los pastores y rebaños en la mitología griega. Era especialmente venerado en Arcadia, a pesar de no contar con grandes santuarios en su honor en dicha región.

Pan era, también, el dios de la fertilidad y de la sexualidad masculina desenfrenada. Dotado de una gran potencia y apetito sexual, se dedicaba a perseguir por los bosques, en busca de sus favores, a ninfas y muchachos.


Era el dios de las brisas del amanecer y del atardecer. Vivía en compañía de las ninfas en una gruta del Parnaso llamada Coriciana. Se le atribuían dones proféticos y formaba parte del cortejo de Dioniso, puesto que se suponía que seguía a éste en sus costumbres.

Era cazador, curandero y músico. Habitaba en los bosques y en las selvas, correteando tras las ovejas y espantando a los hombres que penetraban en sus terrenos.

Portaba en la mano el cayado de pastor y tocaba la Siringa, a la que también se conoce como Flauta de Pan.

Un día que perseguía a la ninfa Sirinx, llamó ésta en su socorro al río Ladón, su padre, quien la convirtió en caña; de ella cortó Pan un pedazo e hizo la primera flauta o caramillo, instrumento compuesto de varios cañones en disminución, en forma de organillo, y cada vez que la tocaba se henchían de leche las ubres de las ovejas.

Los galos mandados por Breno penetraron en la Grecia; iban a saquear el templo de Delfos, y los habitantes de aquel país invocaron el nombre de Pan: se apoderó un terror repentino de los galos, que huyeron precipitados sin que nadie los persiguiese; y desde entonces se llaman terrores pánicos los que proceden de una causa desconocida.